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Bono y Santamaría (Reyal Urbis) comparten mesa en el Hotel Guadalmina
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Bono y Santamaría (Reyal Urbis) comparten mesa en el Hotel Guadalmina

Relajados y aparentemente tranquilos, el presidente del Congreso José Bono y el constructor y promotor inmobiliario Rafael Santamaría, presidente de Reyal Urbis, compartían este sábado mesa

Relajados y aparentemente tranquilos, el presidente del Congreso José Bono y el constructor y promotor inmobiliario Rafael Santamaría, presidente de Reyal Urbis, compartían este sábado mesa y mantel a la hora del almuerzo en la terraza del Hotel Guadalmina Spa & Golf Resort, en la población del mismo nombre de la malagueña Costa del Sol, pegadito a Marbella, con ancha playa abierta al Mediterráneo en frente y dos campos de golf en derredor, uno de ellos de 18 hoyos.

Difícil encontrar un español que a estas alturas no esté al corriente de la polémica que desde hace meses envuelve al señor Bono en relación con los múltiples bienes inmobiliarios adquiridos por él y su familia desde 2004 a esta parte, bienes cuya cuantía no se compadecen con los ingresos del político, lo cual ha provocado las consiguientes sospechas de corrupción. En el centro de tales sospechas se encuentra Rafael Santamaría, constructor y contratista de la Junta de Castilla-La Mancha en los tiempos en que Bono ocupaba la presidencia de la Comunidad, y a quien todos los dedos apuntan como origen de la abundancia de un político que antes de rico fue pobre de solemnidad.

Pero, si a las pruebas hemos de remitirnos, Bono y Santamaría no esconden su relación, como el buen juicio podría hacer pensar a más de uno, sino que la exhiben en público y que salga el sol por Antequera. O por Guadalmina. Mesa redonda para diez personas, ocho adultos y dos niños, a las tres de la tarde de un caluroso 26 de junio, en la terraza del Hotel Guadalmina: Bono y señora; Santamaría y señora, y dos parejas más. Con dos niñas, una de ellas hija del matrimonio Bono. Y cinco escoltas, cinco, vigilando la escena.

Al contrario que ellos, ellas se bañaron antes de almorzar. Bono, pantalón vaquero y camisa a rayas, se extendió en el relato de la ceremonia que al día siguiente, y en ausencia de Rodríguez Zapatero pero con los Reyes por testigo, iba a presidir en el Congreso, en homenaje a las víctimas del terrorismo (ni una referencia, por cierto, a las del 11-M). Amplias referencias al socialista Ernest Lluch, asesinado por ETA, y alguna que otra a la Hípica Almenara, objeto de buena parte de la polémica que rodea la fortuna del político manchego.  Hablaron también de implantes capilares…

La Sra. Tous y su Porsche Cayenne

Picamos sardinas asadas, chopitos y tortilla de camarones. Pescado de segundo. Y sangría para la cosa de refrescar. Paga la cuenta Rafael Santamaría, como era de esperar. Y no, los de las mesas de alrededor, pendientes todos de lo que ocurría en la de Bono y su rico amigote, no vieron billetes de 500 euros volando de mano en mano. Pero el poderío de Santamaría se dejó ver invitando, generoso que es el niño, a los inquilinos de una mesa cercana, conocidos suyos, cuya cuenta pagó.    

Terminado el ágape, que no tuvo visos de ser muy animado, los Bono desfilaron con una parafernalia que poco tendría que envidiar a la de un Jefe de Estado. La mujer, Ana Rodríguez Mosquera, también conocida en los ambientes artísticos como “señora Tous”, conduciendo el célebre Porsche Cayenne presuntamente regalo de Francisco Hernando, alias ‘el Pocero’. El presidente del Congreso con un BMW de la serie 500, y detrás, como escoltas, un Audi6 y un Audi8.

Viene a cuento el relato de la Fiscalía General de Estado rechazando la petición del Partido Popular para que investigue el caso Bono: “Ni siquiera el hecho de que en el presente caso tales insinuaciones se concreten en diversas relaciones económicas entre Bono y Rafael Santamaría permite acudir, sin más, al mencionado tipo penal [cohecho], puesto que frente a la afirmación de ambos implicados -recogida en los propios medios de comunicación que se aportan como prueba- de que su relación es personal y de amistad, no se hace constar indicio alguno que (...) permita vincular específicamente ese tráfico económico al ejercicio de algún cargo público” por Bono. Pues eso.

Relajados y aparentemente tranquilos, el presidente del Congreso José Bono y el constructor y promotor inmobiliario Rafael Santamaría, presidente de Reyal Urbis, compartían este sábado mesa y mantel a la hora del almuerzo en la terraza del Hotel Guadalmina Spa & Golf Resort, en la población del mismo nombre de la malagueña Costa del Sol, pegadito a Marbella, con ancha playa abierta al Mediterráneo en frente y dos campos de golf en derredor, uno de ellos de 18 hoyos.

José Bono Rafael Santamaría