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Y otra vez las redes nos devuelven a la realidad de la miseria humana
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Y otra vez las redes nos devuelven a la realidad de la miseria humana

Los españoles dieron ayer muestra de solidaridad y cariño a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils, pero también hubo quien arremetió contra el Islam y los musulmanes

Foto:  Una imagen del minuto de silencio en la plaza de Cataluña. (Reuters)
Una imagen del minuto de silencio en la plaza de Cataluña. (Reuters)

Hace un par de meses tuve la oportunidad de desayunar con el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, en su despacho de la Castellana. Hablamos de muchas cosas y entre ellas, lógicamente, del terrorismo. Especialmente del terrorismo islamista, porque España se encontraba ya en nivel de alerta 4 y los atentados en el resto de Europa tenían a las fuerzas de seguridad españolas en permanente tensión. Zoido reconocía entonces que la actuación de nuestra Policía, Guardia Civil y policías autonómicas, especialmente los Mossos d'Escuadra, estaba siendo ejemplar y observada con mucha atención por el resto de fuerzas de seguridad de nuestro entorno.

La experiencia de años de lucha contra el terrorismo –pese a hablar de distintos tipos de terrorismo– y, sobre todo, unos niveles de información muy superiores a los de nuestro entorno, estaban permitiendo que hasta ese momento España pareciera ajena a la amenaza terrorista. Nuestras leyes permiten además detener a un sospechoso de radicalización, algo que no ocurre en otros países. Pero, dicho eso, Zoido también reconocía que el riesgo cero no existe y que era muy probable que en algún momento ocurriera algo, entre otras cosas porque los terroristas habían aprendido a matar utilizando medios muy baratos, como estamos viendo.

Lo que quieren es que crezca la islamofobia para justificar sus propias acciones, y que las redes sociales den rienda suelta a la violencia verbal

Y ha pasado. Lo habían intentado en varias ocasiones hasta que al final lo han conseguido. Una de las cosas que también manifestaba el ministro era su preocupación por la posible reacción a un atentado de estas características. Y es que en circunstancias como esta es relativamente fácil dejarse llevar por las emociones y permitir que aflore lo peor de cada casa. También lo mejor, por supuesto, y en términos generales, como ocurre casi siempre, los españoles damos muestra de lo mejor de nosotros mismos, de nuestra solidaridad, comprensión y cariño. Y nos unimos de nuevo en el rechazo a la barbarie, como ya habíamos hecho otras tantas veces antes.

placeholder Cientos de ciudadanos se han acercado a las Ramblas para dejar flores y velas encendidas sobre un cartel con el lema 'Catalunya, lloc de pau' ('Cataluña, lugar de paz'). (EFE)
Cientos de ciudadanos se han acercado a las Ramblas para dejar flores y velas encendidas sobre un cartel con el lema 'Catalunya, lloc de pau' ('Cataluña, lugar de paz'). (EFE)

Pero también están los que se dejan llevar por lo peor de la raza humana y arremeten sin contemplaciones contra todo lo que tenga que ver con el Islam y quienes profesan esa religión, cuando no piden expulsar a todos los inmigrantes magrebies de nuestro país. No voy ha hacer un relato pormenorizado de las barbaridades que he leído en estas últimas horas en las redes sociales, porque al igual que creo que no era necesario recrearse en las imágenes más dolorosas del atentado, tampoco creo que nos hagamos ningún favor reproduciendo muchas de esas burradas, y perdonen la expresión, de algunos que además se esconden tras el anonimato de internet para sacar su lado más miserable.

Pero está ahí, y no lo es menos que el de quienes se amparan en el fanatismo para matar. Y eso es, además, lo que están buscando. Aquí, y en Francia, y en Alemania, y en Bélgica… Lo que quieren es que crezca la islamofobia para justificar sus propias acciones, y cada vez que las redes sociales dan rienda suelta a la violencia verbal contra la inmigración musulmana, ellos se frotan las manos porque saben que así les será más fácil reclutar mercenarios dispuestos a morir matando. Pero la realidad es que los primeros que sufren la brutalidad del terrorismo del ISIS son los propios musulmanes, que mueren por centenas, cuando no por miles, asesinados por estos fanáticos en Irak, en Siria, en Pakistán…

Y muchos de los que vienen lo hacen huyendo de la masacre a que los somete la sinrazón del Estado Islámico. Estamos obligados a protegernos, es verdad, pero lo estamos también a ser solidarios con los que sufren y lo han perdido todo a manos de estos salvajes. Y ambas obligaciones son perfectamente compatibles. Lo contrario supondría ofrecer a los asesinos una justificación para sus ataques, y creo que no queremos eso.

Hace un par de meses tuve la oportunidad de desayunar con el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, en su despacho de la Castellana. Hablamos de muchas cosas y entre ellas, lógicamente, del terrorismo. Especialmente del terrorismo islamista, porque España se encontraba ya en nivel de alerta 4 y los atentados en el resto de Europa tenían a las fuerzas de seguridad españolas en permanente tensión. Zoido reconocía entonces que la actuación de nuestra Policía, Guardia Civil y policías autonómicas, especialmente los Mossos d'Escuadra, estaba siendo ejemplar y observada con mucha atención por el resto de fuerzas de seguridad de nuestro entorno.

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