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Se paró París: Cósima Ramírez Ruiz de la Prada, reina del baile de las debutantes del ‘Crillon’
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Se paró París: Cósima Ramírez Ruiz de la Prada, reina del baile de las debutantes del ‘Crillon’

En efecto, se paró París. Tras unas jornadas de violentas protestas sociales, provocadas por las huelgas contra la política de reformas del nuevo Gobierno galo, Nicolas

En efecto, se paró París. Tras unas jornadas de violentas protestas sociales, provocadas por las huelgas contra la política de reformas del nuevo Gobierno galo, Nicolas Sarkozy pudo por fin vivir una noche tranquila. La ocasión lo merecía. Era sábado, 24 de noviembre, y en los salones del famoso Hotel Crillon, en el 10 de la Plaza de la Concordia, pieza emblemática de la arquitectura gala del XVIII, se celebraba la decimoséptima edición del baile de las debutantes o Bal Crillon.

Lo explicaba este sábado la revista Yo Dona, que el diario El Mundo encasqueta los fines de semana a sus lectores por 20 céntimos de euro. Según la revista, se trata de “una de las veladas más hermosas del mundo. Una noche glamurosa en la que 24 jóvenes de apellido ilustre vivirán -vestidas de Alta Costura- su particular cuento de hadas”. La paz social se hizo en Francia. Y Sarko ganó su pulso a los sindicatos.

La particularidad del baile de este año es que entre las debutantes se encontraba la española Cósima Ramírez Ruiz de la Prada, hija de una notoria pareja riojano-catalana, la formada por uno de los hombres más influyentes de España –entre los 10 primeros, según los rankings que todos los años publica el periódico que él mismo dirige-, y una modista catalana de gran éxito en El Corte Inglés, aspirante, además, al marquesado de Castelldosrius y la baronía de Santa Pau. La señorita Cósima compartió estrellato en el Crillon con gente tan principal como las nietas del senador Kennedy o la hija del cantante Phil Collins.

Los orígenes de esta fiesta datan de 1951, explicaba el sábado Yo Dona, “cuando Carlos de Beiztegui, un adinerado caballero de origen vasco afincado en París y con la debilidad de organizar fiestas espectaculares en las que reunía a la crème de la crème de su época, ideó el Bal costumé, un baile de disfraces que celebró en su palazzo de Labia, en Venecia”. Más de cuatro décadas después, Ophélie Renouard -conocida relaciones públicas francesa que se declara amante de la belleza y de la pasta-, es la encargada de organizar, año tras año, el evento.

La propia Mlle. Renouard lo explicaba a la revista: “Bal Crillon se celebra desde 1991, año en que mi equipo y yo decidimos retomar aquellos bailes de debutantes que antaño se presentaban en Versalles o en la Ópera de París”. Ella misma se encarga de seleccionar a las invitadas, algo más de una veintena de muchachas pertenecientes, como se ha dicho, a destacadas familias -generalmente pertenecientes a millonarios tejanos y príncipes del Golfo- previo pago de una modesta cantidad en dólares o euros.

La soirée, acogida al signo de la elegancia más refinada, es también un homenaje a la Alta Costura, puesto que cada debutante y su correspondiente vestido representan al modisto que lo ha confeccionado. Nombres como Chanel, Lapidus, Valentino, Rabanne, Givenchy, Féraud, Versace, Ungaro, Dior y Lacroix, habituales en el Bal Crillon, han vivido jornadas de intensa zozobra en los días previos al baile de las debutantes, ante la perspectiva de tener que competir con un vestido salido de la factoría de la mamá de Cósima, una mujer muy voluntariosa, cuyos diseños son a la alta costura lo que el champagne extremeño al Dom Pérignon.

Naturalmente las debutantes asisten portando las mejores joyas de la familia, en compañía de sus orgullosos padres y amigos. La particularidad del caso es que también acuden escoltadas por un “cavalier” o acompañante, con quien bailarán el consabido vals después de una cena muy especial. Las jeunes filles hacen su entrada en el gran salón comedor desfilando entre las mesas de los invitados, del brazo de sus galantes cavaliers, mientras sus nombres sueñan por la megafonía en francés e inglés, presentadas por un especialista en familias reales y principescas.

No ha sido revelado el nombre del cavalier de Cósima. Tras la fiesta, las debutantes se desmelenan y bailan por lo moderno, antes de retirarse a pasar la noche en las lujosas habitaciones del Crillon, aunque la organización no especifica si solas o en compañía del cavalier.

Vaya desde aquí nuestra felicitación a Cósima Ramírez Ruiz de la Prada, a quien deseamos toda clase de éxitos futuros, y su destacada familia, que tan alto ha sabido dejar el pabellón de España y de su Alta Costura, en un evento de tanto renombre internacional.

En efecto, se paró París. Tras unas jornadas de violentas protestas sociales, provocadas por las huelgas contra la política de reformas del nuevo Gobierno galo, Nicolas Sarkozy pudo por fin vivir una noche tranquila. La ocasión lo merecía. Era sábado, 24 de noviembre, y en los salones del famoso Hotel Crillon, en el 10 de la Plaza de la Concordia, pieza emblemática de la arquitectura gala del XVIII, se celebraba la decimoséptima edición del baile de las debutantes o Bal Crillon.