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Salgado llegó tarde al Financial Times: "¿Se estaría lavando el pelo?"

La visita de Elena Salgado a la sede del Financial Times en Londres este lunes tuvo mucha más miga de la que parece. La vicepresidenta llegó tarde al

La visita de Elena Salgado a la sede del Financial Times en Londres este lunes tuvo mucha más miga de la que parece. La vicepresidenta llegó tarde al encuentro -de hecho, en el periódico pensaban que no iba a asistir y que había mandado a sus subordinados- y, además, armó un revuelo nunca visto de cámaras de televisión en la puerta de su redacción.

Algo que ha dado pie a que uno de los articulistas con más mala uva del FT, James Mackintosh, saque los colores a nuestro Gobierno y a los medios de comunicación españoles. Con mucha gracia, eso sí. Y también con bastante razón. Según su relato, dos equipos de TV españoles acamparon delante de la sede del periódico para tratar de interceptar a Salgado antes de un encuentro en el que "ellos" (los medios españoles) creían que iba a echar un rapapolvo a los editores por ser demasiado críticos con España. Por cierto, Salgado entró por la puerta trasera y los reporteros tuvieron que correr para sacar sólo tomas lejanas y ninguna declaración.

Mackintosh se pregunta por qué los medios españoles consideramos tan relevante la visita de un ministro a un periódico. A su juicio, habría sido mucho más adecuado que Salgado se reuniera con Paul Krugman, el premio Nobel adorado por Zapatero y columnista del New York Times, después de que dijera España, y no Grecia, es el eslabón débil de la zona euro.

Este columnista cree que la elección del FT como objetivo responde a una maniobra de distracción del Gobierno español: lo importante del roadshow del lunes era el encuentro con grandes inversores para tratar de convencerles de que España no va a suspender pagos, pero no quería condicionar estas reuniones vitales con la presencia de cámaras delante de firmas como Pimco (la mayor gestora de deuda del mundo). Para evitarlo, filtró la hora de la visita al FT para darles algo que grabar y comentar.

Y ahí hace una crítica que debería hacernos reflexionar a los medios españoles: las televisiones se tragaron con patatas la maniobra y no tenían ni idea de que estaban en el sitio equivocado. Es más, creían que era todo un "acontecimiento planetario" (que diría Pajín) la visita de un ministro a un periódico, en vez de una cosa de todos los días. Algo que deja al descubierto que hay cosas para las que todavía no nos hemos quitado la boina y, peor aún, la calidad de una democracia que considera algo excepcional reuniones como ésta.

Respecto al retraso de la ministra, Mackintosh hace otra suposición: que Salgado se echó atrás y decidió mandar a sus colaboradores, algo que puede tener dos explicaciones; "aunque no tengo pruebas de ninguna, a lo mejor se estaba lavando el pelo", asegura con sorna. La primera es que trataba de desairar deliberadamente al FT como castigo; y la segunda, que la crisis es tan dura que no tenía tiempo de visitar el periódico. "Hasta ahora no está claro si la prensa española ha publicado alguna de estas historias", ataca de nuevo a nuestros medios.

Finalmente, la vicepresidenta apareció en el último minuto. "¿Buenas noticias para la economía española? ¿Malas noticias? ¿O simplemente es que no tardó mucho en darse cuenta de la reacción negativa del mercado a su plan de pedir prestados otros 77.000 millones de euros en 2010?", ironiza.

Su conclusión sí que es indiscutible: "¿Cómo se sabe cuando un país ha perdido la confianza de los mercados financieros? Cuando echa la culpa a la prensa internacional por contar sus problemas financieros en vez de a los propios problemas financieros".

La visita de Elena Salgado a la sede del Financial Times en Londres este lunes tuvo mucha más miga de la que parece. La vicepresidenta llegó tarde al encuentro -de hecho, en el periódico pensaban que no iba a asistir y que había mandado a sus subordinados- y, además, armó un revuelo nunca visto de cámaras de televisión en la puerta de su redacción.

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