Imaz cruza el charco y se va de profesor a la Universidad de Harvard lejos de Ibarretxe

Dicen que las crisis son oportunidades de transformación. Y qué mayor transformación que la que disfrutará Josu Jon Imaz, el todavía presidente del PNV, que no se presenta a la reelección para evitar la ruptura del partido. Pasará seis meses contratado como profesor en la Universidad de Harvard, y un mes adicional en la London School of Economic, poniendo así el Atlántico de por medio con la política vasca.

Imaz dedicará el próximo semestre a codearse con políticos y empresarios, reflexionando sobre la crisis del Estado-nación o sobre las relaciones entre Europa y los Estados Unidos, posiblemente en la John F. Kennedy School of Govermment, el selecto centro dedicado a la formación de los líderes mundiales.

Un café en Harvard Square, un paseo por Cambridge, un poco de ejercicio a orillas del río Charles -que es como su querida ría del Nervión pero con barcos de vela al atardecer hasta que llegue la nieve-, grupos improvisados de músicos por las calles… es seguro que el político vasco cargará pilas y se recuperará del desgaste sufrido estos años. No en vano el centro al que va destinado integra la Grecia del siglo XXI: Boston y su entorno, en el estado de Massachusetts, cuya principal industria son su más de medio centenar de universidades.

El presidente del EBB del PNV mantiene una buena relación con el político norteamericano Bill Richardson, que se postula como candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos. Vinculado a la Universidad de Harvard y gobernador del estado de Nuevo México, Richardson se siente orgulloso de sus raíces hispanas, en concreto vascas, por la vía materna. Así lo declaró durante la visita que, en 2004, realizaron Imaz y el convergente Artur Mas a la Convención Demócrata, aquella en la que los nacionalistas demostraron que no estaban aislados internacionalmente a pesar del empeño de José María Aznar.

Y mientras Imaz se dedica a la élite del mundo académico, el lehendakari Juan José Ibarretxe pondrá en marcha la ‘matraka’ de su consulta soberanista imposible, aunque la banda terrorista ETA siga asesinando y amedrentando. Algo a lo que se oponía el líder nacionalista. En este tiempo de ausencia, su alter ego, Iñigo Urkullu, se hará, previsiblemente, con la presidencia del partido en el proceso congresual que culmina en diciembre próximo. Es de prever que Urkullu dedique los próximos meses a pacificar el partido y, si es necesario, a limpiarlo de soberanistas ‘contestones’. ¿Preparará un posible regreso de Imaz a la política vasca?... En política, siete meses de ausencia es una eternidad.