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Misterios de las cloacas de Marbella
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Javier Caraballo

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Misterios de las cloacas de Marbella

La fuga de Carlos Fernández comenzó cuando la mayoría de implicados en la trama de corrupción de Marbella estaban en la cárcel y tras años anticipando confidencialmente cada paso del caso Malaya

Foto: Fotografía (cedida por el Ministerio de Seguridad de Argentina) de la detención por parte de la policía federal del exconcejal español de Marbella Carlos Fernández. (EFE)
Fotografía (cedida por el Ministerio de Seguridad de Argentina) de la detención por parte de la policía federal del exconcejal español de Marbella Carlos Fernández. (EFE)

Memoria de hace 11 años, cuandoel tipo desapareció de Marbella, porque se fugó, o ‘lo fugaron’, en el mismo instante en el que un juez firmó su orden de detención: “De todos los pillos de la operación Malaya, mi preferido siempre ha sido Carlos Fernández, que me invitaba a rusas en Marbella como quien invita a ensaladilla en la Alicantina. Rusa, por supuesto, la ensaladilla. Descolgabas el teléfono, y después de una conversación en la que juraba en arameo por la legalidad de todo lo que hacían en el Ayuntamiento de Marbella, el tipo relajaba el tono e invitaba al periodista a una noche de lujos y desmesuras. Champán y rusas. Él conocía mi respuesta, claro, siempre la misma, pero quizá por eso insistía en cada conversación, quizá porque se entretenía jugando con alguien como yo, bordeándolo, tentándolo, o porque le gustaba arrimarse al periódico con el morbo de un torero, para tocarle las astas al toro que había empitonado a tantos de su alrededor por la corrupción urbanística de la Costa del Sol”.

Era Carlos Fernández, sí, el mismo que acaba de entregarse, o de detener, la Policía de Argentina a los 11 años de haberse fugado, justo en el momento en el que sus abogados consideran que ya han prescrito los delitos por los que se le podría haber procesado y las penas a las que fue condenado. Si a Carlos Fernández se le suma su profunda relación con el magnate Judah Eleazar Binstock, principal enigma de la Marbella de aquellos años, el resultado es la creación de uno de esos sujetos que, de cuando en cuando, vemos entrar y salir de las cloacas de un Estado. Gente, sin que exista la menor coincidencia entre ellos, como Fernando Paesa, el ‘hombre de las mil caras’, clave fundamental del caso Roldán: todos ellos frecuentan las alcantarillas, un día desaparecen misteriosamente y hasta se llega a publicar la noticia de su muerte.

Por grandes que sean las diferencias, son dos chivatos de la policía, si les quiere llamar así; Paesa, profesional, y Carlos Fernández, ocasional

Pasados los años, reaparecen con otra cara y con otra vida porque lo que nunca hacen es pisar la cárcel. Por grandes que sean las diferencias, son dos chivatos de la policía, si les quiere llamar así; Paesa, profesional, y Carlos Fernández, ocasional. Testigos protegidos que nunca serán reconocidos como tales porque los tratos que se firman en las cloacas nunca salen a la luz.

Los 11 años de fuga de Carlos Fernández comenzaron en junio de 2006, cuando ya la inmensa mayoría de los implicados en la trama de corrupción de Marbella estaban en la cárcel. Desde mucho tiempo antes, Carlos Fernández, con un punto de chulería y desparpajo nada disimulado, venía anticipando confidencialmente cada uno de los pasos que iban a darse en la operación Malaya. Se lo contaba al periodista como si estuviera jugando una partida de ajedrez y dejara caer con ímpetu sobre la caja de las fichas, una a una, las piezas del tablero que se iba cobrando.

placeholder La exalcaldesa de Marbella Marisol Yagüe, en la Audiencia Provincial de Málaga. (EFE)
La exalcaldesa de Marbella Marisol Yagüe, en la Audiencia Provincial de Málaga. (EFE)

“Quien me la hace, me la paga”, decía, y recordaba luego que las ‘desgracias’ judiciales de Jesús Gil comenzaron el mismo día en que el entonces alcalde de Marbella lo expulsó de su equipo de gobierno. Al cabo del tiempo, reconvertido en dirigente del Partido Andalucista, volvió a ocurrirle lo mismo, Marisol Yagüe e Isabel García Marcos lo echaron del Gobierno municipal que le habían arrebatado a Julián Muñoz, gracias a una moción de censura auspiciada y financiada por Binstock. Carlos Fernández volvió a besarse los dedos en cruz para sellar un juramento: “Me la pagarán”.

