Miguel Ángel Aguilar: que vuelva el alcohol a las redacciones

Miguel Ángel Aguilar es un gran periodista que ha sido director del mítico Diario 16, de la Agencia Efe o del Sol de Germán Sánchez Ruipérez. Pero por encima de todo ello es un hombre con un exótico sentido del humor. Decía Luis Escobar Kirpatrick que el sentido del humor es una cuestión de educación y opino que hay que fomentarla desde todos los ámbitos.

Miguel Ángel acaba de presentar su libro España contra pronóstico en el que ante la situación actual, se nos alerta sobre cómo conquistamos nuestras libertades y el cuidado que requieren. Su libro está editado en la editorial que lleva su apellido.

Lo primero que hizo el autor fue afirmar que como en su despacho no se puede encontrar nada, él respondió a unos cuestionarios que le formuló Paloma Tortajada y sobre esa base se ha construido la obra. Con lo cual ya conocemos al que firma el libro y en este caso a su negra. El libro es una incitación a la vigilia, un llamamiento frente a la marea de entreguismo, una convocatoria al civismo activo que debe estar vigilante para evitar la oxidación de las libertades y un antídoto contra la resignación.   

El Rey, la Iglesia, el Ejército, los indignados son tratados desde un prisma muy diferentes pues como apuntó el guionista, director de cine y escritor, David Trueba, el 23 F por ejemplo se centra en la expoliación del bar del Congreso y en que el golpe no triunfó porque los militares no tenían solventado quién les facilitaba los bocadillos. 

El historiador José Álvarez Junco advirtió de que no podemos flagelarnos, como ya hizo España en el 98, con lo que ahora ocurre pero hay que trabajar por una sociedad menos clientelar con el poder, dentro de todos los ámbitos, y denunció que en España hay poca cultura democrática y nos regimos por el todo vale. Trueba comentó que antes los redactores podían enfrentarse al director sin miedo a ser despedidos y dijo de Aguilar que es un genial narrador oral capaz de que la mayor tragedia le ayude a construir un chiste.  

Afirmó Aguilar que trabajar en España es una horterada y que a las familias buenas se las mide por el número de generaciones que llevan sin pegar un palo al agua. De hecho, se habla de que a los pitipún les ha ido tan mal que se han tenido que poner a trabajar. Aseguró que la limitación del consumo de alcohol en las redacciones ha llevado al alcoholismo pues lo que antes se ingería en una jornada laboral luego hubo que tomarlo de un salto y que con la aparición de los ordenadores se perdió el ruido en la redacción.  

También recordó su paso por las tertulias televisivas. Épico fue el momento cuando preguntado sobre el 11-M empezó a desarrollar su particular teoría del asesinato de Abel por parte de su hermano Caín, o cuando Carlos Llamas le preguntó su opinión sobre el asesinato de una mujer con 40 puñaladas y Aguilar contestó: me parece mal.

Por último y en honor a Miguel Ángel hay que decir que en su informativo de madrugada avanzada en Telecinco denunció por primera vez que el himno de España lo tenía registrado un tal José de las Casas al que había que pagar cada vez que sonaba. La humorada acabó consiguiendo que el Estado recuperara la propiedad de tan singular elemento.  

Entre el público pude ver a muchos referentes de nuestro santo oficio que a diferencia de los médicos o los abogados prestigiosos, ahora no encuentran más que pequeñas trincheras donde ubicarse. Gente como Diego Carcedo, Felipe Sahagún, Carmen García Vela, Joaquín Estefanía (muestra clara de que los directores y ex de El País existen aunque nadie les ponga cara), Fernando González Urbaneja, que cada vez me recuerda más al Obispo de Canterbury, Rosa Paz y tantos otros que comparten la idea de que hay que rezar porque vuelva gente como Jesús de Polanco o Juan Tomás de Salas.

Entre un público variado que rió las ocurrencias del ponente también se pudo ver al exministro Ángel Gabilondo flanqueado por dos atractivas rubias, y al actor Álvaro de Luna, único componente vivo de la cuadrilla de Curro Jiménez.