El presidente de Coca-Cola va de 'progre': “No sé qué es peor, si un anti-sistema o un chupa-sistema”

Salió a la calle el domingo como uno más para dejarse ver con los jóvenes “sin curro, sin casa, sin futuro”, pero él llegó en coche oficial, como van los políticos a todas partes. Nadie lo reconoció, porque en la 'manifa' sólo había ni-nis (jóvenes que ni estudian ni trabajan), activistas de todo tipo de causas y mucha bandera gay y republicana. Pero llamó la atención por ir en traje de chaqueta en lugar de pantalones vaqueros y camisetas de propaganda, como la mayoría de los  que allí se manifestaban. ¿Alguien se percató de que el presidente de Coca Cola en España estuvo entre los manifestantes? ¿Cuántos jóvenes "sin curro, sin casa, sin futuro" reconocieron a Marcos de Quinto? 

 

El presidente español de la compañía que más refrescos vende en el mundo se disfrazó el domingo de 'progre' y se unió a la manifestación que habían montado los jóvenes para mostrar abiertamente su decepción con la clase política española, sobre todo con el PP y el PSOE. El domingo era el día perfecto para pagarle a Zapatero, el mismo presidente del Gobierno que le excluyó de la comida que mantuvo con los 30 mayores empresarios del país.

De Quinto puso su cuenta de Twitter a punto para lanzar un bombardeo de mensajes a favor de la causa juvenil durante toda la tarde. Y no paró de echar leña al fuego conforme la manifestación avanzaba. “Hoy he visto el desamparo de gente huérfana de representación política, sin futuro laboral y que hasta se echan a la calle se les silencia”. Incluso colgó en Internet la fotografía de un joven que mostraba una pancarta que decía: “Os reís de nosotros”.

Según De Quinto, la mayoría de los manifestantes no eran anti-sistema, “aunque no sé qué es peor, si un anti-sistema o un chupa-sistema (de los que abundan en los mítines de bocata)”. Pero el presidente de Coca-Cola optó por una metáfora más animal para explicar la decepción juvenil, y quizá la suya propia. “Cuando los votantes se niegan a ser metidos como ganado en los corrales de los partidos, éstos les acusan de "anti-sistema".

La conclusión a la que llegó después de pasar unos minutos mezclados con la plebe es que la culpa de la crisis no es el sistema, sino quienes lo administran de forma ineficaz y corrupta. “El excesivo corporativismo de los partidos, su cierre de filas ante la corrupción propia, es lo que genera la desafección del ciudadano”. Él, como la cabeza más visible de Coca-Cola en España, aprovechó para despotricar, pero hizo como todos los que criticó: consolarse de los jóvenes allí presentes sin hacer nada para ayudarles. Después de vivir lo que vivió, tampoco regresó a casa en metro. Lo hizo en su coche de empresa.