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El "maravilloso" pinchazo de Arias Cañete
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José Antonio Zarzalejos

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El "maravilloso" pinchazo de Arias Cañete

El debate en TVE no lo ganó Elena Valenciano, pero sí lo perdió clamorosamente el ex ministro de Agricultura y cabeza de lista del PP, Arias Cañete

Foto: Miguel Arias Cañete (d) saluda a Elena Valenciano (i), ante la periodista María Casado. (Efe)
Miguel Arias Cañete (d) saluda a Elena Valenciano (i), ante la periodista María Casado. (Efe)

El debate en TVE no lo ganó Elena Valenciano, pero sí lo perdió clamorosamente el exministro de Agricultura y cabeza de lista del PP, Miguel Arias Cañete. Su desplome se produjo –y se comenzaba a barruntar– cuando calificó de “maravilloso” el llamado rescate financiero dadas las condiciones en que fue concedido a España: diez años de carencia y el 0,5% de interés. Luego, el popular lo trató de enmendar –“positivo”, dijo– pero ya era tarde; demasiado, porque Arias Cañete leyó, no debatió, estuvo a la defensiva, se remitió a Zapatero con insistencia, apareció nervioso y a veces confuso. No preparó el popular un debate que creyó ganado. No le acompañó ni la corbata; ni su apariencia –congestiva–; ni su vocalización, que resultó cerrada y obtusa. Se limitó a defenderse, a evitar que la socialista le rebasase. Pero lo hizo.

Valenciano hizo los deberes; se preparó a base de bien, en datos y mensajes, se fue arriba cuando caló que su adversario venía demasiado suelto y en exceso confiado. Miro a la cámara, utilizó recursos emotivos –“soy madre…”– no cometió errores y estuvo suelta, desenfadada y agresiva. El azulón le favorecía y en la segunda parte del debate se arregló el flequillo para que no le cayera sobre el ojo derecho, y movió las manos y enfatizó sin exageraciones. No dijo nada excepcional, ni hizo ninguna propuesta, simplemente atacó, descalificó. Y se encontró ante un avezado político que parecía un becario de la calle Génova y no el hombre de su gran trayectoria.

El debate sólo sirvió para comprobar quién estuvo mejor y quién peor. Pero como acto de campaña fue un completo fiasco. Ni se habló de Europa ni de sus posibilidades. Fue un pretendido ajuste de cuentas entre los dos candidatos en el que Valenciano ganó a Arias Cañete cuando las apuestas estaban con el exministro

El debate sólo sirvió para comprobar quién estuvo mejor y quién peor. Pero como acto de campaña fue un completo fiasco. Ni se habló de Europa ni de sus posibilidades. Fue un pretendido ajuste de cuentas entre los dos candidatos en el que Valenciano ganó a Arias Cañete cuando las apuestas estaban con el exministro y eran desfavorable a la socialista. El candidato popular no sacó de la chistera ni un solo conejo ni sorprendió a su oponente, que, por el contrario, le golpeó el mentón dos o tres veces: con ese adjetivo de “maravilloso” referido al rescate financiero; con la carta de agradecimiento de Arias al Grupo socialista europeo en la negociación de determinados aspectos de la PAC y con la lectura literal de un frase machista del exministro sobre el regadío y las mujeres.

Arias Cañete en este debate, como la ausencia de Arenas en el de las elecciones andaluzas en la televisión pública, es tributario del enorme desprecio del PP a la comunicación; no tanto a la comunicación informativa como a la comunicación como instrumento de implementación de políticas de identificación ideológica y de persuasión. Y todo esto –incluido este debate (?)– quizás no repercuta en nada en los comicios del 25-M, pero ha dado la medida de la importancia de comunicar profesionalmente en política. Valenciano entendió esta regla de la nueva política; Cañete, la despreció. Y perdió, y perdió mucho; un hombre que tanto prometía. El PP, su equipo de campaña y el candidato se tienen que poner las pilas. Están muy por debajo de las expectativas, que ya eran escasas, de sus electores más fieles y adheridos.

El debate en TVE no lo ganó Elena Valenciano, pero sí lo perdió clamorosamente el exministro de Agricultura y cabeza de lista del PP, Miguel Arias Cañete. Su desplome se produjo –y se comenzaba a barruntar– cuando calificó de “maravilloso” el llamado rescate financiero dadas las condiciones en que fue concedido a España: diez años de carencia y el 0,5% de interés. Luego, el popular lo trató de enmendar –“positivo”, dijo– pero ya era tarde; demasiado, porque Arias Cañete leyó, no debatió, estuvo a la defensiva, se remitió a Zapatero con insistencia, apareció nervioso y a veces confuso. No preparó el popular un debate que creyó ganado. No le acompañó ni la corbata; ni su apariencia –congestiva–; ni su vocalización, que resultó cerrada y obtusa. Se limitó a defenderse, a evitar que la socialista le rebasase. Pero lo hizo.

Miguel Arias Cañete Elena Valenciano