Los otros ‘indignados’ con Verstrynge: sus hijos Sigfrido y Eric

El otrora líder de la derecha tardofranquista y ahora reconvertido en antisistema, Jorge Verstrynge, tiene a los mayores indignados en su propia casa. Sigfrido y Eric, los hijos que tuvo con la que fuera lady España, María Vidaurreta (Jorge comparte ahora su vida con una antigua alto cargo de Nuevas Generaciones con la que tiene dos hijos, Lilith -que estudia Ciencias Políticas en París- y René, de 14 años).

Al parecer, los dos mayores ya no saben qué hacer para que papá se relaje un poco. Sigfrido, de 38 años, dirige en la actualidad un banco en Luxemburgo y trabajó 5 años para el banco suizo Mirabaud. Una entidad de banca privada típicamente helvética, es decir, en las antípodas de cualquier algarabía social pues no hay nada más tímido que un millón de euros. Casado con una ejecutiva de una agencia de calificación mundial son el ejemplo de la típica familia que huye de los follones.

De hecho, dicen que la relación entre el hijo mayor y Verstrynge es distante pues nunca han compartido la forma de ver el mundo. Tan es así que en la boda de Sigfrido su padre no apareció.

Su hermano Eric, que trabaja en Société Générale Madrid y tiene muchas papeletas para que le envíen a alguna oficina internacional, es el que media entre Sigfrido y su padre, aunque tampoco comparte el estilo de vida de su progenitor. También se ve penalizado por las apariciones televisivas, los enfrentamientos con policías y contertulios de don Jorge, pues para un banquero de inversión -que lo que quiere es hacer carrera en la entidad gala- este tipo de cosas no ayudan.

Además, y tras un largo noviazgo con Carolina Escámez, familia del que fuera presidente del Banco Central, se encuentra en capilla para casarse en septiembre con una bella sevillana hija del segundo de a bordo en Cajasol.

Ambos hijos son trilIngües, hablan castellano, francés e inglés, tienen carreras profesionales muy consolidadas y no hay quien descarta que su interés por trabajar fuera de España procede de que quieren que se les desvincule de un padre que, cuando menos, nunca les ha facilitado su inserción en el mercado de trabajo financiero. Y menos ahora, de escrache en escrache.