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Rajoy en cueva amiga en posición de prevengan

La cita era a las 14 horas en los privativos salones del Casino de Madrid con un aforo a reventar y aún con más de 1.000 personas sin cubierto

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, saluda a la presidenta de ABC, Catalina Luca de Tena. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, saluda a la presidenta de ABC, Catalina Luca de Tena. (EFE)

La expectación era máxima. Todas los grandes canales de televisión habían tomado posiciones hora y media antes. 'ABC', el buque insignia del Grupo Vocento, venía atizando inmisericorde -¿adjudicaciones TDT?- al que durante los cuatro años últimos, aún antes, era su mejor presidente del Gobierno posible. Pero en las últimas entregas los arados se transformaron en lanzas.

La cita era a las 14 horas en los privativos salones del Casino de Madrid con un aforo a reventar y aún con más de 1.000 personas sin cubierto. Catalina Luca de Tena, presidenta de Vocento, hizo los honores y se deshizo en halagos hacia el 'primer ministro'. Secundada por los 'sponsors', Fernando Ruiz (Deloitte) e Íñigo Meirás (Ferrovial). ¡Mariano, eres el más grande!

Pero el muy veterano presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, no es persona que guste de pasar desapercibida en tales menesteres. Como un clavo haciendo el paseíllo al jefe de filas.

Los Audi negros y los trajes azul marino batieron todos los récords. Javier Vega de Seoane, presidente del Círculos de Empresarios, vigilado por su fiel hombre de prensa, Juan Cacicedo. Los primeros en llegar fueron José María Robles Fraga -familia obliga-, Ángel Acebes, que en este acto salía de las catacumbas, Pedro Antonio Martín Marín, consejero de COPE, feliz con la licencia TDT a 13TV, el presidente del Tribunal de Cuentas, Ramón Alvárez de Miranda, y Pedro Núñez Morgades, que no se pierde una. Incluso, el vallisoletano Santiago López Valdivieso, que me hablaba de su paisano Miguel Ángel Cortés y su selecta colección de arte, y el presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay, siempre acompañado por su jefa de protocolo, María José González, que no puede pasar desapercibida ni por su belleza ni por su altura.

Ricardo Martín Fluxá, el que fuera nada menos que jefe de la Seguridad del Estado, ahora metido en 'lobbies' poderosos empresariales; pero para empresarios Florentino Pérez, situado en los sitios de honor y cerca del presidente, y Borja Prado, presidente de Endesa.

Llegó el presidente arropado con la corte que le es propia a su cargo de primer ejecutivo de la nación. Carmen Martínez Castro, siempre en la espalda. Le hicieron los honores la vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría, y la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes. Lo mismo que los cuatro vicesecretarios generales al unísono, Javier Maroto, Martínez Maillo, Andrea Levy y Pablo Casado, este como una estrella rutilante palentina que empieza a volar como las águilas pero modesto como un gorrión. Javier Arenas, entre ellos, pero Javier es punto y aparte. Estaba todo cristo. De todos los sectores. Amelia Blanco, de Bankia, debía representar a su jefe, José Ignacio Goirigolzarri, pero también el veterano Marcelino Oreja Aguirre tenía algo que decir al presidente del consejo de ministros.

De los dirigentes autonómicos que quedan, solo José Ignacio Ceniceros, de La Rioja, acudió al ágape.

José María Aznar no estuvo, ni se le esperaba, pero fue la salsa insalvable de todas las comidillas

Las ministras ya con nombre propio: Fátima Báñez, que se ha salido con la suya, y la emergente Isabel García Tejerina, que a la salida y en plena calle atendió a unos cuidadores de bosques de tú a tú. Cómo sería la cosa que las principales embajadas acreditadas en Madrid mandaron a sus consejeros políticos, desde la de Estados Unidos a la de México, representado por Isaura Portilla. o el de Marruecos, atento a todo lo que ocurría y “aprendiendo”.
Elvira Rodríguez no se suele perder las lecciones políticas de sus mayores y allí estaba como un clavo. Como muchos ex al uso, como Arturo Fernández o Fernando Soto. Isabel Tocino, consejera del Santander, en lugares de honor como Esperanza Aguirre, que sonrió cuando su jefe largó una andanada monumental y a la gallega a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.

María Dolores de Cospedal está mucho más delgada pero sigue muy sonriente. No presentaba mal aspecto Fernando Giménez Barriocanal, presidente de COPE y agraciado con una TDT que vale su peso en oro para el presente y sobre todo para el futuro. José María Aznar no estuvo, ni se le esperaba, pero fue la salsa insalvable de todas las comidillas.

Ofició a la madrileña Angel Expósito pero allí estaban Bieito Rubido y su jefe, Luis Enríquez, pletóricos porque la cosa había salido sin sobresaltos. Casi todos los columnistas de 'ABC', desde José María Carrascal a Hermann Terch pasando por Isabel San Sebastián hasta llegar a Mayte Alcaraz o Mariano Calleja.

El resto eran altos ejecutivos de consultoras, empresas de infraestructuras, abogados de grandes bufetes y hasta la mujer del psiquiatra Enrique Rojas.
¡Ah! Nadie osó preguntar por las TDT.

La expectación era máxima. Todas los grandes canales de televisión habían tomado posiciones hora y media antes. 'ABC', el buque insignia del Grupo Vocento, venía atizando inmisericorde -¿adjudicaciones TDT?- al que durante los cuatro años últimos, aún antes, era su mejor presidente del Gobierno posible. Pero en las últimas entregas los arados se transformaron en lanzas.

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