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Alfonso Serrano, el hombre de Ayuso para la nueva etapa
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David del Cura

Entresijos y gallinejas

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Alfonso Serrano, el hombre de Ayuso para la nueva etapa

El actual portavoz del PP en la Asamblea ha conseguido pastorear el grupo parlamentario donde había elementos de sensibilidades enfrentadas. Ahora espera su momento orgánico

Foto: Alfonso Serrano. (EFE/ Javier Lizón)
Alfonso Serrano. (EFE/ Javier Lizón)
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Está el PP estos días en estado de ebullición. En Madrid reaparecen los castigados, los hibernados y hasta los activos multiplican las presencias. Los desayunos informativos son el escaparate más vistoso, pero hay citas más modestas a todas horas: aperitivos, almuerzos, merienda-cenas y “nos tomamos una copa”. Muchas llamadas y, ante el hermetismo gallego, el suspiro general y privado de “¿seré yo, maestro, seré yo?”.

Hay un comentario preventivo que genera cierta ternura: “Yo estoy bien donde estoy y ahora volver me costaría”. En realidad, todos los que han recuperado agenda con los compañeros de partido están, como confiesa una de ellos, “locos por la música”. Hay que ser cautos porque todavía no se sabe ni cómo será la estructura. Por resumir y recuperando a Mateo el Evangelista, “muchos son los llamados (al nuevo tiempo, aunque los afiliados no voten y se den por liquidadas las primarias de doble vuelta) y pocos los escogidos (para los puestos de mando)”.

Foto: Isabel Díaz Ayuso. (EFE/ Sebastien Nogier)

En Madrid el hombre de Ayuso para los preparativos del Congreso Nacional y después para el Regional es Alfonso Serrano. Un tipo que ha conseguido pastorear con éxito y sin estridencias el único ámbito madrileño en el que había sensibilidades variadas y enfrentadas: el grupo parlamentario. Mientras en el Gobierno todos eran de la Presidenta, y el que no o se hace o espera el cese con resignación; y en la dirección madrileña del partido todos eran de la Génova que no quería dar el poder orgánico a Ayuso; en el grupo parlamentario había de todo y de todos. Serrano, portavoz en la Asamblea de Madrid, ha tenido que mantener unido un grupo que se ha ido 'ayusizando' por la vía de los hechos consumados.

Foto: El candidato a la presidencia del PP, Alberto Núñez Feijóo (EFE)

Reconoce que "nunca ha hecho listas ni ha pedido a nadie que ponga un tuit contra la dirección anterior. Mi tarea era preservar el grupo parlamentario más allá de que hubiera personas que estuvieran incómodas. Me constaban presiones, pero la gente no quería elegir entre Isa o Pablo, al final se dan cuenta de la realidad y que de una manera injusta se estaba cuestionando la honorabilidad de la presidenta”.

La tarea de Serrano no fue premiada con su entrada en el Gobierno, hacía falta en la Asamblea pero ahora está en primera línea para lo que sea menester: “No me planteo lo de entrar en la dirección nacional, estoy en ayudar a Feijóo en todo lo que haga falta. Mis aspiraciones pasan por Madrid y cuando se celebre el congreso regional desde donde considere la Presidenta expandir la ilusión del 4-M para ganar las municipales, las autonómicas y las generales cuando se convoquen”.

Ahora, lo más inmediato, la cuestión que hay que despejar en el proceso congresual, es evitar que haya vencedores y vencidos, más allá de la antigua dirección que está amortizada. En la ola especulativa de nombres y reparto se insiste en los cupos territoriales cuando en la práctica de lo que se trata es de dejar cierta autonomía a cada ámbito.

Son días de declaraciones cautas pero de quedarse con nombres y trayectorias para que nadie se haga el sorprendido

Serrano lo explica volviendo al funcionamiento más clásico del PP: “No es tanto una cuestión de cuotas como de sensibilidad a la estructura del partido. Pasar de un modelo de arriba hacia abajo a otro en el que se tengan en cuenta las aportaciones de las organizaciones territoriales. Un partido de centro derecha con su jerarquía, sí, pero que basa su éxito en que se parece a lo que es España, con autonomías, provincias, municipios… Esto va a aportar Feijóo. No es algo nuevo, es recuperar lo que ha sido el PP excepto la última etapa”. Son días de declaraciones cautas pero de quedarse con nombres y trayectorias para que nadie se haga el sorprendido.

Está el PP estos días en estado de ebullición. En Madrid reaparecen los castigados, los hibernados y hasta los activos multiplican las presencias. Los desayunos informativos son el escaparate más vistoso, pero hay citas más modestas a todas horas: aperitivos, almuerzos, merienda-cenas y “nos tomamos una copa”. Muchas llamadas y, ante el hermetismo gallego, el suspiro general y privado de “¿seré yo, maestro, seré yo?”.

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