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¿Qué buscaba la Inteligencia venezolana en las maletas de los españoles repatriados?
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¿Qué buscaba la Inteligencia venezolana en las maletas de los españoles repatriados?

El 23 de mayo, iba a salir del aeropuerto de Maiquetía, en Caracas, un vuelo chárter con destino Madrid. No salió hasta cinco horas después, tras ser revisado por las FAES

Foto: Efectivos de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de Venezuela. (EFE)
Efectivos de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de Venezuela. (EFE)

El 23 de mayo iba a salir del aeropuerto de Maiquetía, en Caracas, un vuelo chárter con destino Madrid. Los pasajeros, 276, en su mayoría españoles que se habían quedado atrapados en Venezuela en medio de la pandemia de coronavirus. Se trataba del tercer (y último) vuelo que organizaron la embajada y el consulado españoles en el país bolivariano. Sin embargo, el vuelo no salió como se esperaba: cuando los pasajeros estaban a punto de embarcar, efectivos de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) venezolanas se presentaron en la sala de embarque, armados y con pasamontañas, e hicieron revisar una a una todas las maletas que ya estaban facturadas y en la bodega del avión. Tras varias horas de tensión y miedo a que el vuelo se quedara finalmente en tierra, el avión salió rumbo a Madrid cinco horas y media más tarde.

¿Qué buscaban y rebuscaban los agentes de la FAES en las maletas de los españoles repatriados? La prensa venezolana apunta a un lío de competencias entre las FAES y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), o sospechas de que alguno de los pasajeros estuviera relacionada con la operación Gedeón, pero los mentideros de la embajada en Caracas y en el propio Ministerio de Exteriores apuntan a dos rocambolescas maletas introducidas entre las de los pasajeros por el propio embajador español en Venezuela, Jesús Silva —quien sin embargo no viajaba en el avión—, que no habrían pasado el control inicial de seguridad del equipaje.

El vuelo, operado por Plus Ultra, fue gestionado con gran dificultad, debido a la tensión diplomática con las autoridades venezolanas, por la embajada de España y el consulado en Caracas. Se trató de un vuelo chárter comercial destinado —en principio— al retorno de ciudadanos españoles o con doble nacional. El pago del vuelo, unos 950 dólares más comisiones, salió del bolsillo de los pasajeros, y si el vuelo hubiera sido bloqueado, el consulado no se habría hecho cargo, según un 'e-mail' que ha podido ver este confidente.

Pese a todo, el proceso pareció comenzar con normalidad el 23 de mayo. El propio embajador y el cónsul se personaron en el aeropuerto de Maiquetía y durante la jornada las cuentas sociales de la legación diplomática en Venezuela publicaron varios vídeos con testimonios agradecidos de los españoles que iban a ser repatriados. Una vez pasada la zona de pasaportes y seguridad, ya con la mayoría de los pasajeros en la puerta de embarque, fue cuando empezaron los problemas.

Según relatan los pasajeros, se personaron agentes de las FAES armados y en pasamontañas, revisando ya en la pista y la zona de carga una por una todas las maletas del pasaje, que ya habían sido incluso introducidas en la bodega del avión. Los pasajeros fueron llamados hasta en tres ocasiones para revisar sus equipajes. "Allí, la comisión antidroga siempre hace ese tipo de revisiones... Pero esta vez noté que eran más lentos, por no decir exhaustivos", relata un pasajero. "Fue desesperante, agotador y con generación de mucha ansiedad", cuenta otro.

Al parecer, según cuentan los mentideros, el embajador, al despedirse de sus compatriotas rumbo a España, llevó directamente un par de maletas que llamaron la atención de la seguridad del aeropuerto. Cuando se fue tras los adioses, no llevaba dichas maletas, algo que no pasó desapercibido a los agentes, que dieron la voz de alarma, que provocó la inmovilización del avión y la revisión minuciosa de todo el equipaje. ¿Qué había en esas maletas que casi echan por la borda un trabajo de semanas y el regreso de casi 300 españoles? Pues... fruta. Frutas tropicales —que no hubieran pasado el control de seguridad, pues es ilegal introducirlas así en España— y otros inocentes enseres personales que, según comentan, venían de cierto invitado de la oposición venezolana que vive en la residencia del embajador.

El 23 de mayo iba a salir del aeropuerto de Maiquetía, en Caracas, un vuelo chárter con destino Madrid. Los pasajeros, 276, en su mayoría españoles que se habían quedado atrapados en Venezuela en medio de la pandemia de coronavirus. Se trataba del tercer (y último) vuelo que organizaron la embajada y el consulado españoles en el país bolivariano. Sin embargo, el vuelo no salió como se esperaba: cuando los pasajeros estaban a punto de embarcar, efectivos de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) venezolanas se presentaron en la sala de embarque, armados y con pasamontañas, e hicieron revisar una a una todas las maletas que ya estaban facturadas y en la bodega del avión. Tras varias horas de tensión y miedo a que el vuelo se quedara finalmente en tierra, el avión salió rumbo a Madrid cinco horas y media más tarde.