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A diferencia de Garzón, el Rey caza en viernes laborable
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A diferencia de Garzón, el Rey caza en viernes laborable

Con España partida en dos mitades a cuenta de la famosa cacería protagonizada al alimón por el juez Campeador Garzón y el ministro de Justicia, el

Con España partida en dos mitades a cuenta de la famosa cacería protagonizada al alimón por el juez Campeador Garzón y el ministro de Justicia, el rojillo Bermejo, en una finca cercana a Torres, Jaén, el Rey Juan Carlos voló a primera hora del viernes pasado, laborable en el calendario, a la finca El Cristo de su buen amigo Germán Gamazo Hohenlohe, marqués de Soto de Aller, conde de Gamazo y vizconde de Miravalles, sita en la carretera AV910 entre los términos municipales de Corchuela y Candeleda (Nacional V, salida Oropesa), faldas mismas del impresionante Pico del Moro Almanzor (Gredos), una de las mejores fincas de España de caza mayor, a practicar eso mismo: la caza mayor.

Y es que el Rey Juan Carlos no necesita esperar al fin de semana para darle al rifle de mira telescópica, como un juez cualquiera o un ministrillo al uso. En plena temporada de caza, el Monarca pasa no pocos días de la semana de montería, eligiendo entre la panoplia de fincas de ricos hacendados que se disputan su presencia y le asedian con invitaciones. Aunque una montería que se precie puede costar no menos de 3.000 euros por cabeza, el Rey caza por el morro y gratis total, como es de rigor, con los dueños de la finca encantados de haber tenido al Monarca en casa, dispuestos a presumir luego de amistades poderosas que les permiten estar a la última.

Aunque la espléndida finca de Gamazo padre, una de las mejores de España en su tiempo, ha sido dividida entre sus hijos (Ana Gamazo Hohenlohe, la santa de Juan Abelló, tiene su parte), sigue siendo una de las mecas de la caza mayor, con bichos de extraordinaria arboladura. La montería del viernes 13 de febrero en El Cristo resultó muy selectiva: apenas 10 escopetas acompañando al Rey (entre ellas el propio Abelló y el inseparable Alberto Alcocer), y en ella se cobraron 90 piezas, entre venados y guarros (jabalíes). Este fin de semana no se hablaba de otra cosa entre el elenco de ilustres cazadores del Reyno, siempre deseosos de lucir sus habilidades al lado del Monarca.    

Cazar en El Cristo es como cantar en la Scala de Milán: un lujo solo al alcance de unos pocos. Hace unas semanas, pleno mes de enero, la finca de Germán Gamazo estuvo en boca de la elite madrileña a cuenta de la reaparición en público, milagro, milagro, de Manolo Prado y Colón de Carvajal, el intendente del Rey. Y cuentan que mientras Ana Abelló paseaba los perros por un paisaje de encinas, los invitados se preguntaban con mal disimulada guasa cómo se las arreglaría el manco Manolo para disparar su rifle. Unos opinaban que el ‘secretario’ (criado que porta armas, munición y demás avituallamiento) presta su hombro a don Manuel para que éste, nada más divisar la presa, apoye su rifle en él y dispare, mientras que otros aseguraban que con gran habilidad se sirve del antebrazo mellado para una función que, por cierto, realiza con maestría impropia de su edad.

Con España partida en dos mitades a cuenta de la famosa cacería protagonizada al alimón por el juez Campeador Garzón y el ministro de Justicia, el rojillo Bermejo, en una finca cercana a Torres, Jaén, el Rey Juan Carlos voló a primera hora del viernes pasado, laborable en el calendario, a la finca El Cristo de su buen amigo Germán Gamazo Hohenlohe, marqués de Soto de Aller, conde de Gamazo y vizconde de Miravalles, sita en la carretera AV910 entre los términos municipales de Corchuela y Candeleda (Nacional V, salida Oropesa), faldas mismas del impresionante Pico del Moro Almanzor (Gredos), una de las mejores fincas de España de caza mayor, a practicar eso mismo: la caza mayor.