Cuando la policía empezó a entrar en los domicilios de sus antiguos compañeros de Marbella, Carlos Fernández se fue de la ciudad el día antes de que el juez firmase su orden de detención. Pasaron los años y la policía archivó su búsqueda. Caso cerrado. Cuando algún periodista preguntaba a sus contactos policiales por el paradero de Carlos Fernández, siempre se hacía un silencio y señalaban hacia arriba con el dedo índice, órdenes de la superioridad.

Carlos Fernández se fue de la ciudad el día antes de que el juez firmase su orden de detención. Pasaron los años y la policía archivó su búsqueda

El periodista marbellí José Carlos Villanueva, acaso la persona que mejor conoce los entresijos del gilismo, ha revelado que en todos estos años Carlos Fernández ha vivido plácidamente en Argentina, tanto personal como profesionalmente. Conoció a una guapa periodista de sociedad del 'Diario de Cuyo', la exmodelo Carla Coppari, natural de San Juan, se casó con ella, tuvieron dos hijos, actualmente de seis y cuatro años, y se instalaron en la localidad de Rivadavia. Tan tranquilo estaba con su nueva vida que se especializó en asesoramiento de políticos y medios de comunicación: “Coaching', dictaba cursos de oratoria, de comunicación, y hasta habría participado asesorando en la campaña política de un intendente en las últimas elecciones gubernamentales”.

Pese a todo, pese a esa vida pública poco disimulada, la policía no ha logrado encontrarlo en 11 años y ahora, cuando reaparece, la versión oficial es que se trata de una laboriosa operación de investigación internacional para dar cumplimiento a la “orden de captura con código rojo de Interpol, el más alto nivel de peligrosidad”. Carlos Fernández, sin embargo, alegará que sus causas han prescrito y que ya tiene su vida rehecha en Argentina, con un acreditado arraigo social, profesional y familiar.

placeholder Detención de Carlos Fernández por parte de la policía federal argentina. (EFE)
Detención de Carlos Fernández por parte de la policía federal argentina. (EFE)

Dicen que Carlos Fernández ha llegado a someterse hasta a 15 operaciones quirúrgicas para cambiar su aspecto, pero quien le conociera entonces y observe ahora las fotos de su detención, concluirá que los cambios son los propios del paso del tiempo, sin necesidad de bisturí. Se trata, en cualquier caso, de un elemento más en las vidas de quienes, como ellos, guardan secretos y misterios que jamás se conocerán. Bajo la sombra alargada de Judah Binstock, multimillonario, el mayor propietario de terrenos de Marbella, creció Carlos Fernández, el pillo que engañó a Jesús Gil, que se hizo andalucista, que desapareció de España como si se lo hubiera tragado un agujero negro cuando, un mes de junio, les dijo a sus conocidos que se iba a hacer el Camino de Santiago. Y ahora, 11 años después… No, no lo pienses más, porque nunca conoceremos toda la verdad.

Memoria de hace 11 años, cuandoel tipo desapareció de Marbella, porque se fugó, o ‘lo fugaron’, en el mismo instante en el que un juez firmó su orden de detención: “De todos los pillos de la operación Malaya, mi preferido siempre ha sido Carlos Fernández, que me invitaba a rusas en Marbella como quien invita a ensaladilla en la Alicantina. Rusa, por supuesto, la ensaladilla. Descolgabas el teléfono, y después de una conversación en la que juraba en arameo por la legalidad de todo lo que hacían en el Ayuntamiento de Marbella, el tipo relajaba el tono e invitaba al periodista a una noche de lujos y desmesuras. Champán y rusas. Él conocía mi respuesta, claro, siempre la misma, pero quizá por eso insistía en cada conversación, quizá porque se entretenía jugando con alguien como yo, bordeándolo, tentándolo, o porque le gustaba arrimarse al periódico con el morbo de un torero, para tocarle las astas al toro que había empitonado a tantos de su alrededor por la corrupción urbanística de la Costa del Sol”.

Marbella Jesús Gil