Varoufakis, un marxista errático en el aquelarre del ladrillo europeo

Yanis Varoufakis, el ministro de Finanzas que dejó Grecia en mora con el Fondo Monetario Internacional, llevó el país a un corralito y casi lo saca de la zona euro, es ahora parlamentario nacional por un partido de izquierda, el Mera 25, que promete hacer todo aquello que Alexis Tsipras, líder de Syriza, no se atrevió a hacer contra la Troika.

Pero Varoufakis complementa ese trabajo con el de 'speaker' en eventos y conferencias. La última, una que se celebra desde el martes en Madrid y finaliza hoy: la Conferencia de la EPRA, que responde a la European Public Real Estate Association y que se podría traducir como la Asociación Europea de Bienes Inmuebles Cotizados. O dicho de otra forma: de todas las empresas cotizadas que promueven y gestionan bienes inmuebles (socimis, en España). Entre sus miembros, están Merlin, Inmobiliaria Colonial, Castellana Properties, Lar España y muchas otras.

Si no fuera por la sobrada capacidad de Varoufakis de gestionar contradicciones, alguien podría considerar que este aquelarre de ladrillo es un lugar extraño para alguien que se define como 'marxista errático'.

El exministro griego participó en la sesión de ayer, celebrada en el hotel The Westin Palace de Madrid (el Palace de toda la vida), dando el discurso de apertura, previsto para las 10 de la mañana. Le siguió a las 10:35 José Manuel Durao Barroso, expresidente de la Comisión Europea y ahora alto ejecutivo del banco de inversión Goldman Sachs. El griego habló de política monetaria, de tipos negativos y de la necesidad de reformar la Unión Europea para convertirla en una unión de transferencias, y encandiló a muchos de los asistentes. Presencia, ingenio y labia no le faltan.

Este confidente suyo desconoce lo que ha cobrado Varoufakis a los señores europeos del ladrillo, pero si sirve como referencia, en el año 2015, el London Speaker Bureau, una de las firmas que ofrecen los servicios como conferenciante del exministro heleno, desveló al medio griego 'Proto Thema' las tarifas de entonces: 60.000 dólares por discursos fuera de Europa, que bajaban dramáticamente a 5.000 si se trataba de un evento en el continente y a 1.500 dólares si la institución interesada era una universidad. Nada mal para un día de trabajo.