Sin corbatas y a lo loco: Corbacho se solidariza con el estilo Sebastián

El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, le ha enviado un termómetro al presidente del Congreso, José Bono, para que mida la temperatura del hemiciclo. Ha sido su respuesta después de que éste le regalara el miércoles una corbata por ir con el cuello al aire. Con el regalo del termómetro, Sebastián quiere que el presidente del Congreso sea consciente de la necesidad de "subir la temperatura" del hemiciclo, excesivamente baja, y que se una a la campaña de ahorro energético que promueve el Ministerio de Industria, según fuentes de este departamento.

Además, con el citado obsequio el titular de Industria quiere agradecer el gesto de Bono, que le regaló una corbata con leones del Congreso durante el pleno extraordinario en el que se sometía a examen la gestión del Gobierno ante la crisis. No obstante, Sebastián ha mostrado su intención de comenzar a utilizar la corbata que le ha regalado Bono a partir de octubre, mes en el que finaliza la orden dada en el Ministerio que dirige de mantener la temperatura a 24 grados. En Industria, todos sus trabajadores "sin distinción jerárquica", pueden usar vestimenta formal y reducir la utilización de la corbata a actos oficiales externos o reuniones de carácter institucional.

Bono ha tenido que restar importancia al regalo de la corbata. Su celo por las formas refinadas y la retitud ha encajado un golpe al mentón por parte de su compañero de bancada. Pero la sublevación de las corbatas es todo un hecho. Ayer jueves, el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, se solidarizó con el señalado Sebastián. Como si fueran unas cadenas opresoras, el catalán se quitó la corbata tras participar en un acto oficial y aseguró que es partidario de que en verano no se lleve corbata.

Con estas palabras Corbacho se refirió a la "anécdota" ocurrida en el Congreso. Mal que le pese a Bono, a partir de la semana que viene no llevará corbata y que confía en que el presidente del Gobierno no me riña: "La formalidad se puede mantener con corbata y sin corbata. No hay que hacer de la corbata una especie de dogma por el que parezca que los políticos con cargo de representación estemos obligados a llevarla". ¡A las barricadas, todos sin corbata!