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Letizia le corrige las faltas de ortografía al Rey
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Letizia le corrige las faltas de ortografía al Rey

Sucedió al poco de casarse en una visita a la Academia Militar de Zaragoza que el exministro Bono cuenta con total indiscreción en su segundo tomo de memorias, publicado por Planeta

Foto: Los Reyes, entonces príncipes, en una visita a la Academia General Militar de Zaragoza. (Gtres)
Los Reyes, entonces príncipes, en una visita a la Academia General Militar de Zaragoza. (Gtres)

Como diría el ínclito Jaime Peñafiel, Letizia nunca engañó a nadie. Desde el mismo día en que se presentó en público como prometida del entonces príncipe Felipe y ella reclamó que le dejase terminar esa frase con la que quería reconocer el trabajo de la reina Sofía como espejo en el que se miraría para aprender.

La irrupción de una periodista en la vida de Felipe de Borbón revolucionó en su día la Corte juancarlista y le ha ayudado –qué duda cabe–a mejorar su puesta en escena. Felipe VI lee los discursos que es una maravilla. Reflejo de las largas horas de ensayo, de dicción, de esto mejor dilo así y esto otro asá que la pareja ha empeñado en los últimos años para mejorar y perfeccionar su labor como príncipes en la espera.

Si a muchos cortesanos y plebeyosaquella interrupción de Letizia al Príncipe en noviembre de 2003 cuando era una don nadie recién llegadaa la Gran Casa les pareció una falta de respeto e incluso de educación, qué dirán ahora que se ha sabido que Letizia no sólo corrige a su marido en público, también en privado y, también, ante la presencia de terceraspersonas que luego pueden ser muy indiscretas.

En este caso, el topillo de la Corte es el exministro de Defensa, José Bono, convertido en portera mayor del Reino con su afán de publicar todos los chascarrillos y vivencias de su larga trayectoria política. La anécdota es también de aquella época, de cuando Letizia estaba recién casada con don Felipe.

El 9 de julio de 2004, Bono recibe en la Academia Militar de Zaragoza a los Príncipes de Asturias y le dedica su libro El Príncipe Felipe. Crónica de un viaje a doña Letizia. Le escribe: “Para la Princesa de Asturias. En mayo de 1998 escribí este libro, que es la crónica del viaje del príncipe Felipe a Castilla-La Mancha.A veces, el linaje o la sangre suelen ocultar o disimular los valores más profundos de las personas. En aquel viaje me di cuenta de que lo mejor de su marido no está en lo consabido, sino en una personalidad colmada de prudencia, donde es más importante lo que calla en público que aquello que dice. Que sean felices”.

Lo verdaderamente llamativo sucede después. Llamativo tratándose del heredero de la Corona de España mejor preparado de la Historia –como se ha repetido hasta la saciedad–y con estudios de posgrado nada menos que en Georgetown. Bono escribe: “Firma el Príncipe en el libro de visitas, y ella lee lo que ha escrito su marido y le pone dos acentos que faltaban”.

Si Peñafiel lee estas líneas le dará un patatús. Pero en efecto, la hoy Reina nunca engañó a nadie. Ella es una mujer con carácter y profesional, y dispuesta a demostrarlo aquí y donde corresponda. Por cierto, que el libro de Bono tiene otros jugosos pasajes que, por sí solos, merecen la compra de un ejemplar. Como la vez que le llamó Zapatero mientras él estaba rezando en la capilla del Ministerio de Defensa.

–Presidente, estoy con el Señor.

–¿Con el Rey?

–Bueno, es una manera de nombrarlo, con el Rey de Reyes.

–No te entiendo, Pepe. ¿Con quién estás?

–Estoy en la capilla del ministerio.

–No es mal sitio. Acabo de hablar con Bush y creo que mejoraremos las relaciones…

Genio y figura, hasta la sepultura.

Como diría el ínclito Jaime Peñafiel, Letizia nunca engañó a nadie. Desde el mismo día en que se presentó en público como prometida del entonces príncipe Felipe y ella reclamó que le dejase terminar esa frase con la que quería reconocer el trabajo de la reina Sofía como espejo en el que se miraría para aprender.

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