Es noticia
Democracia e impago, inventos griegos
  1. España
  2. Matacán
Javier Caraballo

Matacán

Por

Democracia e impago, inventos griegos

Esta Grecia convulsa de hoy, que el domingo acudirá a las urnas con la pregunta sofisticada del último demagogo conocido, es la que ‘inventó’ la democracia y el impago

Foto: Una mujer observa en una tienda el discurso televisado del primer ministro griego, Alexis Tsipras en Atenas. (EFE)
Una mujer observa en una tienda el discurso televisado del primer ministro griego, Alexis Tsipras en Atenas. (EFE)

Nada como un referéndum para poder medir los niveles exactos de demagogia de una propuesta política. Lo más apreciable de los referendosque se convocan en las democracias europeas, a diferenciade lo que ocurre en los Estados Unidos, por ejemplo, es que siempre se convocan en situaciones de extrema gravedad para los dirigentes políticos. Los referendosaquí siempre son plebiscitarios, buscan salvar la cabeza de un presidente en apuros, con lo que se reduce a mera excusa el interés del gobernante por lo que realmente piensa la ciudadanía. La prueba más flagrante está en la formulación de la pregunta que se realiza. ¿Por qué resulta que todo este tipo de consultasse formulancon preguntas ininteligibles? ¿Y por qué será que siempre hay un riesgo cierto de asfixia cuando se lee del tirón la pregunta de un referéndum?

En la antología de las preguntas de referéndum destaca aquella que el Gobierno de UCD le hizo a los andaluces, en 1980, para conocer si querían una autonomía plena, como la que se le había concedido a las llamadas comunidades históricas, o si se conformaban con una autonomía ralentizada, con menos competencias, que era lo planificado para el resto de regiones. Como es normal, la pregunta parecía cogida del apéndice de letra pequeña del contrato de una hipoteca. “¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo ciento cincuenta y uno de la Constitución a efectos de la tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?”. Ahí quedó.

Lo que se persigue con una pregunta tan rebuscada y tramposa como la del referéndum griego es que el personal no pueda trascender del debate simplón

Se apreciará que la pregunta andaluza cumplía sobradamente los dos elementos fundamentales de este tipo de referéndum, carácter ininteligible y riesgo de asfixia al leerla. Que son, precisamente, las dos características más notables de la pregunta que Alexis Tsipras ha elaborado para su referéndum del domingo: “¿Debe ser aceptado el plan que fue propuesto por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en el Eurogrupo del 25 de junio de 2015 y compuesta por dos partes que constituyen su propuesta unificada? El primer documento se titula ‘Reformas para completar el programa en curso y más allá’ y el segundo, ‘Análisis preeliminar de la sostenibilidad de la deuda’”.

Lo más curioso de todo es que, en el fondo, lo que se persigue con ese tipo de textos rebuscados e incomprensibles, con una falsa apariencia de sofisticación, es que el personal no pueda trascender del debate simplón que se le plantea, que no consiga mirar más allá. Manual básico de demagogia, primer capítulo: en un referéndum la pregunta debe ser incomprensible y el debate, subliminal.

En realidad, la cuestión que Tsipras quiere llevar a referéndum es aquello que dice en los discursos: “Un ‘no’ masivo supone devolver la dignidad a Grecia”; votar ‘no’ garantiza más poder de Grecia y mejoresacuerdos en el futuro; “votar ‘no’ no significa una ruptura con Europa, sino un retorno a la Europa de los valores”. Esos son los mensajes, todos ellos falsos o tramposos, que se esconden tras la pregunta rebuscada; por eso queda claro que el interés del Gobierno griego no es conocer de verdad qué piensan sus ciudadanos de las negociaciones con la Unión Europea sino reforzar su posición para salir del callejón sin salida en el que se encuentran. Lo sofisticado del texto se va suplantando con los instintos más elementales y simplones, la épica del orgullo y de la patria: “Por nuestros hijos, por las nuevas generaciones, votar ‘no’ es nuestro deber ante la historia”, como dice Tsipras en sus discursos.

En realidad, la cuestión que Tsipras quiere llevar a referéndum es aquello que dice en los discursos: 'Un ‘no’ masivo supone devolver la dignidad a Grecia'

En las semanas y meses en las que el Gobierno griego ha ido precipitándose hacia el corralito económico y el atolladero político, no han faltado las referencias a las aportaciones históricas de Grecia a la civilización. (‘Platón ya no vive aquí’.)Pero gracias a esa inmersión en la historia, de la misma forma que se han desempolvado las grandes aportaciones de la Grecia clásica de los siglos previos al Imperio Romano, se han conocido algunos detalles significativos de ese pueblo. Como, por ejemplo, que el primer caso de impago documentado en la historia de la economía se produjo en Grecia, en el siglo IV antes de Cristo, cuando una docena de ciudades estado griegas incumplieron los compromisosadquiridos para la financiación del templo de Delos.

Y en la Grecia moderna, la que surge en 1830 tras la independencia del Imperio Otomano, los economistas tienen señalados hasta cinco episodios de default, que sumarían seis con el actual. Casi la mitad del tiempo de esta Grecia independiente de la actualidad, el país ha estado en crisis; durante 90 años de los 196 de existencia.

La historia, cuando se contempla de lejos, se pliega en sí misma para demostrarnos con su experiencia que nada es nuevo en la vida, que las raíces de los impulsos de hoy pueden adentrarse durante muchos siglos en la historia. Esta Grecia convulsa de hoy, que el domingo acudirá a las urnas con la pregunta sofisticada del último demagogo conocido, es la que ‘inventó’ la democracia y el impago. No debe ser casual nada de lo que está pasando.

Nada como un referéndum para poder medir los niveles exactos de demagogia de una propuesta política. Lo más apreciable de los referendosque se convocan en las democracias europeas, a diferenciade lo que ocurre en los Estados Unidos, por ejemplo, es que siempre se convocan en situaciones de extrema gravedad para los dirigentes políticos. Los referendosaquí siempre son plebiscitarios, buscan salvar la cabeza de un presidente en apuros, con lo que se reduce a mera excusa el interés del gobernante por lo que realmente piensa la ciudadanía. La prueba más flagrante está en la formulación de la pregunta que se realiza. ¿Por qué resulta que todo este tipo de consultasse formulancon preguntas ininteligibles? ¿Y por qué será que siempre hay un riesgo cierto de asfixia cuando se lee del tirón la pregunta de un referéndum?

Alexis Tsipras