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La nectarina y los votos
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Ángeles Caballero

Ideas ligeras

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La nectarina y los votos

En la noticia de la discusión entre Rocío Carrasco y su hija Rocío, en lo rosa y en lo oscuro, hay más política que en cualquier tertulia de análisis político

Foto: Rocío Flores, concursante de 'Supervivientes 2020'. (Telecinco)
Rocío Flores, concursante de 'Supervivientes 2020'. (Telecinco)

Después de años sumidos en un completo sinvivir, acabamos de enterarnos de que el chupinazo que provocó que Rocío Carrasco y su hija Rocío lleven años sin hablarse fue por culpa de una nectarina. La dichosa fruta provocó una discusión en la cocina que acabó con la madre por el suelo contusionada y la hija saliendo escopetada de casa. La adolescente (tenía entonces 15 años) llamó al padre y este la llevó al cuartelillo para denunciar a Carrasco por malos tratos.

No hagan como que no saben. Hablo de la hija biológica de Rocío Jurado y su primogénita, la que anoche saltó del helicóptero como concursante de 'Supervivientes'. La misma hija biológica que se divorció de un ex guardia civil, la que protagonizó un divorcio tenebroso, puede que muy parecidos al de algún miembro de su familia. Quizá sea el suyo. O puede que su convivencia en pareja sea idílica pero algún hijo o hija le haya salido descarriado.

En esta noticia, en lo rosa y en lo oscuro, hay más política que en cualquier tertulia de análisis político

No disimulen, ya no cuela eso de que solo leen ensayos, la tele solo es Netflix y nunca jamás han ojeado una revista en la sala de espera del dentista y en la peluquería. Y si es así, no saben lo que se pierden. Porque en esta noticia, en lo rosa y en lo oscuro, hay más política que en cualquier tertulia de análisis político.

Si no, a qué viene que Isabel Díaz Ayuso mandara una carta al director de Telemadrid quejándose del contenido de una noticia que no formaba parte de un informativo de la cadena, sino de un programa del corazón, llamado ‘Aquí hay madroño’. Una emisión diaria en la que se ríen de todo, pero que tuvo la mala fortuna de mofarse de la infanta Elena y sus clases de costura y que alguien cercano o la propia presidenta de la Comunidad de Madrid lo estuviera viendo. “De aquí a bordar las iniciales de Victoria Federica en sus braguitas hay una línea muy delgada”, decía la voz en 'off'. La unidad de España y el respeto por las instituciones se vertebra ahí, y no en una mesa de negociación. Vayan al bar y pregunten. La respuesta no les sorprenderá.

Ayer, el Carrascogate (no todo va a ser Delcy), en una tertulia del corazón, derivó en la conveniencia o no de la Ley de Violencia de Género

Si no, a qué viene que Pedro Sánchez, cuando era David y no Goliat, llamara en directo a Jorge Javier Vázquez para contarle al presentador de 'Sálvame' y a España entera que él estaba en contra de lo del Toro de la Vega en Tordesillas, que jamás se le vería en una corrida y que iba a presentar una proposición de ley de protección animal en el Congreso de los Diputados. Consiguió el voto del presentador, desencantado entonces con el PSOE, y puede que el de muchos espectadores. Demostró entonces Sánchez que era listo. Ahora solo es malvado. Y lo más sorprendente, viendo lo visto, es que cumplió la promesa. La tumbó el PP.

Ayer, el Carrascogate (no todo va a ser Delcy), en una tertulia del corazón, derivó en la conveniencia o no de la Ley de Violencia de Género. En qué habría pasado si en vez de denunciada hubiera sido denunciado, en las consecuencias de la alienación parental, en el caso Juana Rivas.

Hay que rellenar contenidos, y es entonces cuando el maldito entorno habla. Y surgen las conjeturas. Si hubo denuncia previa, si sirve de algo la ley...

También ayer, Paz Padilla intentaba defender la profesionalidad de una compañera argumentando que vivimos en un país en el que dices que has estudiado un máster (hola, Cristina Cifuentes) y luego es mentira; en un país en el que un político dice que tienes el título de arquitecto (hola, Rocío Monasterio) y el polígrafo dice que no. Millones de personas en su sofá reciben a diario estos mensajes. Y que sepamos, los días de Iván Redondo tienen 24 horas como los nuestros.

Pasa en la información del corazón, pero también en la crónica negra. Cuando una mujer muere a manos de un hombre, cuando un señor muere apuñalado por alguien con quien discutió por una plaza de 'parking', también hay política. No se puede discutir, como dice mi compañero Alejandro Requeijo, el número de puñaladas. Pero hay que rellenar contenidos, y es entonces cuando los vecinos y el maldito entorno hablan. Y surgen las conjeturas. Si hubo denuncia previa, si sirve de algo la ley, si no estaba ella loca de celos, si no le hacía la vida imposible. Y qué me dicen si el agresor procede de alguno de esos países fuera de la OCDE. Si nos traen lo peor, si es que ya no se puede estar seguro en ningún sitio. Y la ley y el orden dónde están.

Ahí, y no solo en las secciones de opinión y los informativos, también hay votos.

Después de años sumidos en un completo sinvivir, acabamos de enterarnos de que el chupinazo que provocó que Rocío Carrasco y su hija Rocío lleven años sin hablarse fue por culpa de una nectarina. La dichosa fruta provocó una discusión en la cocina que acabó con la madre por el suelo contusionada y la hija saliendo escopetada de casa. La adolescente (tenía entonces 15 años) llamó al padre y este la llevó al cuartelillo para denunciar a Carrasco por malos tratos.

Rocío Carrasco Política