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Alfredo Sáenz aclara la intervención de Banesto: la valoración de los activos fue “política”
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Alfredo Sáenz aclara la intervención de Banesto: la valoración de los activos fue “política”

Aún no se han apagado en Madrid los ecos de la espléndida Tercera publicada en ABC el martes, último día de marzo, por Alfredo Sáenz, vicepresidente

Aún no se han apagado en Madrid los ecos de la espléndida Tercera publicada en ABC el martes, último día de marzo, por Alfredo Sáenz, vicepresidente primero y CEO del Santander, con el sugestivo título de “Gestionando la crisis: fortaleciendo al débil sin debilitar al fuerte”. Aunque un poco cajón de sastre, don Alfredo da consejos a los líderes del G20 reunidos en Londres, les regala sus recetas y, desde el promontorio de la Ciudad Financiera de Boadilla del Monte, les advierte sobre cómo deben hacer las cosas en momentos de zozobra como los actuales, indicándoles, sin que le tiemble el pulso, “pautas y principios que deben cumplir las medidas de apoyo al sistema financiero que en su caso se acuerden de forma multilateral”. Casi nada lo del ojo y estaba tuerto.

 

Total, que las recetas de Sáenz -que lleva un mes en los mentideros como serio aspirante a la presidencia del Santander en detrimento de Ana Patricia Botín-, ocurrentes, elegantes, bien escritas, con pluma suelta y culta, y, además, acertadas, han causado sensación en la capital británica, lo nunca visto, las ideas más lúcidas que jamás vieran la luz, al punto de que las fotocopias del artículo circulaban ayer en Londres como gaviotas por el Támesis, y el mismísimo Krugman, que hace poco estuvo en España disertando a 100.000 euros por charla, ha pedido copia y se ha encerrado a estudiar la receta de nuestro CEO para gestionar la crisis global.

Aunque es de justicia reconocer que no se sabe muy bien si el artículo es de Sáenz en si mismo considerado, o del Banco Santander en su globalidad. Porque el firmante utiliza con profusión el plural mayestático (“Creemos que es preciso”, “Entendemos la necesidad”, “Estamos muy preocupados” and so on), como dando a entender que se trata del Banco en su conjunto, o quizá solo de Sáenz y Botín, que son los que parten el bacalao, o que tal vez estamos ante una nueva edición del famoso himno de la Falange que, como es sabido, fue escrito por varios, aunque en este caso sea don Alfredo quien opere como mascarón de proa.

Aclaremos que el título pretende cobijarse en una cita de Abraham Lincoln tomada de un supuesto decálogo del gran presidente de los USA. Basta asomarse a la wikipedia de Internet para advertir, sin embargo, que esto no lo dijo Lincoln sino un pastor presbiteriano, el Reverendo J.H. Boetcker, un conocido conservador de principios del siglo XX. Al parecer, Ronald Reagan se equivocó con la cita y luego los sucesivos “negros” (valga la ironía) que escriben los artículos pal señorito de turno han perpetuado el error. Una nadería, por más que cueste imaginar en quien dijo aquello de que “para ser banquero hay que tener cierto instinto criminal” (La Actualidad Económica), una sensibilidad cercana a la de Lincoln.

Prontuario para intervenir bancos

Pero el artículo de Sáenz es también una especie de prontuario para intervenir bancos. Porque, puestos a dar consejos al G20, resulta muy aconsejable recordar que “nosotros reestructuramos Banesto después de que fuera intervenido por el Banco de España”, de modo que nada mejor que contar urbi et orbi las enseñanzas de aquella experiencia. Y aquí viene lo mollar, lo verdaderamente interesante de la larga parrafada de Sáenz en ABC, pues el prócer asegura textual que “La valoración inicial de estos activos malos [de Banesto] es una decisión política que siempre despertará controversia, pero que debe adoptarse con rapidez”. Acabáramos.

La afirmación del CEO del Santander parece aclarar algunas de las dudas que todavía siguen rodeando aquel episodio. ¿Valorar a cero los activos de Banesto fue una decisión política? Lo dice el hombre que estuvo en el epicentro de aquel escándalo como interventor y gestor de la cosa. Con esta explicación podrían entenderse algunas cosas, como, por ejemplo, que se recuperaran con tanta rapidez tantos activos malos (¿o eran simplemente traviesos?), o que se destinaran fondos públicos a una operación que descansaba en valoraciones que, aclara Sáenz, fueron una decisión política.

 

Aún no se han apagado en Madrid los ecos de la espléndida Tercera publicada en ABC el martes, último día de marzo, por Alfredo Sáenz, vicepresidente primero y CEO del Santander, con el sugestivo título de “Gestionando la crisis: fortaleciendo al débil sin debilitar al fuerte”. Aunque un poco cajón de sastre, don Alfredo da consejos a los líderes del G20 reunidos en Londres, les regala sus recetas y, desde el promontorio de la Ciudad Financiera de Boadilla del Monte, les advierte sobre cómo deben hacer las cosas en momentos de zozobra como los actuales, indicándoles, sin que le tiemble el pulso, “pautas y principios que deben cumplir las medidas de apoyo al sistema financiero que en su caso se acuerden de forma multilateral”. Casi nada lo del ojo y estaba tuerto.

Banesto Alfredo Saenz