El mensaje socialdemócrata del zar económico de Moncloa a los capos del Ibex

Es uno de los ministrables. En caso de que el Partido Popular desmienta las encuestas y reedite su victoria en las próximas elecciones generales, Álvaro Nadal, el zar económico de Moncloa, estará llamado a grandes cosas. Desde luego, a lucir una de las carteras. Suena que Mariano Rajoy ya lo ubica al frente de la de Economía, aunque estápor ver si dependiendo o comandandouna vicepresidencia económica.

Al figurar tan claramente en las apuestas, y pese a lo incierto que se presenta el mapa electoral, su presencia en cualquier acto genera expectación y capacidad de atracción a partes iguales. Y eso mismo es lo que pensó una decena de capos de las empresas delIbex 35. Invitados a una reunión privada con Nadal, no dudaron en asistir para escuchar lo que les tenía que decir el –por el momento–responsable de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno.

El lugar, uno de los clásicos cuando se trata de cónclaves de este tipo: el Nuevo Club de la madrileñacalle Cedaceros.

Y lo que escucharon sonó sensato a unos, pero sorprendente a otros, que esperaban un discurso más liberal y reformista. Lo que oyeron de Nadal fue el anticipo de lo que, en caso de victoria electoral, será una legislatura de corte marcadamente socialdemócrata. Vamos, que el Gobierno da por hecho que no puede seguir apretando las tuercas a los españoles ni adelgazar más el Estado del bienestar. "Lo hecho, hecho está, pero no tiene sentido ir más allá y hay que mantener el Estado del bienestar",vino a decirles.

Álvaro Nadal, quien también aprovechó la cita para presentar su particular visión sobre el origen y las causas de la crisis, se mostró obsesionado con la necesidad de mantener prietas las filas para no perder la competitividad recuperada. "O seguimos siendo competitivos o no podremos hacer nada", es la premisa.

Los mensajes estaban lanzados. Y los invitados, según cuentan, se marcharon satisfechos. Pero también asombrados. Se avecina, presuntamente, un PP más social. La sombra de las encuestas -y la de Podemos- es muy alargada...