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Alberto de Mónaco y 'sus compinches' vendieron aire a precio de suelo
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Alberto de Mónaco y 'sus compinches' vendieron aire a precio de suelo

Un gran don, y cada vez más generalizado, es el de vender aire a precio de suelo. El último caso ha visto la luz con la

Un gran don, y cada vez más generalizado, es el de vender aire a precio de suelo. El último caso ha visto la luz con la querella por estafa y apropiación indebida contra el promotor Ricardo Miranda y la comercializadora Ocean View Properties. Alrededor de setenta compradores acusan a este empresario de cobrar sumas millonarias por viviendas de tres promociones que nunca llegaron a construirse. 43 de ellos pagaron 4,2 millones de euros entre 2005 y 2006 por unos apartamentos en Estepona para los que, según la querella, el promotor no tenía la propiedad del terreno, ni siquiera se llegó a solicitar licencia de obra.

Ahora el juzgado de instrucción número 16 de Madrid investiga este nuevo “pelotazo” con nombres de príncipes incluidos en el informe.

Sol y lujo en retiros paradisíacos. Grandes urbanizaciones en la Costa del Sol, República Dominicana y Marruecos con puestas en escena magistrales con padrinos reales como el Príncipe Alberto de Mónaco en la foto: todo para estafar a clientes, sobre todo británicos, que pagaban grandes sumas cuando solo habían visto sus viviendas sobre plano, pero que con mirar la imagen del hijo de la mítica Grace Kelly ya suspiraban mas relajados.

El empresario denunciado quiere guardarse las espaldas y asegura que “el intento de revivir el caso del frustrado proyecto inmobiliario de Estepona es un nuevo esfuerzo para crear un escándalo mediático”. Pero la cosa no acaba ahí. En la querella la firma marbellí de abogados Lawbird, que defiende a los estafados, solicita que testifiquen el Príncipe Alberto de Mónaco y el presidente de la República Dominicana “por prestar su imagen” en las iniciativas inmobiliarias realizadas por el promotor y que nunca llegaron a buen término.

El caso de Estepona no es el único objeto de la presunta estafa. Miranda también tenía prevista la construcción de 120 y 8.000 viviendas en Marruecos y en República Dominicana, respectivamente, que nunca llegaron a ejecutarse. A todo este “batiburrillo” de fraudes y estafas, se une que entran en escena dos implicados de peso en la Operación Malaya: “El padrino de Roca” Carlos Sánchez y el promotor Andrés Lietor.

Los abogados de los compradores timados han solicitado como medida cautelar el testimonio de estos empresarios, que en su día también se querellaron contra Miranda por estafa. Se da el caso que la parcela de República Dominicana donde se pretendían construir las 8.000 viviendas y que nunca se llegó a comprar, era propiedad de los dos imputados del caso Malaya, Liétor y Sánchez.

Ahora más que nunca, cobran vida las palabras del defenestrado Alex de la Iglesia, cuando esgrimía el argumento en los pasados premios Goya, de que Internet es el presente. Gracias a este sistema, los afectados por la estafa, aupándose en los foros de la Red, exponían sus casos pidiendo un consejo legal, y se les ocurrió proponer una acción común que ahora esta suscrita por el bufete de abogados Lawbird. La entrega media de los ahorros de toda una vida oscilaba entre los 70.000 y 100.000 euros, aunque algunos aportaron hasta un millón de euros por varias propiedades. Ahora solo les queda esperar que se los tribunales resuelvan, porque el proyecto inmobiliario donde iban a disfrutar de su jubilación duerme el sueño de los justos.

Un gran don, y cada vez más generalizado, es el de vender aire a precio de suelo. El último caso ha visto la luz con la querella por estafa y apropiación indebida contra el promotor Ricardo Miranda y la comercializadora Ocean View Properties. Alrededor de setenta compradores acusan a este empresario de cobrar sumas millonarias por viviendas de tres promociones que nunca llegaron a construirse. 43 de ellos pagaron 4,2 millones de euros entre 2005 y 2006 por unos apartamentos en Estepona para los que, según la querella, el promotor no tenía la propiedad del terreno, ni siquiera se llegó a solicitar licencia de obra.

Caso Malaya
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