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Romerito, el amigo de Cobo en 'El País', suspendió sus vacaciones el día que la juez archivó el caso de los espías
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Romerito, el amigo de Cobo en 'El País', suspendió sus vacaciones el día que la juez archivó el caso de los espías

El caso de los espías no sólo ha alterado la vida política madrileña. El día que se conoció la decisión de la jueza Carmen Valcarce de

El caso de los espías no sólo ha alterado la vida política madrileña. El día que se conoció la decisión de la jueza Carmen Valcarce de archivar las diligencias, José Manuel Romero, alias Romerito, subdirector de El País, suspendió raudo sus vacaciones para, dejando a su esposa a pie de playa, desplazarse a una de las delegaciones del diario en la costa dispuesto a tomar el mando y coordinar el operativo desplegado en la redacción central de Madrid. Desde esa improvisada atalaya escribió, reescribió, tituló y habló con los interesados. Con su íntimo amigo Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid, entre ellos.

Romerito abandonó la redacción al filo de la medianoche. Semejante dedicación solo puede explicarse conociendo la estrecha relación profesional que une al subdirector de El País con la mano derecha del alcalde Alberto Ruiz Gallardón, de quien Cobo se ha declarado “esclavo moral”. Una relación más allá de la amistad, que les lleva muchos días a hacer los temas a medias. La cosa funciona tal que así: Cobo filtra, Romerito escribe y lee por teléfono. Al otro extremo del auricular, Cobo corrige. Después, Paco Mercado o el propio Romero firman la pieza, en la que generalmente arremeten sin compasión contra el Gobierno de Esperanza Aguirre.

María Dolores de Cospedal, Secretaria General de PP, dio ayer un golpe de efecto mediático al anunciar que Cobo, aceptando la disciplina de un partido del que está expulsado, había procedido a retirar el recurso presentado en contra del archivo del llamado “caso de los espías”. ¿Qué caso? Los supuestos seguimientos realizados por personal de seguridad a las ordenes de Francisco Granados, consejero del Gobierno regional, a otros cargos de ese Gobierno, tal que Alfredo Prada, ex consejero de Justicia, y del gobierno municipal, tal que el citado Cobo. En síntesis, una historia más de militantes del PP de Madrid que no se fían de otros militantes del PP de Madrid. La vida misma en los despachos del poder. El día a día de los partidos.

Seguir a una persona no es delito

Fuera de ese ámbito, la enjundia del caso radicaba en saber si en esos seguimientos se emplearon fondos públicos. Tras año y medio de diligencias, la juez Valcarce ha considerado que no hay modo de probar ese punto. Ha considerado también que seguir a uno persona no es delito y, en coherencia con ello, ha archivado el caso. Seguir a alguien se ha convertido de hecho en una profesión que practican cada día detectives contratados por maridos celosos, esposas temerosas de ser sustituidas por jóvenes amantes y empresarios que desconfían de las bajas laborales de sus empleados. Una actividad cotidiana en compañías de Seguros y mutuas de accidentes, por ejemplo.

Pero el “caso de los espías” es algo más que un mero seguimiento entre compañeros de partido. Es también, y ante todo, un ejemplo de cómo un medio antaño de prestigio como El País ha perdido la capacidad para discernir entre lo que son noticias de primera página y lo que son simples operaciones de enredo entre militantes de un mismo partido. Desaparecido el legendario periódico de sucesos El Caso, parece como si el diario de Prisa hubiera decidido ocupar su lugar.

Las historias de Cobo & Cia han ocupado desde enero del año pasado, a veces con titulares a cinco columnas, la primera página del buque insignia de Prisa, con un serial de artículos que en otros medios apenas alcanzaban la dimisión de un breve. Ayer mismo, el diario de Cebrián arremetía con dureza contra la juez Valcarce, dedicando una página entera a criticar sus interrogatorios. Curioso: el texto iba sin firma. Romerito estaba, de nuevo, de vacaciones.

P.D. Alberto Ruiz-Gallardón, Manuel Cobo y José Manuel Romero almorzaron ayer juntos en La Manduca de Azagra, un conocido restaurante de Madrid. Les acompañaban dos personas más, uno de los cuales muy probablemente era Francisco Mercado, también periodista de El País. El dato, desconocido ayer a la hora de redactar este CONFIDENTE, no hace sino reforzar la idea del inextricable maridaje que une a un político que aspira a llegar a la presidencia del Gobierno al frente de las listas del Partido Popular, con un medio y un grupito de periodistas que con saña sin igual se dedican a zaherir a ese mismo partido y a sus líderes nacionales. Con toda seguridad –a la vista de la información contenida hoy en El País- Gallardón, Cobo y Romero estaban ayer preparando la primera página del citado diario.

El caso de los espías no sólo ha alterado la vida política madrileña. El día que se conoció la decisión de la jueza Carmen Valcarce de archivar las diligencias, José Manuel Romero, alias Romerito, subdirector de El País, suspendió raudo sus vacaciones para, dejando a su esposa a pie de playa, desplazarse a una de las delegaciones del diario en la costa dispuesto a tomar el mando y coordinar el operativo desplegado en la redacción central de Madrid. Desde esa improvisada atalaya escribió, reescribió, tituló y habló con los interesados. Con su íntimo amigo Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid, entre ellos.

Manuel Cobo