Zeta se ‘carga’ a uno de sus directores adjuntos y después le pide que se quede porque es muy caro despedirle

A la espera de la lista negra de los despedidos del Grupo Zeta. En el buque insignia del holding de Antonio Asensio Mosbah parece que no se aclaran. El Periódico de Cataluña no sabe si despachar a sus periodistas o darles un cargo en el diario. Este es el curioso caso de José Antonio Sorolla, quien fuera uno de los fundadores del rotativo y director adjunto entre los años 2000 y 2006, que en una semana ha pasado de estar en el paro, tras su despido fulminante, a ser el subdirector de fin de semana.

En plenas quinielas de quienes van a ser los periodistas que van a sufrir el inminente expediente de regulación de empleo del diario -si no hay ningún otro contratiempo, la lista se hará pública el próximo jueves 2 de abril-, Sorolla recibió la noticia de que ya no contaban con sus servicios en París, en donde ejercía como corresponsal desde noviembre de 2006. Para dar a conocer la noticia al resto de sus compañeros, Sorolla visitó la redacción de Barcelona de El Periódico el miércoles 25 de marzo. Allí, dijo adiós a la plantilla y a los más de veinte años de profesión que ha dedicado a esa casa.

La emotiva despedida tuvo lugar por la mañana, pero el veterano periodista no pudo disfrutar ni unas horas de su retiro. Esa misma tarde, el diario se puso de nuevo en contacto con él para anunciarle que, de retirarse, nada de nada. Los contables de El Periódico llegaron a la conclusión de que despachar a Sorolla, que no cobraba como corresponsal, sino como director adjunto, era demasiado caro y que no lo podían costear.

Viendo que los números no salían, la dirección del grupo pensó que era más rentable que se quedara en el diario. Por eso, le han creado un cargo a medida: Sorolla será ahora el subdirector de fin de semana hasta que lo puedan jubilar, que tampoco va a prolongarse mucho, ya que tiene 59 años.

Sorolla, que ya se veía disfrutando de la cuantiosa indemnización por su despido, se va a tener que quedar con las ganas y tendrá que ir a trabajar todos los fines de semana hasta el final de sus días laborables, porque en estos momentos el Grupo Zeta, que ha tenido que pedir un crédito de 245 millones, no puede hacer frente a la indemnización del periodista.