Un rival canadiense para una hipotética candidatura española a la OCDE

El pasado 10 de julio, Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, confirmó que no buscaría la reelección para un cuarto mandato de cinco años. El proceso de búsqueda de sustituto se inició formalmente el pasado 1 de agosto y si España quiere presentar candidato, o candidata, debe ponerse las pilas.

Cuando Nadia Calviño se encontraba en plena pugna por presidir el Eurogrupo, en los mentideros madrileños se comentaba que no era la única opción internacional que la vicepresidenta tercera del Gobierno vería con buenos ojos. Y apuntaban precisamente al puesto que dejaría vacante el mexicano Gurría.

Esta semana, hemos sabido que una hipotética candidatura hispana tendrá, al menos, un rival canadiense. Bill Morneau, ministro de Finanzas de Justin Trudeau, quien ha abandonado el Gobierno con el objetivo declarado de sustituir a Gurría en París, sede de la OCDE.

No parece un rival temible, ni por su bagaje político internacional ni por las razones de su salida: una investigación por un conflicto de interés con una ONG, en que Morneau no habría reembolsado 41.000 dólares canadienses (26.200 euros) en concepto de gastos de viaje.

No está aún claro que España vaya a presentar candidatura, pero, en ese caso, Calviño sería una de las opciones a tener en cuenta por Pedro Sánchez. Eso sí, la secretaría general de la OCDE no es la presidencia del Eurogrupo. Esta última era compatible con el puesto de vicepresidenta y ministra de Economía. La primera obligaría a Sánchez a buscar un nuevo responsable para los asuntos económicos y, crucialmente, para la relación con Bruselas. Ahora que toca repartir 750.000 millones en fondos europeos, tal vez no sea el mejor momento. A no ser que se deje el trabajo hecho.