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Maroto, Oyarzábal y Meca se lo pasan en grande en Chueca mientras caía Sánchez
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Maroto, Oyarzábal y Meca se lo pasan en grande en Chueca mientras caía Sánchez

En pleno canibalismo del PSOE, el vicesecretario del PP, su marido y sus amigos cenaban en el Cannibal, frente por frente con el emblemático Tony's

Foto: El vicesecretario sectorial del PP, Javier Maroto. (EFE)
El vicesecretario sectorial del PP, Javier Maroto. (EFE)

La noche madrileña tiene estas cosas. Mientras en Ferraz se vivía un caldeado ambiente y Pedro Sánchez comparecía, sin preguntas, para anunciar que dimitía como secretario general, apenas a unos kilómetros, la plana mayor del PP vasco se lo pasaba en grande en una cena en pleno barrio de Chueca, ajena a los dramas de su rival político.

Justo a las nueve de la noche, mientras Sánchez entregaba 'la cuchara' tras una jornada de canibalización entre socialistas, en el antiguo restaurante Oliver —hoy reabierto como Cannibal—, Javier Maroto, vicesecretario del PP y exalcalde de Vitoria, se lo pasaba en grande junto a su esposo y su compañero de formación y de territorio Iñaki Oyarzábal —el primer político del PP que salió públicamente del armario—, el nadador de larga distancia David Meca, uno de los famosos amigos de Maroto, a quien le une también su fiebre por Eurovisión, y otros cinco amigos que compartieron mesa en la noche más triste del socialismo.

En uno de los antiguos lugares obligados para la gente del teatro, entre las calles Almirante y Conde de Xiquena, y frente a otro de los lugares emblemáticos de la noche madrileña, el Tony's, Maroto y sus amigos compartieron vinos y viandas durante más de dos horas, mientras en la sede del PSOE se tenían que conformar con pizzas y un ambiente de funeral tras una jornada de puñaladas traperas que se saldó con la 'muerte' —de momento— de Sánchez.

Maroto —así le llama, por el apellido, su marido— tuvo que saludar varias veces a los fans que le reconocían cuando pasaban por la calle, y en todo momento se mostró amable y dispuesto a pasar un rato distendido con sus amigos, por mucho que a escasos dos metros, en la barra, estuviera el conocido fotógrafo del corazón Miguel Temprano.

Al terminar la cena, Maroto y su esposo, más Oyarzábal, Meca y sus amigos, se perdieron por el barrio de Chueca para seguir disfrutando la jornada de un sábado mientras, más al norte, en el barrio de Argüelles, los periodistas terminaban de enviar sus crónicas de un sábado negro.

La noche madrileña tiene estas cosas. Mientras en Ferraz se vivía un caldeado ambiente y Pedro Sánchez comparecía, sin preguntas, para anunciar que dimitía como secretario general, apenas a unos kilómetros, la plana mayor del PP vasco se lo pasaba en grande en una cena en pleno barrio de Chueca, ajena a los dramas de su rival político.

Javier Maroto Pedro Sánchez