Existe en el Partido Popular un discurso alternativo al de Mariano Rajoy

Lo comprobé, en vivo y en directo, el pasado jueves por la tarde. Ese día, Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, presentaba en la librería Santos Ochoa de A Coruña el libro 'El Desengaño', junto a sus dos autores: Fernando Jáuregui y yo mismo. Feijóo habló mucho, se le veía cómodo y con ganas de dejar salir muchos de sus pensamientos. Y tanto en su intervención escrita y preparada, como en el turno de respuesta a las preguntas del público, hilvanó un discurso distinto y distante de lo que estamos acostumbrados a escuchar en boca de los principales dirigentes del PP, especialmente de su presidente, Mariano Rajoy.

En los oídos y en las retinas de los allí presentes, todavía coleaban las últimas informaciones sobre el polémico máster de Cristina Cifuentes. Solo un día después, Mariano Rajoy volvería a respaldarla, de aquella manera, comparando lo incomparable con otros casos que, siendo sin duda algún motivo de reprobación ética y moral, nada tienen que ver con la mentira sobre la que la presidenta de la Comunidad de Madrid ha construido una explicación que se ha diluido como un azucarillo en agua caliente tras la confirmación de que nada de lo dicho era verdad.

El discurso de Feijóo había que leerlo entre líneas porque, sin mencionar a nadie, estaba dirigiéndose directamente a la protagonista del escándalo

Pues sobre eso, sobre la mentira y sobre la verdad, dedicó Núñez Feijóo buena parte del tiempo a su intervención. Un discurso que había que leer entre líneas porque, sin mencionar a nadie, estaba dirigiéndose directamente tanto a la protagonista del escándalo como a quienes insisten en apuntalarla en una estrategia suicida que pretende conseguir que Ciudadanos se estrelle en una moción de censura apoyando a la izquierda. Y no se dan cuenta de que están generando tal clima de rechazo entre su propio electorado que, ahora mismo, incluso el votante de centro derecha estaría dispuesto a que el PP pierda el gobierno de Madrid hasta las elecciones de 2019, como forma de castigo a un comportamiento impresentable y prepotente.

Un discurso alternativo

Ese discurso sobre el valor de la verdad y la necesidad de que los políticos la protejan y le den el valor que se merece, me pareció trascendental en el mensaje de Feijóo. Pero no fue lo único. El presidente gallego reconoció que España estaba viviendo un momento de cambio profundo, muy similar al que se produjo en la Transición, y no dudo en admitir que podíamos estar ante una Segunda Transición que, según dijo, iba a necesitar de un esfuerzo de diálogo y de consenso por parte de todos. Y fue más allá, porque en esa misma línea, el líder del PP gallego, el único que todavía consigue victorias con mayoría absoluta, reconoció que el problema de Cataluña no puede solucionarse solo con las togas —que obviamente deben de actuar para hacer que prevalezca la ley—, sino que es necesaria una acción política hoy por hoy inexistente.

Hay cosas que no dijo, por prudencia, pero que me consta que comparte, como la idea de que es absurdo que siga habiendo dirigentes políticos catalanes en prisión preventiva, o la de considerar una barbaridad —porque lo es, lo diga quien lo diga— el calificativo de terrorismo a lo que no va más allá de vandalismo urbano. Feijóo es consciente de que la sociedad ha cambiado, de que el nivel de exigencia a los políticos es totalmente diferente al de hace unos años. Y lo es también de que su partido se ha quedado atrás, de que ha perdido la capacidad de conectar incluso con sus votantes más leales, y ya no digamos con los que no lo son tanto. ¿Es posible que ese discurso alternativo se haga fuerte en el PP? Parece difícil mientras siga Rajoy al mando, pero si el PP no hace algo antes de las elecciones municipales y autonómicas, si no se atreve cambiar de candidato y de discurso, se van a cumplir los peores escenarios que dicen las encuestas. Y entonces ya será demasiado tarde.