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¿Hacia unas terceras elecciones? Todo hace creer que sí
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Federico Quevedo

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¿Hacia unas terceras elecciones? Todo hace creer que sí

Estamos instalados en los proyectos personales, y mientras esto sea así seguiremos ofreciendo al mundo un espectáculo bochornoso

Foto: Operarios del Ayuntamiento de Pamplona colocan las urnas y papeletas en un colegio electoral. (EFE)
Operarios del Ayuntamiento de Pamplona colocan las urnas y papeletas en un colegio electoral. (EFE)

Les seré sincero… Hasta hace unos días creía que después de una sesión de investidura fallida esta próxima semana, habría una segunda sesión parlamentaria, tras las elecciones vascas y gallegas, en la que Mariano Rajoy conseguiría sacar adelante la investidura gracias a la abstención del PSOE. Es verdad que ese es el escenario con el que trabaja el PP, y así me lo contaba hace unos días un destacado ministro del Gobierno de Rajoy que incluso iba más allá y se mostraba confiado en que un golpe de mano dentro del Partido Socialista apartaría a Pedro Sánchez para poder facilitar esa abstención y que la situación se normalice, aunque sea por un par de años.

Sin embargo, el viernes por la mañana me encontré con un destacado exdirigente socialista, alguien que había tenido mucho poder dentro del partido, y que echó un jarro de agua muy fría sobre mis expectativas. Nos quedamos charlando un rato, y él se mostró extraordinariamente preocupado por el momento político y, sobre todo, por el hecho de que el país esté a las puertas de una situación especialmente grave por culpa de los proyectos personales de dos dirigentes políticos: Sánchez y Rajoy.

Lo que vino a decirme es que el PSOE no se va a mover de donde está ni en la primera ni en la segunda –si es que llega a celebrarse– sesión de investidura. “Eso significa que iremos a terceras elecciones”, le dije. “No te quepa duda”, contestó. Ingenuo de mí, añadí: “Bueno, al menos a esas terceras elecciones ya no se presentarán ni Sánchez ni Rajoy…”. Pero su respuesta fue contundente: “Se presentarán los dos, y seguiremos en el mismo sitio en el que estamos, por eso estoy tan preocupado”.

El PSOE no se va a mover de donde está ni en la primera ni en la segunda sesión de investidura. “Eso significa que iremos a terceras elecciones”, le dije

Es verdad que existe una alternativa con la que también sueñan algunos dirigentes del PP: la de que los nacionalistas se abstengan en la segunda vuelta de la investidura, tras las elecciones vascas, intercambiando apoyos en Vitoria y en Madrid. Pero lo cierto es que ese es un escenario muy débil y que, hoy por hoy, nadie contempla. La única opción real de que haya gobierno es que el PSOE cambie de opinión y acceda a dejar gobernar al PP en una situación de debilidad de la que podría obtener bastante provecho.

“Yo les he preguntado a mis compañeros de partido –me decía mi interlocutor–, qué es mejor: ¿que gobierne el PP con 137 escaños, que gobierne con 170 o terceras elecciones? Pues, obviamente, lo mejor para nosotros era que el PP gobernara con 137 escaños…”. Pero Sánchez está en su proyecto personal de supervivencia política, al igual que lo está Rajoy, aunque bien es verdad que tampoco un gesto del político gallego haciéndose a un lado garantizaría ahora la abstención del PSOE, porque eso supondría el final del mandato de Sánchez como secretario general de su partido.

¿Puede haber alguna clase de rebelión interna? En el PSOE, por lo dicho por mi interlocutor, no. La actual dirección tiene totalmente controlado el partido e, incluso, ha amenazado con expedientes disciplinarios a los barones críticos. Y en el PP hay un cierre de filas absoluto entorno a Rajoy. Bien es verdad que en el camino de unas terceras elecciones y si el resultado de las elecciones gallegas es de continuidad, alguna voz podría levantarse para forzar un cambio, aunque esto lo dejo para otro capítulo de esta interminable historia de bloqueo político.

Aunque pueda parecer lo contrario, el país necesita leyes y normas. Tiene que haber una dirección política y la ausencia de esto empezará a notarse en otoño

Lo cierto es que estamos en una situación inexplicable, de una absoluta irresponsabilidad. Hay quienes creen que no pasa nada, que incluso es bueno que el país siga así porque no parece tener consecuencias… Pero las tiene. De entrada, nos enfrentaremos de nuevo al riesgo de sanción por parte de la UE. Los proyectos de inversión se han paralizado y empieza a haber empresas multinacionales que se están replanteando sus proyectos de futuro en España.

Aunque pueda parecer lo contrario, el país necesita leyes y normas. Tiene que haber una dirección política y la ausencia de todo esto empezará a notarse seriamente a partir del otoño. Es más, hay quienes aventuran que de no resolverse esta situación, España afronta el riesgo serio de una nueva recesión económica. Pero estamos instalados en los proyectos personales, y mientras esto sea así seguiremos ofreciendo al mundo un espectáculo bochornoso.

Les seré sincero… Hasta hace unos días creía que después de una sesión de investidura fallida esta próxima semana, habría una segunda sesión parlamentaria, tras las elecciones vascas y gallegas, en la que Mariano Rajoy conseguiría sacar adelante la investidura gracias a la abstención del PSOE. Es verdad que ese es el escenario con el que trabaja el PP, y así me lo contaba hace unos días un destacado ministro del Gobierno de Rajoy que incluso iba más allá y se mostraba confiado en que un golpe de mano dentro del Partido Socialista apartaría a Pedro Sánchez para poder facilitar esa abstención y que la situación se normalice, aunque sea por un par de años.

Mariano Rajoy Ciudadanos