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La inversión bancaria a fondo perdido del gran constructor gallego
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La inversión bancaria a fondo perdido del gran constructor gallego

Jacinto Rey cumple a la perfección el perfil de empresario gallego. Hombre discreto, del que apenas existen fotos, bien relacionado con la derecha, con la izquierda y

Jacinto Rey cumple a la perfección el perfil de empresario gallego. Hombre discreto, del que apenas existen fotos, bien relacionado con la derecha, con la izquierda y con los nacionalistas, capaz de poner en el consejo de administración de su constructora, San José, a personajes tan dispares como Josep Piqué, el ex ministro del PP, y Guillermo de la Dehesa, el conocido economista de izquierdas que trabajó en sus inicios para Francisco Franco y que después se unió a los gobiernos de Felipe González.

 

Su compañía lo está pasando mal porque en pleno boom le dio por meter mucha pasta en el sector inmobiliario cuando adquirió Parquesol por algo más de 900 millones de euros. El reconocimiento de que sus activos relacionados con el ladrillo valen menos de los que en su día pagó por ellos le ha llevado a registrar pérdidas de 49,40 millones de euros en el primer semestre.

Sin embargo, eso no le ha impedido destinar 2,03 millones a financiar el rescate regional de Novagalicia, la entidad resultante de la desastrosa fusión entre Caixa Galicia y Caixanova. El empresario, para mantener los puentes con la administración, no dudó en poner su granito de arena para que entre 17 industriales de la zona intentaran proteger el carácter gallego de lo que en su día pretendía ser el banco del PP del noroeste de España.

Así aparece en las cuentas presentadas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ya que hasta la fecha se desconocía la aportación que había realizado el constructor a la llamada institucional de Alberto Núñez Feijoo. Entre todos juntaron 70,4 millones, de los que 25 correspondían a un acuerdo extrajudicial con el dueño de Hierros Añón.

Sin embargo, esa inversión vale ahora cero, especialmente tras la petición del presidente de Novagalicia, José Maria Castellano, de que el Estado le inyecte 6.000 millones más para recapitalizar una entidad que ya recibió 2.682 millones del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Por tanto, una aportación a fondo perdido que Rey intentará rentabilizar con negocios regulados, según indican fuentes del empresariado local.

Porque, desde el punto de vista estratégico, no se entiende que una constructora en pérdidas destine dinero a un banco rescatado, nacionalizado y con más pérdidas.

Jacinto Rey cumple a la perfección el perfil de empresario gallego. Hombre discreto, del que apenas existen fotos, bien relacionado con la derecha, con la izquierda y con los nacionalistas, capaz de poner en el consejo de administración de su constructora, San José, a personajes tan dispares como Josep Piqué, el ex ministro del PP, y Guillermo de la Dehesa, el conocido economista de izquierdas que trabajó en sus inicios para Francisco Franco y que después se unió a los gobiernos de Felipe González.