Jesús Caldera ‘el vigoréxico’ sigue los pasos de Aznar en el gimnasio

El buen tiempo se aproxima y José María Aznar no es el único político que quiere lucir abdominales en traje de baño. El ex ministro socialista Jesús Caldera está siguiendo los pasos del ex presidente del Gobierno hasta el punto de que algunos compañeros de partido ya le tildan, con una buena dosis de humor, de vigoréxico. Caldera todavía no luce tableta de chocolate pero es fácil encontrarlo machacándose en un gimnasio del madrileño municipio de Las Rozas. 

Quien fuera el portavoz parlamentario de José Luis Rodríguez Zapatero y titular de Trabajo la pasada legislatura permanece a la espera de una segunda oportunidad como responsable de la Fundación Ideas, el think tank del PSOE que rivaliza con la aznariana FAES. Tal vez porque el ejercicio ayuda a aclarar la mente, ambos responsables de las factorías ideológicas pasan buena parte de su tiempo libre en el gimnasio. “Caldera se está volviendo vigoréxico y se preocupa por su bronceado. Está claro que tras dejar el Gobierno ha decidido cultivar su físico, además de mejorar su inglés”, relata un dirigente socialista. 

Ahora que Zapatero ha decidido no optar a la reelección en 2012, se pone de manifiesto la descomposición de la corriente Nueva Vía que encabezó hace 11 años un joven diputado por León. Caldera era uno de sus integrantes más destacados junto a Trinidad Jiménez, José Blanco, Antonio Cuevas, Jordi Sevilla o Juan Fernando López Aguilar. La mayoría ha desaparecido del entorno del presidente del Gobierno y no conservan ninguna entidad como grupo en el seno del partido. No obstante, la renuncia del líder socialista ha llevado a algunos a preguntarse de qué lado van a estar aquellos que impulsaron la renovación del PSOE: si con Alfredo Pérez Rubalcaba o Carme Chacón. O, incluso, si respaldarían una tercera opción en las primarias. 

Pero más allá del recuerdo de la hazaña de imponerse a José Bono en el Congreso de 2000, y de conducir al partido a la victoria en las generales de 2004, nada une ya a los protagonistas de esta corriente. Zapatero expulsó del Gobierno a Caldera en 2008, pese al óptimo comportamiento del empleo y la puesta en marcha de la ley de Dependencia, uno de las normas emblemáticas de su mandato.

Un libro y un encargo del presidente

Desde entonces, el ex ministro de Trabajo ha languidecido políticamente, publicado el libro Un tiempo para la igualdad, y tendido redes con otras fundaciones progresistas internacionales. Pero los documentos de Ideas no se han traducido en acción del Gobierno. De hecho, la mayoría tampoco han hecho fortuna en el mensaje del PSOE. Prueba de ello fue el giro nuclear del Ejecutivo en contra de los postulados energéticos de su think tank, o los recortes sociales. 

La última vez que Caldera pudo ejercitarse políticamente, y no solo en la cinta de correr del gimnasio, fue el pasado enero, cuando Zapatero le rescató brevemente para que defendiera la reforma de las pensiones en el Congreso y lograra apoyos parlamentarios. Una vez alcanzado el pacto entre Gobierno, sindicatos y empresarios, el ex ministro regresó a la penumbra, de la que solo salió para presentar la pasada semana un documento propagandístico sobre cómo sería la España de Mariano Rajoy, si gobernara con el programa conservador de David Cameron.