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El Curioso Impertinente

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Fue el discurso a toda una vida y a una saga política. Jesús Posada, hijo  de un eterno procurador de las Cortes de Franco, hábil y

Foto: Jesús Posada (c), junto al jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy (i), durante su intervención en el acto central del Día de la Constitución. (EFE)
Jesús Posada (c), junto al jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy (i), durante su intervención en el acto central del Día de la Constitución. (EFE)

Fue el discurso a toda una vida y a una saga política. Jesús Posada, hijo de un eterno procurador de las Cortes de Franco, hábil y escurridizo como una anguila, sentó cátedra con apelaciones magistrales a la reciente Historia de España y al futuro de los pocos jóvenes que estaban allí presentes.

Pío García Escudero, un caballero donde los haya, ni siquiera le disputó un segundo de gloria. Pío, sigue ahí, contando con la entera confianza del presidente… del Gobierno. No es ministro, sencillamente porque no quiso. Tomen nota de cara al futuro.

Lo cierto es que el Estado, en ausencia de su jefe, estuvo representado al completo en el Congreso de los Diputados en los 35 abriles de una dama que periclita y que necesariamente tendrá que pasar por el taller. Igual que su jefe a título de Rey.

Sólo dos de los tres vivos “padres” de la Constitución asistieron, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, ácido como siempre, y José Pedro Pérez Llorca, el mítico “silver fox”, sabio, irónico y anglosajón –pese a ser de Cádiz- como corresponde a un veterano de la política metido ahora a abogado de grandes facturas.

El ministro Cristóbal Montoro, que fuma en pipa por las insinuaciones malévolas respecto a lo que ocurre en la Agencia Tributaria, sostenido por el sentido del humor de Carlos Aragonés; José Ignacio Wert y su inseparable Monserrat Gomendio; la siempre atenta Ana Pastor; Jorge Fernández Díaz, que se hizo acompañar de un coronel de la Guardia Civil y poco más. El presidente Rajoy, al que se le nota haber dejado sus habanos, y está “moderadamente” satisfecho y dispuesto a seguir en el ring.

Ana Mato conversa con José Ignacio Wert. (EFE)Fátima Báñez, rejuvenecida pese a los achaques del paro, hacía apartes con gentes que buscaban algo. Poca representación empresarial, por cierto. Ni siquiera los habituales.

Alfredo Pérez Rubalcaba, nervioso como un colibrí, de un lado para otro, rodeado por su guardia de corps, Soraya Rodríguez y Juan Moscoso. Trini Jiménez sin querer tropezarse con Tomás Gómez, que parece se hubiera tragado un palo. José Bono, intimidades con Pepe Oneto, y el general en jefe del CNI, Félix Sanz Roldán, “a man for all seasons”, que llegó acompañado por el fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce, otro artista de la pista.

José Barrionuevo reapareció en carne mortal junto con su señora. Buscaron directamente al presidente Rajoy y le encontraron. Tuvo la deferencia de dedicarles muchos minutos. Vi un tanto renqueante a José Luis Corcuera, renacido para el españolismo, y a Fernández Marugán, siempre pegado a las faldas de la vicepresidenta. ¡El poder es el poder, oiga!

María Dolores de Cospedal saluda a Rubalcaba. (EFE)Los ex son los que pusieron la nota. Los ex de UCD. Manuel Nuñez, José Antonio Ortega Díaz Ambrona, Luis de Grandes, Landelino Lavilla, que se conserva como una flor tropical, Fernando Alvarez de Miranda –padre e hijo-, Luis Gámir, y hasta José Luis Leal al que siempre se le consideró un poder fáctico durante aquellos años.

Pilar del Castillo merece mención aparte. Pilar, eurodiputada por el PP, se conserva como una rosa, casi como si jugara al golf, recuerda que su ley sí entró en vigor aunque tampoco echa de menos los años en los que se sentó en el sillón de la calle Alcalá. Quedamos en hablar largo y tendido de “intelectual a intelectual…”.

La vicepresidenta Sáenz de Santamaría , pletórica, agasajando con su eterna amabilidad del Pisuerga a los medios y convencida de que “vamos a dar una sorpresa, una gran sorpresa…” . Todas las jóvenes periodistas dicen querer ser como ella. José Luis Ayllón, en plan edecán, y David del Cura, arandino, práctico y sensato, para quien su jefa son palabras mayores.

Cinco presidentes (as) autonómicos asistieron. El murciano Valcárcel me confirmó que está ya en la desenfilada. Muchos lustros al frente de aquella región. Cospedal, eufórica por el reciente fallo del magistrado Yuncas respecto a Luis Bárcenas, desapareció de inmediato. Luisa Fernanda Rudi seguirá en el surco aragonés, que para eso heredó el trono de Fernando “Maquiavélico” el Católico. El de mi pueblo ni apareció ni se le espera.

Aquella UCD llena de melancolía

No haré el relato pormenorizado de aquellos años. “Hemos vuelto los que hace 35 años estábamos aquí”, le espeté al gran Pérez Llorca. “No diré que aquello fue mejor… Ahora todo es distinto…”

La prensa en su representación siempre es un “touch of class” en estos menesteres. Julio Somoano y Jenaro Castro capitaneaban RTVE ; Manuel Campo “of course” mientras su mujer María Rey curraba para la tele de José Manuel Lara; Fernando Jáuregui, que no se pierde una; José María Brunet y Carmen del Riego, que representaban al conde de Godó vía imprenta; Alfonso Nasarre, que está encantado en la Casa de la Radio y poco jefazo editor que deben estar de puente o cacería.

Frugal cóctel, ¡Vive Dios! Este Posada, soriano al fin y a la postre, es más agarrado que un chotis por mucho que haya cambiado Arturo por el Ritz.

Hemos celebrado las 35 primaveras de la Consti-78, la pregunta es si doce meses después celebraremos una más. Este Curioso encontró entre los comensales divisiones de opiniones.

Cuando todo lo que se pueden contar son batallitas, malo.

Fue el discurso a toda una vida y a una saga política. Jesús Posada, hijo de un eterno procurador de las Cortes de Franco, hábil y escurridizo como una anguila, sentó cátedra con apelaciones magistrales a la reciente Historia de España y al futuro de los pocos jóvenes que estaban allí presentes.

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