Mas y González, los nuevos bingueros

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, y su homólogo madrileño, Ignacio González, no están de acuerdo en nada. Uno defiende la independencia catalana, el otro la unidad de España. Uno se acoge al FLA, el otro lo critica. El primero incumple los límites de déficit autonómico sistemáticamente, el segundo saca pecho de su rigor presupuestario. Compitieron por los millones de Sheldon Adelson y son incapaces de coincidir en nada: desde la política comercial hasta la hibernación de Castor.

¿En nada? No, hay una cosa en la que han decidido colaborar: salvar los bingos. Para ello, han firmado un convenio entre la Generalitat y la Comunidad de Madrid“para facilitar la práctica y comercialización, conjunta e interconexionada, por los establecimientos de juego autorizados en sus respectivos territorios, del Bingo Electrónico en las comunidades autónomas firmantes, generando sinergias positivas entre las CCAA”, según publicó ayer el Diari Oficial de la Generalitat de Cataluña.

Parece surrealista que, con la que está cayendo, el principal punto de acuerdo entre la Comunidad de Madrid y la Generalitat sea un convenio para salvar al agonizante sector de los bingos.

El acuerdo quizá busque lo que no puede tener competencias sobre el juego. Por ejemplo, la masa crítica. La Generalitat sabe algo de esto. Este año sólo ha vendido la mitad de números de La Grossa, la lotería que lanzó para competir con la Lotería de Navidad. Y el primer premio, como el año pasado, le ha vuelto a tocar al conseller de Economía Andreu Mas-Colell al no haberse vendido.

Lo dicho, un problema de falta de masa crítica. Así que la Generalitat habrá fracasado con su sorteo alternativo con aires independentistas, pero salvará algo tan español como el sector del bingo… con la ayuda de Ignacio González.