El vacío que ha dejado Luis de Guindos en el Club de Tenis Chamartín

Asoma sobre un lateral de la madrileña M-30 y tiene más de 50 años de antigüedad. Durante años, el Club de Tenis Chamartín ha sido el refugio para desconectar de Luis de Guindos durante su etapa como ministro de Mariano Rajoy. Aunque su pasión por el tenis era conocida, solo unos pocos eran complices de las 'escapadas' del jefe de Economía para jugar unas pelotas.

Durante sus años de ministro, Guindos procuraba jugar al menos un día por semana. El momento ideal era el mediodía. Mejor jugar antes que comer. Una adicción —deportiva— que consideraba necesaria para descargar la tensión y la presión de la agenda, que no fue poca, unas veces por las exigencias de Bruselas, otras por las zancadillas de su compañero Montoro.

Quizá por eso, sus rivales para dar unas bolas no eran compañeros del Consejo de Ministros. Ni siquiera lo usaba como espacio para relaciones. Por lo general, Guindos tiraba de agenda de amigos, con Ignacio Garralda (presidente de Mutua Madrileña) a la cabeza, o de conocidos, con el periodista Raphael Minder (corresponsal del diario 'The New York Times') entre los más habituales.

A pesar de tener una agenda de habituales, el ahora vicepresidente del BCE se plantaba en el club aun sin tener compañero de juego. Esas veces, las menos, el propio club le gestionaba alguien que pudiera darle réplica, tipo profesor o alumno aventajado. Pese a lo sufrido del suelo arcilla, Guindos tenía el gusanillo del tenis desde la adolescencia y no fue de los traidores que saltaron al pádel.