Intención de Voto
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La nueva política es una cuestión de urbes
¿Vivimos una burbuja en la que el deslumbramiento de lo nuevo ciega en las grandes ciudades o es el principio de una reconversión del mapa político?
Si alguien pidiera un eslogan para este blog, sin duda sería 'No hables de la gente, habla de aquella gente a la que quieres llegar'. Muy cándido (por poner un calificativo) será aquel que crea que con un mensaje o una sensibilidad abarca a toda una población.
Si, como dice el muy reverenciado en nuestro país Steve Jarding, la política es ganar elecciones, entonces entender el electorado, identificar a tu electorado y a aquel que aún no lo es (pero podría serlo) es el reconocimiento del terreno del que habla 'El arte de la guerra'.
Para llevar a cabo la identificación tendemos de forma tradicional a fijarnos en cosas como nivel de ingresos o nivel educativo o clase social y, por supuesto la geografía. Pero como creemos que este pensamiento es medieval y tenemos que hacernos las preguntas correctas, hoy vamos a dejar de hablar de geografía electoral hablando de bastiones y vamos a hablar de capilaridad.
¿Por qué capilaridad? Porque queremos ver la transición de un escenario con dos partidos políticos en los que cada uno tenía aseguradas ciertas zonas (o bastiones) a un escenario en el que la comunicación, la presencia y la permeabilidad del mensaje incide en función de qué zonas.
Vistos los resultados afirmamos que la llamada nueva política ha surgido en una suerte de despertar hípster
Para ello hemos acudido de nuevo a los resultados del 20 de diciembre pasado y hemos generado un ratio que nos permita ver si el voto a un partido en una provincia determinada se va a la ciudad o ciudades más relevantes o pesa más fuera de ellas. Aunque venga en porcentaje, tómenlo como una medida de proporcionalidad (que es lo que es) y no como una diferencia del voto logrado en la ciudad en cuestión frente al de su provincia (algo que no es). Vistos los resultados podemos afirmar que la llamada nueva política ha surgido en una suerte de despertar hípster.
Hemos cogido las 50 capitales de provincia que hay en la geografía nacional y hemos añadido localidades relevantes de algunas de ellas como Gijón en Asturias, Jerez en Cádiz, Vigo en Pontevedra... para contar con otros núcleos urbanos importantes en ciertas provincias. Una peculiaridad y que requiere un estudio en mayor profundidad son el caso de Madrid y Barcelona. A estas provincias no les hemos añadido como parte del estudio localidades como Móstoles o Alcalá, en el primer caso, oBadalonay L´Hospitalet, en el segundo, ya que las dos capitales tienen una diferencia de población significativa con respecto al resto. No obstante el resultado obtenido en ellas frente al resultado de la provincia debe ser cogido con atención por la existencia de esas otras poblaciones que, juntas, generan tendencias muy interesantes de analizar.
Para entender los gráficos nos tenemos que fijar en dónde está el cero en el eje horizontal. Este cero implica que el peso en la capital de provincia se da en la misma proporción que en el resto de la provincia o, expresado de otra forma, que existe una capilaridad uniforme. Ahora, las ciudades están ordenadas en función del mayor peso hacia la provincia (arriba y a la izquierda) a mayor peso en urbes (abajo y a la derecha).
Vamos en primer lugar con el Partido Popular. En primer lugar, resulta llamativo que el PP es fuerte en aquellos núcleos urbanos de provincias donde han perdido respaldo de manera sensible. De hecho, se aprecia este efecto en Cataluña y País Vasco, donde solo se mantiene más o menos equilibrada la situación en Álava, una plaza que ha sido buena para elPP... hasta las europeas de 2014.
De todos los partidos analizados, el PP es el que mejor tiene repartido el peso de su voto porque, de no ser por San Sebastián, y considerando las provincias que están a uno y otro lado del equilibro, todo queda más o menos proporcionado (-6 como extremo a provincia y +4,5 al núcleo urbano).
¿Quién es más querido fuera del las grandes urbes? El PSOE.
El PSOE está muy desequilibrado hacia fuera de las ciudades. De hecho, si no contamos con Lleida, todo aquello que parece tender más hacia las urbes está casi en equilibrio con el resto de la provincia.
