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Cuando el joven Montoro se quejaba de la degradación laboral
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Cuando el joven Montoro se quejaba de la degradación laboral

Cuando fue a cobrar su primera nómina, los barandas del IEE le dijeron que 'rien de rien'. No estaban en condiciones económicas de hacer un contrato al joven Montoro

Foto: Cristobal Montoro.
Cristobal Montoro.

Lo reconoció el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la noche del pasado martes, aunque sin 'acritú', que diría aquel. A él también le engañaron en uno de sus primeros trabajos. Ocurrió durante los primeros años ochenta, cuando su 'empleador', el Instituto de Estudios Económicos, el 'think tank' de la CEOE, le encargó que hiciera un seguimiento de los programas de los partidos políticos de cara a las elecciones de 1982, aquellas que ganó Felipe González por goleada.

Montoro se vio obligado a acudir a todo tipo de mítines, incluidos los del PSOE y del PCE de Santiago Carrillo. No aclaró si le gustó la experiencia, pero desde luego lo que no consiguieron ni socialistas ni comunistas fue quebrar su fe por el liberalismo económico.

Lo que sí debió percibir el ministro de Hacienda fueron los rigores de la contratación laboral y de la degradación del mercado de trabajo. Cuando fue a cobrar su primera nómina, los barandas del IEE le dijeron que 'rien de rien'. O lo que es lo mismo, nada de nada. El IEE —falto de recursos y con una economía de guerra— no estaba en condiciones económicas de hacer un contrato al joven Montoro.

El ministro no se desanimó y siguió trabajando en el IEE, aunque sin contrato. Se supone que cobrando a la pieza. Al final, sin embargo, hizo carrera y ascendió. Hasta llegar a ser director general. Desde allí lo fichó Aznar. Primero como diputado y, posteriormente, como secretario de Estado en su primer Gobierno. Pero Montoro todavía recuerda que su gozo laboral quedó en un pozo contractual.

A la luz del tiempo que ha pasado de aquella anécdota, no le ha ido profesionalmente mal. El IEE, que ha cumplido 39 años —por eso acudió Montoro a la cena de la Gran Peña, en Madrid—, se ha consolidado, de la mano de José Luis Feito y de sus anteriores presidentes, como uno de los primeros centros de análisis de la economía. Siempre con el liberalismo como marca de la casa.

Lo reconoció el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la noche del pasado martes, aunque sin 'acritú', que diría aquel. A él también le engañaron en uno de sus primeros trabajos. Ocurrió durante los primeros años ochenta, cuando su 'empleador', el Instituto de Estudios Económicos, el 'think tank' de la CEOE, le encargó que hiciera un seguimiento de los programas de los partidos políticos de cara a las elecciones de 1982, aquellas que ganó Felipe González por goleada.

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