Madrid encuentra la energía del futuro en el subsuelo

Las guerras, las de verdad, no las culturales que tanto nos entretienen, son ya por el agua y por la energía. En Madrid la del agua tuvo sus tiroteos, que se lo pregunten a Cristina Cifuentes, pero en un mundo fluido todo pasa y el Canal de Isabel II sigue siendo garantía de suministro y calidad. “¡El mejor agua del mundo!” pregona Ayuso mientras pone agua del grifo en las reuniones y aquí paz. Lo de la dependencia energética es más complicado, es pertinaz como aquellas sequías, y la demanda constante, eficiencia arriba o abajo.

Con este panorama, con las fuentes al capricho de los mercados y los mandatarios internacionales, y con la necesidad política, social y, sobre todo, medioambiental de dejar de echar porquería a la atmósfera, los hay que han se han puesto a buscar y han encontrado yacimientos donde habitualmente están: en el subsuelo. No han podido gritar como en las películas americanas o en la Lora, Burgos, eso de "¡petróleo, petróleo!". Ni han hallado gas como el que Putin usa para la exportación y el acojone general. Han dado con la fórmula para que el calor del Metro de Madrid no se vaya por los respiraderos a la atmósfera, también la manera de aprovechar los pozos de drenaje de Calle 30 o la temperatura constante de los túneles para refrigerar.

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Se trata de aprovechar la energía que generan las propias infraestructuras urbanas. No, no es un delirio que la ciudad pueda ser autosuficiente y de paso quitarse la boina de polución. Es un objetivo y mientras tanto se trata de hacer una transición hacia una producción más respetuosa con el medio ambiente. La ley de Cambio Climático y Transición Energética contempla el aprovechamiento de las energías residuales generadas en infraestructuras para su abastecimiento y el de edificaciones en superficie. La “nueva energía” es ese residuo invisible que deja el uso de la energía.

En este aparente galimatías aparece la ciudad del futuro y en su desarrollo trabaja Madrid Subterra, “un grupo de organizaciones públicas y privadas que queremos un modelo energético más autónomo, limpio y sostenible para Madrid” según se presenta en su página web. Como los ingenieros, investigadores y emprendedores son más del teatro que de las musas en la Escuela de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid han celebrado el III encuentro del “Aula Universitaria Madrid Subterra” y se han analizado proyectos finalizados y viables a corto y medio plazo.

Si en lugar de tomar como unidad de medida la sede del Gobierno regional lo hacemos con domicilios daría para calentar 7.000 viviendas

¿Se podría generar con el calor “sobrante” de la estación de Sol toda el agua caliente sanitaria que necesita la Real Casa de Correos, sede el Gobierno Regional? Se podría y, al menos, el 25% de la demanda de calefacción (porcentaje muy conservador). Todos hemos pasado algo de sofoco en los andenes, este exceso térmico es el que obliga a ventilar para mantener una temperatura adecuada. Ese calor desalojado es el que se convertirá en recurso energético. Esa aerotermia se recicla con bombas de calor que son las que abastecen de calefacción y agua caliente sanitaria. Si en lugar de tomar como unidad de medida la sede del Gobierno regional lo hacemos con domicilios particulares daría para calentar 7.000 viviendas y dar uso correcto al grifo de la izquierda, según se mira, en 4.000.

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Esto por la parte de Metro, los túneles de Calle 30 que horadó la tuneladora “Dulcinea” en tiempos de Gallardón también son un filón. Uno de los proyectos del Aula ha analizado la posibilidad de climatizar una parte del complejo de la Casa del Lector, en Matadero, con la hidrotermia procedente del agua de un pozo de bombeo de los túneles y es un espacio de casi 3.000 metros cúbicos con ventanales generosos.

Además, y como pasa en las bodegas, la temperatura del aire en los tramos soterrados se mantiene constante, con 5 grados de diferencia entre los meses más cálidos y los de invierno, con lo que su uso para la climatización es mucho más eficiente que con el aire de la superficie. Sumen a estas posibilidades la neutralidad en las emisiones y vayan construyendo una ciudad más reciclable y respirable. Que no va a poder reproducirse una foto como la de Marilyn Monroe sujetando el vuelo descontrolado de su vestido blanco con sonrisa púdica sobre la rejilla del metro de Nueva York… pues no, pero no lo intenten, aquella es insuperable, de lo que se trata es de respirar aire más limpio.