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Jaime Pérez-Llombet

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¿Qué fue del mediador y su caso?

Sumergidos ya en la campaña electoral, el caso parece haber finalizado su invierno, abandona el silencio y poco a poco, regresa a la luz a menos de un mes de que vuelvan a abrir los colegios electorales

Foto: Marco Antonio Navarro, el mediador. (EFE/Miguel Barreto)
Marco Antonio Navarro, el mediador. (EFE/Miguel Barreto)
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Parece que algo vuelve a moverse. Siquiera lentamente, pero huele a que sale del letargo de estos últimos meses el escándalo que se coló en primeras páginas, minutos de radio y televisión a golpe de fotos e imágenes vergonzantes y casposas que, aderezadas con relatos de presuntas corruptelas, dieron forma a un relato política e informativamente atractivo, sí, pero incompleto (por falta de pruebas). Mediadores. Prostitutas. Cocaína. Cargos públicos celebrando su descenso al infierno en habitaciones de hotel. Presuntos apaños. Supuestas gestiones para evitar sanciones o lograr un trato de favor. Una crónica negra impropia de este siglo sacudió la política en Canarias —en primera instancia— y en el conjunto del país, poco después. Marco Antonio Navarro, el mediador, logró que su turné por los medios de comunicación —allá por el primer trimestre de este año— llamara la atención del gran público, de la gente de a pie, de quienes consumieron durante semanas un escándalo de digestión fácil.

Foto: La fiesta en el hotel Victoria 4 de Madrid a la que acudieron Juan Bernardo Fuentes Curbelo y Marco Antonio Navarro Tacoronte. 

Juergas. Drogas. Hoteles. Fiestas. Fueron, los primeros pasos del Caso Mediador, un cóctel que auguró un éxito en taquilla, una pegada fuerte, una penetración importante no solo en los ámbitos parlamentarios e informativos, sino en cafeterías, oficinas y reuniones familiares. Para el común de los mortales, muchos escándalos son indescifrables porque la ingeniería que exige la corrupción de altos vuelos (o las cantidades que se manejan) describen, a ojos de la mayoría, sucesos extraterrestres. No fue así con las andanzas de Marco Antonio Navarro y de sus compañeros de juergas y otras ocupaciones, el clan Fuentes, Juan Bernardo y Taishet —diputado en las Cortes, el tío, y director general del Gobierno canario, el sobrino—.

Navarro, tío y sobrino pasaron del anonimato a ser un producto altamente demandado en las conversaciones públicas y privadas. Mensajes malamente encriptados. Gestiones que (a la espera de lo que diga el juzgado) viajaban a ninguna parte porque el recorrido comenzaba y se agotaba en juergas pagadas por incautos. Ingredientes idóneos para generar, como así fue, una demanda masiva de nuevas entregas.

Foto: Juan Bernardo Fuentes Curbelo (i) organizaba visitas para los empresarios implicados en el Congreso de los Diputados.
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Fotos, audios y transcripciones dieron juego, pero poco más. Las entrevistas de Marco Antonio Navarro y lo que trascendió en aquellos meses fue munición suficiente para provocar la dimisión del parlamentario, el destierro de su sobrino, quebraderos de cabeza a los socialistas canarios —a quienes tocó que el kilómetro cero del lío fuese en Fuerteventura— y la consiguiente balacera en Congreso, Senado y adyacentes, con el PP restregando al PSOE las vergüenzas de un caso con mil denominaciones. Caso Mediador. Caso Tito Berni. Caso Cuarteles. Según fueron pasando las semanas, el escándalo remitió porque las denuncias de Marco Antonio Navarro perdieron fuelle. Se decía mucho pero no se demostraba nada. Demasiado ruido para tan pocas nueces. Quedaba sumario por aflorar (y queda), pero el escándalo parecía no dar más de sí. Con las elecciones autonómicas y locales a las puertas, doblando la esquina de aquellos meses, flotaba en el aire que quedaban balas en la recámara y que se estaban guardando para disparar a discreción en plena campaña. No fue así. La investigación ha seguido su curso en el juzgado, pero el caso desapareció de la crónica política, de los medios y de las cafeterías.

