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La mujer de Jordi Pujol le mete el dedo en el ojo a Duran Lleida
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La mujer de Jordi Pujol le mete el dedo en el ojo a Duran Lleida

Marta Ferrusola es algo más que la esposa de Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat. Siempre ha ido por libre y ha sido impertinente (en

Marta Ferrusola es algo más que la esposa de Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat. Siempre ha ido por libre y ha sido impertinente (en el sentido etimológico de la palabra) cuando le ha dado la gana. Políticamente hablando, podría alinearse con el sector duro de su partido Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Y sus declaraciones no siempre han sido bien recibidas. Activa donde las haya, la señora Ferrusola se despachó ayer a gusto en la emisora pública catalana, Catalunya Ràdio, para meterle el dedo en el ojo a sus ancestrales enemigos, y sin embargo socios, de Unió Democràtica (UDC).

Resulta que en el referéndum independentista celebrado en Barcelona este fin de semana, la vicepresidenta del Gobierno, Joana Ortega, destacada dirigente de Unió, acudió a votar. Previamente, su líder de formación, Josep Antoni Duran Lleida, había rechazado públicamente la consulta y había asegurado que, de ir él, hubiese votado que no a la independencia. Pero los rumores sobre el voto de la vicepresidenta eran otra cosa y empezaron a correr como la pólvora. Hasta que Duran apareció públicamente y desveló el misterio: había votado que no.

A Marta Ferrusola los temas políticos le encantan. Así que en la tertulia de Catalunya Ràdio le dio un repaso al líder democristiano. “Duran Lleida puede decir lo que le dé la gana. Pero, ¿quién asegura que Joana Ortega ha votado que no? Yo me juego la mano derecha a que ha votado que sí”. Sin cortarse, llamó mentiroso a Duran por la cara. Ahí se vio de nuevo a esa dama de hierro que, mientras su marido era el presidente de la Generalitat, decía públicamente lo que Pujol, por discreción y responsabilidad institucional, se callaba.

Desde UDC, las reacciones no se hicieron esperar. El presidente del consejo nacional de la formación democristiana, Ramon Espadaler, fue el encargado de dar la cara. Su discreto reproche fue decir que estas declaraciones “se descalifican por sí solas”. Y es que no está el horno para bollos: el Gobierno de Artur Mas tiene una mayoría relativa (62 diputados, cuando la absoluta está en 68), una crisis galopante a la que hacer frente y algunos rescoldos por apagar entre las dos formaciones.

En Convergència, algunos sectores están hasta la coronilla de que Duran tenga tanto protagonismo, como cuando avanzó que el Impuesto de Sucesiones se iba a suprimir, cuando nadie del Gobierno lo había dicho aún. Y aplauden que alguien le haga callar. Si ese alguien es Marta Ferrusola, miel sobre hojuelas.

Las ‘mezquitas’ de Marta Ferrusola

Porque Marta Ferrusola siempre ha sido una mujer de armas tomar. Como cuando arremetió contra los inmigrantes en el 2001 (su marido era entonces el president). “La inmigración que estamos viviendo actualmente es mucho más difícil que la que llegó a Cataluña años atrás, porque tienen una cultura y una religión diferente”, dijo. Y advertía que “esto de las imposiciones es muy fuerte, porque dentro de diez años quizás las iglesias románicas no servirán; servirán unas mezquitas”.

También abogó porque los inmigrantes fuesen obligados, antes que nada, a aprender catalán. Y razonaba que los extranjeros eran los que salían más beneficiados, por ejemplo, de las ayudas oficiales, como los pisos protegidos. “Mi marido está cansado de dárselos a marroquís y magrebís”.

La dama de hierro abrió ayer un nuevo frente en el Gobierno. Su opinión es tenida en cuenta en las filas de CDC. Pero lo que dijo sentó a cuerno quemado en las filas de UDC. Como ella no se muerde la lengua, en la cúpula de Unió se quiere pasar página, pero los agravios entre los dos partidos han comenzado a dejar poso en los pocos meses que Artur Mas lleva de legislatura. Y las formas, dicen, se han de cuidar en política mucho más que los fondos.

Marta Ferrusola es algo más que la esposa de Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat. Siempre ha ido por libre y ha sido impertinente (en el sentido etimológico de la palabra) cuando le ha dado la gana. Políticamente hablando, podría alinearse con el sector duro de su partido Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Y sus declaraciones no siempre han sido bien recibidas. Activa donde las haya, la señora Ferrusola se despachó ayer a gusto en la emisora pública catalana, Catalunya Ràdio, para meterle el dedo en el ojo a sus ancestrales enemigos, y sin embargo socios, de Unió Democràtica (UDC).

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