Simancas prolongará su regencia en el PSOE de Madrid hasta el verano de 2016

Tomás Gómez sabía de antemano que iba a ser la primera víctima política de Pedro Sánchez, a pesar de su apoyo para frenar la candidatura alternativa de Eduardo Madina a la secretaría general del PSOE. Con esa convicción acudió a la reunión decisiva en la que se fraguó la alianza de Andalucía, Valencia, Castilla-La Mancha y Madrid en pro de la candidatura del diputado madrileño, con José Luis Rodríguez Zapatero en el papel de reina madre.

“Con Pedro de secretario general, yo estoy muerto”, vino a decir a los demás comensales, haciéndoles partícipes de los negros augurios que barruntaba para su futuro político. Pero también se sabía muerto si no seguía yendo del brazo de Susana Díaz, como había hecho contra Alfredo Pérez Rubalcaba, y quedaba al margen de la conspiración de barones para decidir quién ocupaba el trono tras la abdicación del exministro.

Apenas un año después, destituido de la secretaría general de Madrid y descabalgado de las candidatura autonómica en una operación en la que se aplicó la máxima maquiavélica de que el fin justifica los medios, y habiendo renunciado con antelación al acta de senador, Gómez se ha reincorporado a la actividad docente en la Universidad Carlos III de Madrid y ha pedido que le amplíen las horas lectivas para el próximo curso académico.

Los resultados electorales y la falta de un candidato claro avalan a la gestora en Madrid para seguir hasta después del próximo congreso federal

Gómez sigue siendo vocal de una Ejecutiva federal que apenas se convoca y que no resultó ser para él el seguro de vida que esperaba, y en las reuniones del Comité Federal pasa desapercibido, sin suscitar el interés mediático que despertaba cuando era un ganador de órdagos. Pero, después de ocho años en la secretaría general, creó una red de lealtades que sus seguidores más acérrimos aspiran a convertir en una minoría de bloqueo o, cuando menos, en un influyente sector crítico.

Entregados a Gabilondo

Esos son los deseos, pero otra cosa es la realidad que se va imponiendo por más que sus partidarios intenten seguir manteniendo viva la llama de Tomás Gómez. Si Ángel Gabilondo fuera un hombre de partido, mañana se convocaría un congreso extraordinario porque lo ganaría con mucha holgura a pesar de no haber logrado recuperar el gobierno regional. Pero el exministro, que carece de carné del PSOE, no es un político orgánico. Y no hay un candidato claro para el cargo de secretario general.

El exsecretario general de Madrid se ha reincorporado a la Universidad Carlos III y pedido la ampliación de su docencia para el próximo curso

Así, en Ferraz se ha llegado a la conclusión de que lo mejor es estirar lo más posible la regencia de Rafael Simancas, que dirigió con Óscar López, exsecretario federal de Organización, la campaña autonómica madrileña. Y eso lleva a la previsión, ampliamente compartida, de que la provisionalidad en la dirección del PSOE de Madrid se prolongará un año, hasta mayo o junio de 2016, porque antes –tras las elecciones generales– se celebrará un congreso federal. Si Sánchez se consolida, podrá poner a quien quiera; si Sánchez cae, el volcán socialista volverá a entrar en erupción.

De momento, el paso a un lado dado por Susana Díaz y Carmen Chacón ante las primarias presidenciales ha dejado a Gómez perdido en la soledad y lo que queda del tomasismo intenta reagruparse en torno a Antonio Miguel Carmona, a quien su mentor ha puesto públicamente el cartel de “maltratado” por la dirección federal. Carmona, que llegó a sentirse alcalde de Madrid y secretario regional del PSOE, ha visto disiparse ambas posibilidades en un pim-pam. Y, en el entretanto, ha sido desarmado el núcleo duro de Gómez: el tridente formado por Maru Menéndez (Organización), José Eusebio González (Asamblea de Madrid) y Noelia Martínez Espinosa (Ayuntamiento).

A la vista de los resultados del 24-M, el fervor de muchos tomasistas ha mudado hacia Gabilondo y avalado a la gestora. El argumento electoral es de peso. “El candidato socialista para la Comunidad, Ángel Gabilondo, obtuvo el 25,7% y 416.000 votos en la ciudad de Madrid frente al candidato socialista para el Ayuntamiento de Madrid, Antonio Miguel Carmona, que obtuvo 249.000 votos y un 15,2%. ¿Dónde fueron esos 167.000 votos de hueco? Pues evidentemente a Manuela Carmena, la cual obtuvo, en [la ciudad de] Madrid, 150.000 votos más que la suma de los votantes de Podemos e IU en las autonómicas”, como explica Julio Embid, subdirector de Estudios de la Fundación Alternativas (El hueco y la independencia. Debatecallejero.com. 1/6/15).

Gabilondo obtuvo mejor resultado que los candidatos de 19 de los 20 municipios más poblados. El 24-M solo ha alumbrado un valor en alza, Javier Rodríguez

El politólogo no se queda en este brochazo gordo y profundiza más: en 19 de los 20 municipios más poblados de la Comunidad, donde vive el 90% de los habitantes de la región, la lista autonómica fue más votada que la local, de modo que el plus de Gabilondo no sólo se ha producido frente a Carmona sino que ha tenido impacto en toda la región, con diferencias porcentuales que en algunos casos, como el de la capital, superan el 10%.

Un alcalde longevo y otro debutante

El único de esos candidatos que logró mejorar la marca de Gabilondo fue Manuel Robles, alcalde de Fuenlabrada desde 2003, un histórico al que el tren le llega tarde para intentar ser secretario general en un tiempo en el que se impone la renovación generacional. De entre los jóvenes, los resultados electorales solo parecen haber generado una figura emergente: Javier Rodríguez Palacios (ingeniero agrónomo nacido en 1972), que gobernará Alcalá de Henares en alianza con IU y Podemos.

La suerte ha sido irregular para algunos de los jóvenes cachorros del socialismo madrileño con aspiraciones de llegar a más. Daniel Viondi, que cuenta con el beneficio de su amistad con Sánchez y un pasado de trabajo en común, tendrá una plataforma como diputado autonómico, y otro tanto Juan Lobato. Pero Borja Cabezón ha obtenido un pésimo resultado como candidato a la alcaldía de Majadahonda, donde quedó muy por detrás de PP y Ciudadanos, con tan sólo 3 de 25 concejales –uno menos– y un 11,38% de los votos.