Boyer busca calor en los brazos de Zapatero y Sebastián presume de amistad con Díaz Ferrán en la Moncloa

La Sala de Tapices del Palacio de la Moncloa fue escenario ayer de algo más que la gris presentación del Informe Económico del Presidente. Un acto aguado por la crisis y el escaso interés que ha despertado el documento, pero que permitió la exhibición de diversos personajes públicos. Por ejemplo, el ex ministro Miguel Boyer, que ha regresado a escena en busca del calor de los brazos de José Luis Rodríguez Zapatero. Al menos, ayer encontró el cariño de Miguel Sebastián, que se ocupó amigablemente de recibirle.

Boyer trata de volver al redil socialista, después de años alejado de la órbita del PSOE. Su enfrentamiento con Felipe González le llevó a cortejar a José María Aznar, y a formar parte de la FAES. Pero ahora, distante también de las posiciones populares, el ex ministro hace méritos para obtener el reconocimiento de Zapatero. Sus análisis económicos se asemejan en optimismo a los del presidente, rechaza los malos augurios que llegan desde Bruselas, y considera que Jean Claude Trichet ataca injustamente las políticas del Gobierno. Y el resultado comienza a ser visible. Boyer ha vuelto a la Moncloa cuando más necesitado está Zapatero de la vieja guardia.

Pero Sebastián se guardó su mejor abrazo para el presidente de la patronal. Gerardo Díaz Ferrán y el ministro de Industria protagonizaron el saludo más ostentoso, con sonoras palmadas en la espalda y amplias sonrisas. Atrás queda la ruptura del diálogo social. Los nuevos propósitos del Gobierno para 2010 incluyen nada menos que una reforma laboral para los próximos tres meses que deje contentos a empresarios y sindicatos. Con un espíritu pre navideño, Zapatero y Díaz Ferrán también volvieron a estrecharse las manos.

Entre constructores y ministras

Al presidente le arroparon, como ya es habitual, los constructores. Florentino Pérez, Luis del Rivero, Juan Miguel Villar Mir, Rafael del Pino o José Manuel Entrecanales, que pudieron compartir vino español, una vez expulsados de Palacio con diligencia los periodistas, con una larga lista de miembros del Gobierno. Las vicepresidentas, María Teresa Fernández de la Vega y Elena Salgado, escoltando en primera fila a Zapatero. Y más comedidos, David Taguas, que sabe lo que es redactar informes en la Oficina Económica, aunque en tiempos más benévolos; el ex ministro Carlos Solchaga, y los actuales responsables de la tramoya económica: Javier Vallés, Carlos Ocaña y Octavio Granado. Aunque no hubo ni rastro de Pedro Solbes.

La lista de asistentes, mucho menos representativa que en años anteriores, incluyó a Antonio Bufrau (Repsol), Ángel Ron (Banco Popular), Salvador Alemany (Abertis), Juan Ramón Quintás (CECA) y Miguel Martín (AEB). Con paciencia, escucharon a Zapatero recordar el éxito de sus medidas económicas. Iniciativas tan publicitadas y manidas que, como el Plan E, suenan rancias en este fin de año. El nuevo mantra, la economía sostenible, sólo sonó al final, como una promesa de tiempos mejores. A ella se aferraron los que todavía confían en que el crecimiento sea “inminente”, como aseguró Zapatero, y los que esperan que en 2010 el Informe no tenga que esperar hasta diciembre para ser presentado.