El Confidente
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El infructuoso intento de Salvador Illa de evitarse un 'Armengol'
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, lleva un tiempo tratando de evitar ser protagonista de alguna escena polémica. El evento en el Casino de esta semana lo echó por tierra
Pocas cosas perjudican más la imagen de un político que predicar una cosa en público y ser cazado haciendo la contraria. Lo sabe bien la presidenta de Baleares, Francina Armengol, que tuvo que pedir disculpas tras admitir haber estado en un bar "hasta alrededor de la una" de la madrugada del pasado 7 de octubre, cuando ese establecimiento debería haber estado cerrado a la una.
Los sucesos son borrosos. Un atestado levantado por la policía municipal a las 2:10 de la madrugada tras las quejas de los vecinos; su misteriosa desaparición y posterior aparición tras la correspondiente denuncia del Ayuntamiento por presunta falta de custodia de documento público; un desmayo de un miembro del equipo de Armengol, suficientemente grave como para para quedarse un rato fuera del establecimiento pero no lo suficiente como para llamar a una ambulancia... En la peor de las hipótesis para la presidenta balear, estuvo en el local hasta más tarde de la hora permitida. En el mejor, salió antes de la hora límite quedó atrapada en un cúmulo de casualidades desafortunadas. Cualquiera de las dos se habría podido evitar si no hubiese estado de madrugada en un bar de copas.
Esto último lo sabe bien el ministro de Sanidad, Salvador Illa, que lleva ya una temporada larga tratando de evitar ser cazado en situaciones similares. De forma exitosa... hasta el pasado lunes, cuando acudió -junto con otros tres ministros (Margarita Robles, José Manuel Rodríguez Uribes y Juan Carlos Campo)-, el alcalde de Madrid (José Luis Martínez Almeida) y líderes de la oposición como Pablo Casado e Inés Arrimadas, a una entrega de premios en el Casino de Madrid junto con un centenar corto de personas.
En cenas recientes a Illa se le ha visto extremando las precauciones en este sentido. Dicen quienes le han visto y conocen sus hábitos en tiempos de coronavirus que siempre se levanta de la mesa e inicia el regreso a su domicilio una hora antes del horario máximo permitido. Precisamente para evitar situaciones de duda como la de Armengol. Incluso en la gala del pasado lunes, varios asistentes aseguran que el ministro acudió por sorpresa tras la ausencia de la vicepresidenta Carmen Calvo, quien sí estaba en la lista de invitados; que solo estuvo en los discursos y que ni tan siquiera se quedó a cenar. Aun así tuvo que pedir perdón en el Congreso. Toda precaución es poca en tiempos del Covid-19.
Pocas cosas perjudican más la imagen de un político que predicar una cosa en público y ser cazado haciendo la contraria. Lo sabe bien la presidenta de Baleares, Francina Armengol, que tuvo que pedir disculpas tras admitir haber estado en un bar "hasta alrededor de la una" de la madrugada del pasado 7 de octubre, cuando ese establecimiento debería haber estado cerrado a la una.