Es noticia
Rodrigo Rato medita su futuro político en la consulta de yoga de Ramiro Calle
  1. España
  2. El Confidente
El Confidencial

El Confidente

Por

Rodrigo Rato medita su futuro político en la consulta de yoga de Ramiro Calle

Una tarde cualquier de invierno. Corazón del céntrico y exclusivo barrio madrileño de Salamanca. En la calle Ayala, una de sus arterias, pasa consulta el maestro

Una tarde cualquier de invierno. Corazón del céntrico y exclusivo barrio madrileño de Salamanca. En la calle Ayala, una de sus arterias, pasa consulta el maestro de yoga Ramiro Calle, toda una institución en la materia, con más de 30 años a sus espaldas como gurú de la meditación oriental. Entre sus alumnos, vecinos pudientes de la zona, ejecutivos con oficina en los aledaños, artistas con posibles y algún ex político en busca del zen perdido.

 

Martes, 27 de enero. A punto de dar las cinco de la tarde, Rodrigo Rato sube de dos en dos las escaleras que llevan al piso donde Ramiro Calle pasa consulta. Llega tarde a su cita con el maestro orientalista. El ex vicepresidente del Gobierno del PP acude a su encuentro semanal con el karma, necesitado de liberar tensiones antes de ser investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Todo espíritu necesita su ración de enseñanza.

Sin embargo, no es la investidura ni el porte del birrete lo que trae de cabeza a Rato. Tampoco la actual crisis económica que ahora ve desde la barrera después de dar la espantá al frente del FMI. Al que fuera hombre fuerte bajo el mandato de Aznar le llueven los cantos de sirena, cual Mesías redentor, para recordarle las bondades de su persona y su poder como eventual líder unificador de las huestes populares que ahora pastorea sin éxito Rajoy.

Tal es la insistencia, que Rato anda más necesitado que nunca de los silencios conciliadores de su maestro de yoga. La disyuntiva es seria y grave. Por un lado, tener que renunciar a la cómoda vida privada que ejerce como asesor de clientes singulares, como La Caixa, el Santander o Lazard. Por otro, someterse de nuevo al escrutinio del ojo público como cabeza visible de un partido desmembrado que no rasca bola en la oposición. ¿Lo tendrá claro Ramiro?

Una tarde cualquier de invierno. Corazón del céntrico y exclusivo barrio madrileño de Salamanca. En la calle Ayala, una de sus arterias, pasa consulta el maestro de yoga Ramiro Calle, toda una institución en la materia, con más de 30 años a sus espaldas como gurú de la meditación oriental. Entre sus alumnos, vecinos pudientes de la zona, ejecutivos con oficina en los aledaños, artistas con posibles y algún ex político en busca del zen perdido.