El Confidente
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Seseña embarga un suelo al fallecido Pocero junto a su polémica urbanización
El Ayuntamiento de Seseña ha tenido que iniciar un procedimiento de subasta extrajudicial, ante notario, para cobrar una deuda de 2,8 millones de euros
La deuda asciende a 2,8 millones de euros y, para cobrarla, el Ayuntamiento de Seseña ha tenido que iniciar un procedimiento de subasta extrajudicial, ante notario, de una finca valorada en seis millones. El deudor, Obras Nuevas de Edificación 2000 (ONDE 2000), la constructora propiedad de Francisco Hernando del Saz, popularmente conocido como 'el Pocero', creador de la famosa a la par que polémica urbanización El Quiñón, en la localidad toledana de Seseña.
El consistorio ha conseguido que salga a subasta, de manera extrajudicial, una finca propiedad de esta compañía situada junto a El Quiñón, con cuya venta espera saldar las deudas pendientes del ya fallecido constructor con las arcas municipales.
La deuda, de casi tres millones —incluidos intereses—, surge de una hipoteca de esta compañía con el Ayuntamiento de Seseña cuyo objeto eran una serie de infraestructuras para asegurar el abastecimiento, la conexión y la luz en la urbanización. Obras —conexión viaria con la A-4, red de abastecimiento de nuevos depósitos de Seseña o desvío de la línea de alta tensión de 400 KV al no ser posible su soterramiento— que fueron encomendadas al Pocero a finales de 2003 de acuerdo a un convenio de colaboración con el ayuntamiento. Con el estallido de la burbuja inmobiliaria, todas las obras se paralizaron, no solo las de las viviendas.
Como garantía de aquella hipoteca, el Pocero puso una finca que había comprado a través de su constructora en 2006 tasada en poco más de seis millones de euros. El terreno, de algo más de 61.000 metros cuadrados, según el catastro, se ubica precisamente junto a El Quiñón.
ONDE 2000 se fue a la quiebra dejando en el aire no solo esta macrourbanización, sino deudas millonarias con la Administración pública. Con el Ayuntamiento de Seseña, la deuda rozó los tres millones de euros, mientras que con Hacienda, en 2019, se acercaba a los 100 millones —87 millones—, una de las más elevadas con la Administración.
La empresa del Pocero, quien falleció por coronavirus en abril de 2020 a los 74 de edad, se declaró en concurso de acreedores en 2014, sin que desde entonces se haya procedido a la liquidación de la compañía, facilitando el cobro de las deudas por parte de sus acreedores, lo que habría llevado al Ayuntamiento de Seseña a instar una subasta extrajudicial para cobrar parte de esa deuda.
El plazo para pujar concluye el próximo 18 de noviembre y, en caso de que no haya postores, el Ayuntamiento de Seseña ha mostrado expresamente su deseo de participar en la misma. En ese caso, y según el artículo 671 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, se adjudicará dicha finca por un importe equivalente al 50% del valor de tasación de la finca o por la cantidad que se le adeude por todos los conceptos, incluyendo principal e intereses, con el límite de la responsabilidad hipotecaria por intereses, gastos y costas.
Seseña fue el enclave elegido por Francisco Hernando, 'el Pocero', para levantar su sueño inmobiliario, una gran urbanización de 13.500 viviendas. Un sueño que se frustró antes siquiera de haber nacido con el estallido de la crisis, que dejó al descubierto los excesos de la locura constructora en España. El Quiñón se convirtió en un símbolo de aquellos excesos, si bien, a diferencia de lo que ha sucedido con otros cadáveres inmobiliarios, sí ha conseguido salir adelante. De las 13.500 viviendas proyectadas, se levantaron 5.000.
La deuda asciende a 2,8 millones de euros y, para cobrarla, el Ayuntamiento de Seseña ha tenido que iniciar un procedimiento de subasta extrajudicial, ante notario, de una finca valorada en seis millones. El deudor, Obras Nuevas de Edificación 2000 (ONDE 2000), la constructora propiedad de Francisco Hernando del Saz, popularmente conocido como 'el Pocero', creador de la famosa a la par que polémica urbanización El Quiñón, en la localidad toledana de Seseña.