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Que baje Marx y explique China
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Javier Caraballo

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Que baje Marx y explique China

¿Quién iba a pensar que un país comunista iba a acabar representando el mayor ejemplo del capitalismo salvaje?

Foto: El puerto de tianjin homenajea a las víctimas de las explosiones. (EFE)
El puerto de tianjin homenajea a las víctimas de las explosiones. (EFE)

No lo supo ver Carlos Marx, pero sería injusto adjudicarlo sólo a las pifias del marxismo en sus vaticinios porque nunca nadie, ninguno de los pensadores de la historia, pudo imaginar tampoco un final así. Ni Marx ni nadie. Quizá porque lo que está ocurriendo era, sencillamente, impensable, incalculable, un giro inesperado e irónico de la historia. Un sarcasmo. ¿Quién iba a pensar que un país comunista iba a acabar representando el mayor ejemplo del capitalismo salvaje? Que baje Carlos Marx y explique la degeneración del comunismo en China. Que baje, con Lenin de la mano y el mismo Mao Tse Tung, y nos expliquen qué ha podido ocurrir con sus teorías para que el comunismo haya degenerado hasta convertirse en la versión más salvaje de la explotación del hombre por el hombre. Que bajen ellos, porque aquí en la tierra, los discípulos que les quedan, sobre todo en los regímenes democráticos, se han quedado en la consigna y el fetiche.

Nadie aquí, entre los discípulos pegatineros que les quedan, va a escribir siquiera un twit para condenar una tragedia como la ocurrida estos días en Tianjin, en el norte de China; una cadena de explosiones que deja tirados en el suelo, calcinados, más de un centenar de cadáveres de obreros chinos y una población entera atemorizada por los efectos devastadores que puede acarrear la contaminación; que cae la lluvia impregnada de cianuro y se forma una espuma blanca en las aceras como las babas infernales de sus explotadores. Dos explosiones en treinta segundos, dos bombas tóxicas que retumbaron con el estallido de la corrupción del régimen chino que permite instalaciones ilegales como esa, símbolo fatídico de la peor imagen que podamos tener del capitalismo más despiadado. Trabajadores explotados, con salarios de miseria, y una empresa que ahorra costes saltándose todas las medidas de seguridad que debía cumplir. Dicen las crónicas que el régimen chino ha iniciado una ‘purga’ en la cúpula para buscar a los responsables de la corrupción. La ‘purga’ está en la jerga de un régimen comunista, en el protocolo de actuación, para acallar la tragedia. Se anuncia una purga y se prohíben periódicos y páginas de internet, para que nada escape al control. Y mientras tanto, la lluvia sigue manchando de babas blancas las aceras.

Dos bombas tóxicas que retumbaron con el estallido de la corrupción del régimen chino que permite instalaciones ilegales como esa

Qué ironía tan cruel supone ahora repasar algunas de las frases que ha dejado grabadas en sus muchas tertulias el líder de Podemos, Pablo Iglesias, cuando afirmaba, enfático: “Si decimos que el capitalismo es un sistema criminal que nos lleva a la destrucción ecológica del mundo, seguramente tengamos toda la razón”. Y rubricaba sus denuncias con un contundente: “Yo soy comunista”. Es verdad que luego, cambió la estrategia, y tras el éxito de Podemos en las elecciones europeas, en un libro de conversaciones con Jacobo Rivero, rehuía de las etiquetas porque, como él mismo decía, “los buenos jugadores de fútbol en algún momento tienen que pisar el balón, levantar la cabeza y ver lo que se está jugando. Y creo que nos estamos jugando el país, no nos estamos jugando estar a la izquierda de no sé quién”. Pues que también ahora, ante una tragedia como la de China, que pise el balón y levante la cabeza. Que mantenga la secuencia histórica que estableció su compañero Monedero: “Marx era un moderno. Su concepción del tiempo era lineal. Siempre avanzamos: esclavos contra amos, siervos contra señores, burgueses contra propietarios... Esa concepción lineal del tiempo llevó a muchos a pensar que la siguiente crisis del capitalismo sería la última. Eso es un error. Pero de cada crisis el capitalismo sale con un abanico de respuestas más estrecho, eso no significa que la siguiente crisis sea la definitiva, pero sí que cada vez tiene menos herramientas para solventar las contradicciones que tiene el propio sistema. Tenemos que recuperar a los marxistas heterodoxos”.

¿Y ahora? ¿En qué parte de la secuencia nos encontramos? ¿Las contradicciones son sólo del sistema capitalista? Tuve un amigo, alcalde comunista durante muchos años, que cuando se le ponía delante del espejo de estas contradicciones, las resolvía de un plumazo, diciendo: “El comunismo es una teoría político científica por desarrollar. Ni en la URSS, ni en Cuba, ni en China ni en Corea… El comunismo está por aplicar”. Es decir, que, a su juicio, no se podía afirmar que el comunismo había fracasado porque en realidad nunca se había aplicado. Lo cual, que en su versión, el comunismo a lo único que se asemejaba era a la llegada del Mesías. En fin… Quizá sólo con la lógica de Hegel, podría asimilarse un fenómeno como el de China: La tesis del capitalismo dio origen a la antítesis del comunista y, tras la confrontación de ambos, surge ahora esta síntesis en la que todo se mezcla en un nuevo modelo globalizado, que supera esquemas ideológicos anteriores. Ya sólo quedan dos referencias que deberían servirnos a todos: la democracia y los mercados. La libertad del hombre en un Estado de Derecho. Todo lo demás son pegatinas y mentiras, disfraces para nuevos modelos de explotación del hombre por el hombre. Que baje Marx y revise su doctrina, que repase las atrocidades que se han cometido en su nombre. Porque aquí nadie de los que hablan en su nombre dice nada.

No lo supo ver Carlos Marx, pero sería injusto adjudicarlo sólo a las pifias del marxismo en sus vaticinios porque nunca nadie, ninguno de los pensadores de la historia, pudo imaginar tampoco un final así. Ni Marx ni nadie. Quizá porque lo que está ocurriendo era, sencillamente, impensable, incalculable, un giro inesperado e irónico de la historia. Un sarcasmo. ¿Quién iba a pensar que un país comunista iba a acabar representando el mayor ejemplo del capitalismo salvaje? Que baje Carlos Marx y explique la degeneración del comunismo en China. Que baje, con Lenin de la mano y el mismo Mao Tse Tung, y nos expliquen qué ha podido ocurrir con sus teorías para que el comunismo haya degenerado hasta convertirse en la versión más salvaje de la explotación del hombre por el hombre. Que bajen ellos, porque aquí en la tierra, los discípulos que les quedan, sobre todo en los regímenes democráticos, se han quedado en la consigna y el fetiche.

Juan Carlos Monedero Karl Marx Salarios de los españoles