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Cosas de la edad: de los lapsus con nombres a las magdalenas de la yaya Manuela
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Cosas de la edad: de los lapsus con nombres a las magdalenas de la yaya Manuela

La alcaldesa de Madrid tiene 71 años y como ocurre a todas nuestras abuelas, tiene algún que otro desliz, se equivoca de nombre al llamar a sus concejales y, sobre todo, hace dulces caseros

Foto: La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, durante una reunión de la Junta de Gobierno. (EFE)
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, durante una reunión de la Junta de Gobierno. (EFE)

Ya lo decía en sus estrofas el que se convirtió en el himno oficial de Manuela Carmena, "Madrid ya tiene a su abuela", la célebre canción que despedía a la mujer de Aznar ('Adiós Botella, bye bye PP') y daba la bienvenida a la líder de Ahora Madrid al Palacio de Cibeles. En efecto, la alcaldesa se ha convertido en una especie de abuelita, como las que tenemos o hemos tenido todos en casa, que con dulces caseros y lapsus memorísticos despiertan ternura entre el personal.

Ayer mismo, en el interminable pleno en el que hubo 'momentazos' como la abstención de Ahora Madrid que impidió acabar con las calles franquistas como pedía el PSOE, la regidora septuagenaria llamó Íñigo en varias ocasiones a su concejal Nacho Murgui: "El turno de Íñigo Murgui, Íñigo cuando quieras", seguía Carmena hasta que su delegado interrumpió: "Nacho, pero vamos, vale lo otro también...", mientras iba avanzando en su intervención entre alguna risotada. Una escena muy parecida a la de hace unos días durante el desayuno que la exjueza protagonizó junto al alcalde de A Coruña en el Hotel Ritz. Carmena no consiguió atinar ni una vez con el nombre justo: Julio pronunciado 'Yulio', también 'Julius' en alguna ocasión... Hubo de todo en aquel espectáculo nominativo, pero vamos, que Xulio Ferreiro no consiguió ser pronunciado debidamente.

Son muchos miembros del consistorio -incluidos de la oposición- los que cuentan que efectivamente Carmena lleva a menudo magdalenas hechas en casa y las ofrece a los miembros de cada partido. Pero para el que tuviera dudas, hace apenas unos días la alcaldesa convocó a los periodistas para una charla distendida y llevó sus célebres 'muffins', que "aunque estaban ricos, podían ser mejores". La anécdota -y otra vez nos recuerda a nuestras yayas- la puso cuando confesó haber olvidado pedir a su marido que comprara mantequilla, lo que la abocó a improvisar la receta. Cosas de la edad y remedios de una abuela.

A los deslices propios de esa edad se han achacado algunas declaraciones y anuncios precipitados -y después rectificados- que el PP madrileño ya ha bautizado como 'carmenadas'. El libro que ha escrito Maruja Torres sobre varias conversaciones de tú a tú con la alcaldesa, que salió a la luz esta semana, ha sorprendido a muchos por algunas declaraciones. "Si pudiese rebobinar, no me presentaría a las elecciones", "Todo esto es absolutamente excesivo y me desborda", "No soy feliz ahora". Afirmaciones sobre las que la alcaldesa de 71 años se pronunció rápidamente en su página de Facebook para explicar que las hizo durante el verano, en aquellos duros momentos que pusieron en tela de juicio incluso sus vacaciones estivales en Cádiz. "Por supuesto que a veces echo de menos el paraíso de mi jubilación y que algunos momentos han sido duros, pero el balance es positivo", se justificaba.

Ya lo decía en sus estrofas el que se convirtió en el himno oficial de Manuela Carmena, "Madrid ya tiene a su abuela", la célebre canción que despedía a la mujer de Aznar ('Adiós Botella, bye bye PP') y daba la bienvenida a la líder de Ahora Madrid al Palacio de Cibeles. En efecto, la alcaldesa se ha convertido en una especie de abuelita, como las que tenemos o hemos tenido todos en casa, que con dulces caseros y lapsus memorísticos despiertan ternura entre el personal.

Manuela Carmena Ayuntamiento de Madrid