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CiU maniobra para hacerse con el control del Barça

El FC Barcelona está que se sale. Y algunos de sus directivos, también. Los intereses financieros en la estructura del mejor club de fútbol de España

El FC Barcelona está que se sale. Y algunos de sus directivos, también. Los intereses financieros en la estructura del mejor club de fútbol de España (y, por supuesto, de Cataluña) darán que hablar en los próximos meses. Porque la economía va ligada al éxito. Y en estos dos segmentos, el Barça va sobrado. Véanse, si no, las imágenes del partido ante el Chelsea. Las del palco, claro. Detrás del presidente azulgrana, Joan Laporta, se encontraba uno de sus pupilos, Xavier Sala Martín, bien visible gracias a sus llamativas americanas.

Sala Martín es profesor en la Universidad de Columbia, pero también presidente de la comisión económica del club y, desde hace unos días, miembro de la junta directiva, donde fue entronizado junto a la sempiterna Magda Oranich, que de dirigente de Nacionalistes d’Esquerra, una formación que no pudo pasar de extraparlamentaria, llegó a concejala de CiU en Barcelona y ahora se incorpora a la dirección del club centenario.

Dicen las malas lenguas que una cena copiosa a principios del mandato de Laporta es la clave para entender la actual coyuntura del Barça. La cena en cuestión tuvo como protagonistas a Laporta y Sala Martín. Y allí sellaron un pacto de caballeros. Tú por mí y yo por ti. Sala, como presidente del comité económico, podía cuadrar los números y controlar la situación económica. A cambio, Jan (ojo, tal y como suena: aunque parezca raro, es el apelativo familiar por el que le llaman sus íntimos) Laporta debía darle manos libres para ir formando su equipo.

Una cosa unía a estos dos animales mediáticos: su apuesta político-deportiva en la cúpula del FC Barcelona. Por eso, ahora, su destino está más ligado que nunca. Tanto que, después de canibalizar a Sandro Rosell (que se presentará a presidente del Barça el año que viene) y a Ferran Soriano (actual presidente de Spanair que también disputará la poltrona del club), Laporta dio esperanzas a algunos de sus ayudantes para sucederle, ya que él no puede optar a la reelección, según los estatutos del club, pero, al final, la balanza parece decidirse por su compañero de pacto político-deportivo.

Esto ha sentado muy mal en las filas de los laportistas. Hay directivos del Barça que ya se veían tocados por la varita mágica y que ahora están en conversaciones con sus rivales para abandonar las filas de Jan Laporta. Y no le perdonarán que recurra a un personaje que consideran “histriónico” a la hora de decidir su relevo. En otras palabras: Sala se está creando enemigos dentro de la propia casa.

Un ultraliberal con buen regate

Pero hay que reconocer que Sala Martín -un ultraliberal con algunas teorías extravagantes y otras muy sólidas, pero defensor a ultranza de la política económica de George Bush- sabe lo que es la economía y lo que es la política. Su nombre era una de las apuestas que tenía Artur Mas para ocupar la consejería de Economía de Cataluña si formaba Gobierno en las últimas elecciones autonómicas. Tuvo las agallas de fichar por La Vanguardia esa campaña y escribir una entrevista con cada candidato, a página entera por sesión. Y tanto se ensañó con el principal rival de Mas, José Montilla, que éste abandonó precipitadamente el restaurante donde comían. A Sala sólo le interesaba conocer qué títulos académicos tenía y someterlo a una evaluación tan meticulosa y concreta con nombres y teorías económicas que pocos catedráticos hubiesen aprobado ni siquiera con un suficiente. Una chapuza, criticada incluso desde CiU. Algo así como un tercer grado mediático, pero con trampa.

Sala, hombre leído y estudiado, guardaba entonces en su bolsillo la relación que tenía con algunos prohombres de la órbita de Convergència y cómo estaba tejiendo dentro del Barça una tupida red de altos cargos afines a Convergència i Unió. Era un tema secreto. Ya había contactado con el ex director de TV3, Joan Oliver -que fue denunciado por la Sindicatura de Cuentas por cobrar indemnizaciones irregulares durante su etapa política-, y había conseguido nombrarle delegado del Barça en Estados Unidos. Allí intentó comprar un equipo, operación que, ante el inminente escándalo de comisiones varias y derroche de fondos, se canceló. Oliver recaló a finales del verano pasado en Barcelona para hacerse cargo de la dirección general del club azulgrana. Poco después, al defenestrado director del Avui -otro diario proconvergente-, Vicent Sanchís, lo fichó para dirigir Barça TV.

Los tres son viejos amigos y provienen de los mismos círculos: la Fundació Catalunya Oberta, la crême de la crême convergente. En esta Fundación han recalado nombres como el ex consejero de Economía Macià Alavedra, el ex consejero de Universidades, Andreu Mas Colell, el ex consejero de Cultura Joan Guitart o el ex secretario general de la Presidencia Lluís Prenafeta. Sala también es, desde hace cinco años, miembro de la Sociedad Económica Barcelonesa Amigos del País (Sebap), presidida por Miquel Roca i Junyent y donde se han encuadrado los ex consejeros de Pujol Vicenç Oller, Joaquim Triadú e Ignasi Farreres o el antiguo secretario general de la Presidencia Carles Duarte. Las filias convergentes del nuevo delfín de Laporta quedan, pues, mal disimuladas.

Sala Martín, por lo que dicen sus allegados, sabe regatear muy bien, tanto en corto como en largo. “Su nombramiento para la junta directiva fue aprobado por todos”, advierte un alto cargo del Barça. Luego, tuerce el gesto. “Laporta no nos ha dicho que él vaya a ser el candidato. Habrá que esperar a ver lo que ocurre”, murmulla, aunque reconoce que tiene muchos números, si alguien no lo remedia.

El FC Barcelona está que se sale. Y algunos de sus directivos, también. Los intereses financieros en la estructura del mejor club de fútbol de España (y, por supuesto, de Cataluña) darán que hablar en los próximos meses. Porque la economía va ligada al éxito. Y en estos dos segmentos, el Barça va sobrado. Véanse, si no, las imágenes del partido ante el Chelsea. Las del palco, claro. Detrás del presidente azulgrana, Joan Laporta, se encontraba uno de sus pupilos, Xavier Sala Martín, bien visible gracias a sus llamativas americanas.

CiU Joan Laporta Sandro Rosell Ferran Soriano