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El primer fracaso de Pablo Iglesias, 'Kichi'
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Javier Caraballo

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El primer fracaso de Pablo Iglesias, 'Kichi'

El nuevo alcalde de Cádiz no logra frenar su primer desahucio. Iglesias ha iniciado con él la "Ruta del Cambio"

Foto: El nuevo alcalde de Cádiz, José María González Santos 'Kichi', saluda desde el balcón del Ayuntamiento tras tomar posesión de su cargo. (EFE)
El nuevo alcalde de Cádiz, José María González Santos 'Kichi', saluda desde el balcón del Ayuntamiento tras tomar posesión de su cargo. (EFE)

Fue con su camisa blanca y su mochila. Y con cuatro colegas. La misma operación que tantas otras veces, la misma quedada con los amigos para intentar evitar aquello que los subleva, que los indigna: un desahucio. Acudió con su camisa blanca y su mochila negra a la espalda como tantas otras veces, pero esta vez no era Kichi, el colega Kichi, sino el alcalde de Cádiz, José María González, y el drama para él consistió en que no hubo diferencia alguna entre cuando protestaba contra los desahucios como Kichi, el activista, y ahora que es el alcalde de Cádiz. En los dos casos lo que ocurrió es que los policías, con la orden del juzgado en el bolsillo, ejecutaron el desahucio.

El viernes pasado, el líder supremo de Podemos, Pablo Iglesias, inició en Cadiz la “ruta del cambio”, como ha definido en la organización a la precampaña que han iniciado hasta las elecciones generales, la gran cita del nuevo partido de la izquierda española. Hay una foto de Pablo Iglesias, publicada ese día, en el que se le ve junto a Kichi, sentado en el suelo de un local, con las piernas de buda entrelazadas, anotando cada uno de ellos algunos apuntes en el cuaderno. La foto, mirada desde lejos, como la captó Alejandro Ruesga, es un manual de nuevas formas, tan saludables y refrescantes en el panorama político español. Aire fresco.

El alcalde de Cádiz y el líder de Podemos sentados en un suelo de cemento, anotando en libretas lo que van a decir después. “Quién se iba a imaginar que Kichi sería alcalde de Cádiz”, acabó confesando Pablo Iglesias. Es verdad; eso es lo que se preguntan muchos dentro y fuera de Cádiz. ¿Quién se lo iba a imaginar? Pero ahí está, y por eso Pablo Iglesias comenzó su “ruta del cambio” en esta ciudad. Porque nadie lo esperaba; ni Carmena ni Ada Colau, la Cádiz de Kichi, aquella que durante 20 años le concedió sucesivas mayorías absolutas a Teófila Martínez y que ahora se ha rendido a los encantos de los ‘Clinton de Cádiz’, Kichi y su compañera Teresa Rodríguez.

La cuestión, de todas formas, radica en que se empieza la “ruta del cambio” en Cádiz y, de una forma inconsciente, es aquí donde se pone la mirada para comprobar en qué cambia la vida de los gaditanos con el gobierno municipal de Podemos. Además del aire fresco, además de las promesas, además de la indignación. Y la primera prueba del cambio de Podemos estaba en la Cádiz que visitó Pablo Iglesias este viernes y que tres días después, ayer lunes, tenía programado un desahucio. Desde hace dos años, una familia no pagaba el alquiler de la vivienda que ocupaban y, después de los trámites judiciales conocidos, llegó una orden de desahucio que ya se intentó ejecutar a principios de junio, antes de tomar posesión el nuevo gobierno municipal.

Lo que ocurrió en aquel primer intento es que una cadena humana impidió el desahucio; en esta ocasión, la segunda orden judicial, la policía cortó el tráfico con dos coches a cada extremo de la calle y los policías pudieron acceder al local para sacar a los inquilinos. Debajo, cuatro concejales de Podemos, que aquí se llaman Por Cádiz Sí se Puede, y el alcalde Kichi, que pudo pasar el cordón policial después de enseñar su credencial. ¿Y qué pasó? ¿En qué se notó que Kichi era ya el alcalde? Pues ocurrió que el desalojo de los inquilinos que llevaban dos años sin pagar se produjo y que Kichi declaró después que lo ocurrido no suponía “una derrota” porque se trata de un problema que se arrastra de antiguo. “Ha faltado la voluntad”, dijo Kichi con los vecinos desalojados en la acera. El Ayuntamiento de Cádiz, el ayuntamiento de Kichi, se ofreció a pagar un mes de alquiler para que siguieran viviendo los inquilinos, pero los propietarios, después de dos años de impagos, ya no aceptaban más solución que recuperar su vivienda. Ahora los han alojado en una pensión.

El viernes, cuando Pablo Iglesias fue a Cádiz a inaugurar la “ruta del cambio” le dijo a lo periodistas que la clave de su organización está en que deben aprender a improvisar para adaptarse. “Si estamos tocando una melodía, al igual que en el blues y en el jazz, hay que saber improvisar. Ahora tocamos una fuga que nos tiene que llevar a ganar las elecciones generales."El momento pide 'rock and roll'", dijo el líder de Podemos. En política, a ver, se improvisan los discursos, se adaptan las consignas y las promesas, pero la realidad y la legalidad admiten pocas fintas.

El momento ‘rock and roll’ sólo sirve para los discursos y el desahucio de Cádiz, la primera derrota de Podemos frente a la realidad, frente a la legalidad, desmonta a la vez la diatriba de Podemos y la de sus más cegados enemigos, esos que viven en ‘la caverna’. Los dos se quedan sin razones ante la realidad. Podemos no cambia un desahucio, porque la realidad se impone; por lo tanto, que dejen ya de hablar de Podemos como una amenaza del sistema democrático por la misma razón, porque la realidad se impone. Ahora, con los miembros de esa familia tristemente desahuciada alojada en una pensión pagada por el Ayuntamiento de Kichi, es la realidad, otra vez, y el dinero disponible, los que acabarán imponiéndose. Acudió con su camisa blanca y su mochila negra a la espalda como tantas otras veces, pero esta vez no era Kichi, sino el alcalde de Cádiz. Y ocurrió lo mismo que hubiera pasado con Teófila. Cosas que no cambian, derrotas que persisten. La ‘ruta del cambio’ encontró su primera piedra en la Cádiz de Pablo Iglesias, que aquí conocen como Kichi.

Fue con su camisa blanca y su mochila. Y con cuatro colegas. La misma operación que tantas otras veces, la misma quedada con los amigos para intentar evitar aquello que los subleva, que los indigna: un desahucio. Acudió con su camisa blanca y su mochila negra a la espalda como tantas otras veces, pero esta vez no era Kichi, el colega Kichi, sino el alcalde de Cádiz, José María González, y el drama para él consistió en que no hubo diferencia alguna entre cuando protestaba contra los desahucios como Kichi, el activista, y ahora que es el alcalde de Cádiz. En los dos casos lo que ocurrió es que los policías, con la orden del juzgado en el bolsillo, ejecutaron el desahucio.

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