Pizarro y FG mantienen vivas las cenas de la pandilla

Siguen siendo buenos camaradas y hacen por conservar su relación. La semana pasada, Manuel Pizarro (1951), quien fuera presidente de Endesa entre otros cargos, y Francisco González (1944), todavía número uno de BBVA, compartían mesa y mantel en el conocido Qüenco de Pepa, restaurante favorito del turolense. A pesar de la rica cocina, la cena fue sólo una excusa para ponerse al día, recordar momentos de gloria y divagar sobre las incertidumbres del presente.

Durante mucho tiempo, el tercer integrante de esas citas era César Alierta (1945), presidente de Telefónica hasta hace sólo unas semanas. El destino quiso que estos tres compañeros de gremio como agentes de cambio y bolsa (intermediarios autorizados por ley para operar en los mercados de valores) se convirtieran a partir de mediados de los 90 en figuras claves del mundo empresarial español, asumiendo responsabilidades corporativas determinantes durante dos décadas.

La progresiva retirada del primer plano de los protagonistas permite quedadas informales como la semana pasada. Sin embargo, hubo un tiempo en que las citas a tres entre Alierta, González y Pizarro competían en poder con las del consejo de ministros. Más aún, si a ellas se sumaba en calidad de invitado Rodrigo Rato, durante dos legislaturas (1996-2004) el todopoderoso vicepresidente económico del PP, bajo cuyo gobierno dieron el salto al Ibex (Telefónica, BBVA y Endesa).

La carrera profesional (y en algunos aspectos también la personal) de estos tres agentes de cambio y bolsa ha transcurrido de forma paralela. Su amistad ha sido durante años el núcleo duro del tejido corporativo patrio, al menos del más visible, actuando como motor de muchas corrientes de actuación diseñadas entre bambalinas. Ahora, el cambio de los tiempos y la singularidad de esta terna hacen difícil que esas míticas citas a tres encuentren relevo en las nuevas generaciones.