Vemos, además, una similitud con el PP: mantienen voto urbano allí donde han sido desplazados de manera significativa desde 2014. Si en Cataluña coinciden con Lleida y Tarragona, en el País Vasco intercambian Vitoria por Bilbao, siendo San Sebastián común a ambos. No obstante fíjense en que Extremadura y Andalucía pesan mucho para el PSOE fuera de las capitales, mientras que se comporta bien en capitales de provincias que implican pocos diputados como Soria o Palencia.
¿La explicación? A lo mejor no es tan inmediata y requiere un poco más de profundidad, pero para una primera aproximación, miren este gráfico.
Podemos presenta el escenario inverso al PSOE. Llama la atención cómo Cádiz sigue siendo de Kichi y parece que no haya sufrido ningún desgaste. Pero lo más interesante está en el eje horizontal. ¿Se acuerdan de que el límite del PP estaba algo por encima de un +4,5 si no fuera por tres ciudades que actuaban como 'outliers'? ¿Y el PSOE? Un +5 incluido su propio 'outlier' que era Lleida. Pues bien, miren cuantas ciudades frente a provincias tiene Podemos por encima del +4,5.
Es una foto algo extrema de impermeabilidad de la urbe al resto de la provincia. Aún con el ejercicio de haber incorporado a IU se suaviza algo, pero no crean que mucho.
Y el mapa de Ciudadanos no es distinto:
Primera peculiaridad. Miren cuántas ciudades superande nuevo el +4,5 que hemos marcado antes y miren cuántas tienen en peso hacia la provincia y bajo qué coeficientes. La segunda peculiaridad es que su 'outlier' es el mismo que el del PP.
En conclusión,el partido con más permeabilidad es el Partido Popular y esto puede suponer una gran ventaja. No por nada es, ahora mismo, el partido con una base más sólida de todos los que compiten a lo largo del territorio nacional el próximo 26-J y con el mejor reparto.
Una segunda valoración radica en el riesgo que actualmente corren los partidos más 'cosmopolitas'. Concentrar el voto en una localidad es cierto que implica no tener que atender a muchas necesidades distintas ni a una gran variedad de respuestas para diferentes problemáticas, lo que nos lleva a una segmentación, en principio, más sencilla y a un ahorro en mensaje importante.
Iglesias no se puede permitir más tiempo desaparecer lunes, martes y miércoles para reaparecer el jueves en TV y de ahí al domingo de gira estelar
Pero el riesgo radica en la saturación de espectro en las grandes urbes. Lo quieran o no,hablamos de conjuntos limitados en los que el crecimiento es complicado, al menos el orgánico. Cierto que siempre puede haber un episodio que decante el voto hacia otra opción, pero no será significativo si el error no es catastrófico. En cambio, el posicionamiento del PSOE e incluso el del PP, si aprovechan la oportunidad, puede estar en asaltar de nuevo las grandes urbes (recuerden, una segmentación más sencilla), ya que la confianza la tienen más o menos asegurada fuera de ellas. Con todo, seguimos pensando que la política necesaria a fecha de hoy es de bajar a la calle;y queda un mes.
Un mes en el que, por ejemplo, Pablo Iglesias no se puede permitir mucho más tiempo desaparecer lunes, martes y miércoles para reaparecer el jueves en televisión y de ahí al domingo de gira estelar. Su "ausencia por agotamiento" en la pasada campaña es cierto que le vino bien para no saturar y puede que la forma de desaparecer este mes sea más racional y permita respiros, pero la diferencia es que, tras los movimientos desde enero, la percepción ya no es de soluciones, sino de tacticismos.
¿Vivimos una burbuja en la que el deslumbramiento de lo nuevo ciega en las grandes ciudades o es el principio de una reconversión del mapa político? Sea como sea, la ventaja, insistimos, la tiene quien debe recuperar la confianza en las urbes, ya que es un movimiento más eficiente (más votos a menos coste).
Si alguien pidiera un eslogan para este blog, sin duda sería 'No hables de la gente, habla de aquella gente a la que quieres llegar'. Muy cándido (por poner un calificativo) será aquel que crea que con un mensaje o una sensibilidad abarca a toda una población.