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Miguel Barroso, ex secretario de Estado de Zapatero, se sumerge en los crímenes de la Cuba de Castro
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Miguel Barroso, ex secretario de Estado de Zapatero, se sumerge en los crímenes de la Cuba de Castro

“¿Sabes cómo le llaman ahora al Insepulto? Le dicen Yolanda. Por lo de eternamente Yolanda, de su querido Pablito Milanés”, asegura Eddy Castejón, anarquista cubano exiliado

Se trata tan sólo del regreso a Cuba del que fuera secretario de Estado de Comunicación de José Luis Rodríguez Zapatero y que es hoy consejero delegado de Y&R, firma perteneciente al emporio británico WPP, socio en España del conglomerado Imagina. No en vano su Amanecer con hormigas en la boca, publicada en 1999, tiene como telón de fondo la Revolución cubana. En Un asunto sensible trata, con prosa ágil y a partir del testimonio de los protagonistas aún vivos, de desentrañar la verdad del juicio al que el poder castrista sometió en 1964 a Marcos Armando Rodríguez, Marquitos, presunto delator de sus compañeros comunistas y a la postre sentenciado a muerte.

“Es un asunto sensible. Aquí, todavía, ese caso que a usted le interesa es un asunto sensible”, afirma desde La Habana Philip Burnett Franklin Agee, amigo de Cuba y desertor ideológico de la CIA, en el arranque del libro. Y no extraño en tanto el devenir del caso puso en evidencia las contradicciones internas y las luchas intestinas que ya recorrían el flamante nuevo gobierno cubano. De hecho, la tercera de las historias que se entrecruzan aquí es la de Joaquín Ordoqui, dirigente comunista detenido y encarcelado por colaboracionismo con la CIA apenas seis meses después de finalizar el proceso contra Marquitos. Vivió en arresto domiciliario hasta 1973, fecha de su muerte, aunque siempre aseguró ser inocente.

Tal vez no sea difícil desde un hecho puntual entrever cómo empezaban a moverse los hilos del poder en la dictadura cubana. Y, sobre todo, digerir con Barroso el desencanto de alguien que acudió a la Revolución cubana porque “era la más próxima, en la cultura y en el tiempo” y, sobre todo, porque había “encendido la imaginación de generaciones recientes”. De hecho, Barroso admite que “hay personas que han pasado un tercio de sus vidas preguntándose si es posible la Revolución, otro tercio si es deseable y la última parte si es reparable”. Muchos culpables todavía no han pagado por el caso Humboldt. No lo harán. En el mejor de los casos, sus vidas, como las de los dirigentes de la causa, han entrado en el tiempo de descuento.

Fidel Castro