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El hijo de Tapias se arruina en Miami: “Tuve que volver a pedir dinero a mi padre”
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El hijo de Tapias se arruina en Miami: “Tuve que volver a pedir dinero a mi padre”

El último de los hijos de Fernando Fernández Tapias que se ha metido a empresario no ha heredado de su padre el fino olfato para los

El último de los hijos de Fernando Fernández Tapias que se ha metido a empresario no ha heredado de su padre el fino olfato para los negocios y ha comenzado con muy mal pie su travesía al otro lado del Atlántico.  Una aventura que se las prometía como un negocio seguro y redondo y que ha acabado convirtiéndose en una pesadilla de la que Juan Carlos “Tito” Fernández Tapias ha salido escaldado y cabizbajo. Tal ha sido el fracaso que el joven, de 26 años, ha tenido incluso que recurrir al bolsillo de papá para remedar sus deudas. 

De la historia da buena cuenta el diario local Miami New Times, que recoge incluso los lamentos del frustrado empresario. “Tuve que volver a pedir dinero a mi padre. Le dije lo que había pasado, agaché la cabeza y se enfadó mucho conmigo”, comenta Tito amargamente. 

Recapitulemos. Hed Kandi Lounge es el nombre de lo que Fernández Tapias junior quiso convertir, allá por octubre de 2008, en su particular mina de oro. Un exclusivo club de música con servicio de restaurante chic incluido dirigido a la élite adinerada de Miami y situado en South Beach. Una apuesta en la que el español invirtió su dinero junto al promotor panameño Juan Carlos Domínguez, otro joven de 32 años con ansias de triunfar rápido en el mundo de los negocios. Una relación que, sin embargo, ha acabado saltando por los aires y con duros reproches mutuos. “Él siempre está hablando de su 'padre el billonario'”, explica en la citada publicación el tal Domínguez. “Pero Tito es el hijo de un segundo matrimonio y no tiene dinero. Yo tengo el dinero”, añade.

Y es que la historia del exclusivo club pronto se salió de los raíles previstos para adentrarse en un largo vericueto judicial. Muy rápido empezaron los problemas. Primero, con la todopoderosa Ministry of Sound, afamada discoteca y sello discográfico de origen británico, que les denunció por infringir los derechos de su marca Hed Kandi. Una batalla legal en la que ambos empresarios salieron perdiendo y que les obligó a idear un nuevo nombre para su local, que pasaría a llamarse, de ahí en adelante, Fierce Angel

Fue el principio de la debacle. Los ingresos del club empezaron a caer en picado. Tampoco ayudó a reflotar el negocio la remodelación que del mismo hicieron. De dudoso gusto, dicen. Y así las cosas, un día el compañero de “Tito” se encontró con la ingrata sorpresa. El español había cambiado las cerraduras del club y se había hecho de forma “hostil” con su parte. “Es una cosa legal”, reconoce Fernández Tapias junior, que justifica su acción en las sospechas de que su compañero de andanzas gastaba los ingresos del local en gastos personales. “Había siempre dinero perdido y, al final, preguntamos a dónde estaba yendo a parar”.

Total, que si por si todo esto fuera poco, el club acabó siendo demandado por el constructor al que se le adeudaba el pago de la redecoración. El caso fue resuelto en abril de este año y, un mes después, los dos jóvenes promotores acabaron siendo desalojados por impago de la renta. Un negocio ruinoso en el que ambos se han dejado sus buenos cuartos. Juan Carlos Domínguez cifra sus pérdidas en unos 730.000 dólares. Y Tito Fernández Tapias en otra cantidad similar. De ahí que, finalmente, no le quedara más remedios que acabar volviendo al redil paterno en busca de fondos con los que taponar el agujero. 

El hijo de Tapias reconoce, eso sí, que, al menos, ha aprendido la lección. “Si emprendiese acciones legales, me costaría unos 20.000 dólares. Mi familia me ha dicho que lo deje y tome esta experiencia como un aprendizaje”, relata al diario de Miami. 

El último de los hijos de Fernando Fernández Tapias que se ha metido a empresario no ha heredado de su padre el fino olfato para los negocios y ha comenzado con muy mal pie su travesía al otro lado del Atlántico.  Una aventura que se las prometía como un negocio seguro y redondo y que ha acabado convirtiéndose en una pesadilla de la que Juan Carlos “Tito” Fernández Tapias ha salido escaldado y cabizbajo. Tal ha sido el fracaso que el joven, de 26 años, ha tenido incluso que recurrir al bolsillo de papá para remedar sus deudas. 

Fernando Fernández Tapias