Sin embargo, sumergidos ya en la campaña electoral (qué sentido tiene referirse a esto como precampaña) el Caso Mediador parece haber finalizado su invierno, abandona el silencio y poco a poco, sin prisa pero sin pausa, regresa a la luz a menos de un mes de que vuelvan a abrir los colegios electorales. Si en marzo los socialistas temieron que el caso resucitara en plena campaña de las autonómicas y locales, meses después, tocando ya en las puertas de julio, muchos se preguntan si la reaparición del Caso Mediador estas últimas semanas anuncia que más pronto que tarde volverá a colarse en la actualidad política y, sobre todo, en la campaña electoral.

Foto: Declaración judicial de Juan Bernardo Fuentes Curbelo, alias 'Tito Berni'.
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Algo se mueve. Ni en abril ni en mayo se supo nada. En junio van a aflorando más entregas del escándalo, elementos de última hora. El mediador ha dado por finalizada su quietud y vuelve a revolverse. A principios de mes volvió sobre sus pasos, resucitó al agitador que fue y lo hizo como suele, moviendo fichas, haciéndose notar, esta vez solicitando a la juez que pida a la Policía que informe de sus citaciones o requiriendo al Colegio de Abogados para que rinda cuentas sobre la razón que llevó a cambiar el abogado de oficio. Marco Antonio Navarro se movía como pez en el agua en los medios de comunicación, pero llegó el día en que a falta de agua —de documentos y pruebas que demostrarán sus denuncias— el pez desapareció. Habiendo perdido el interés de los medios, ha pasado estos últimos meses moviéndose donde toca, en el juzgado. Claro que la discreción con la que se ha desenvuelto de marzo a esta parte ha pasado a peor vida este junio. De semanas a esta parte vuelve a la luz, otra vez titulares e informaciones que recuperan para el gran público aquellas andanzas, cenas, reuniones y presuntas corruptelas.

Foto: Imagen de archivo de la declaración judicial de Juan Bernardo Fuentes Curbelo, alias 'Tito Berni'.

La jueza, Ángeles Lorenzo-Cáceres, no ha dejado de trabajar y avanzar con la investigación. La desaparición informativa no implica que el caso no haya seguido su curso en el juzgado. Citaciones. Pruebas caligráficas. Hoy volverán a sentarse ante la jueza el tío y el sobrino, los Fuentes. Lorenzo-Cáceres ha ampliado la investigación patrimonial del caso a la mujer del sobrino de Juan Bernardo Fuentes. Son muchas las conversaciones en las que se hablan de pagos a Taishet Fuentes o en las que él reclama los pagos o agradece los recibidos —ha explicado la jueza—. A la titular del juzgado de instrucción número cuatro, en Santa Cruz de Tenerife, le ha llamado la atención la cantidad de operaciones de Yeneba Calero con Taishet. Hay más. En lo que anuncia el regreso del Caso Mediador a la cartelera política, la juez ha imputado a otras seis personas, entre ellas a dos miembros del Gobierno canario, Álvaro de la Bárcena Argany y Estefanía Margarita González. El caso vuelve a moverse. Llueven las citaciones. Regresa a los medios de comunicación. Con la campaña electoral aterrizando en julio, en cualquier momento el Caso Mediador puede volver a las pantallas, hacerse un hueco en el fuego cruzado que protagoniza el bipartidismo y, a partir de ahí, provocar que la corrupción vuelva a estar en lo alto del cartel electoral.

Parece que algo vuelve a moverse. Siquiera lentamente, pero huele a que sale del letargo de estos últimos meses el escándalo que se coló en primeras páginas, minutos de radio y televisión a golpe de fotos e imágenes vergonzantes y casposas que, aderezadas con relatos de presuntas corruptelas, dieron forma a un relato política e informativamente atractivo, sí, pero incompleto (por falta de pruebas). Mediadores. Prostitutas. Cocaína. Cargos públicos celebrando su descenso al infierno en habitaciones de hotel. Presuntos apaños. Supuestas gestiones para evitar sanciones o lograr un trato de favor. Una crónica negra impropia de este siglo sacudió la política en Canarias —en primera instancia— y en el conjunto del país, poco después. Marco Antonio Navarro, el mediador, logró que su turné por los medios de comunicación —allá por el primer trimestre de este año— llamara la atención del gran público, de la gente de a pie, de quienes consumieron durante semanas un escándalo de digestión fácil.

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